Argentina no logra ser claro en el concepto que Edgardo Bauza intenta imponer y, a base de individualidades y toques sin sentido, logró tan sólo un punto en la doble fecha de Eliminatorias jugadas en este mes. 

La albiceleste nuevamente no pudo desplegar un buen juego y las dudas abundaron acerca del estilo de juego que el Patón quiere imponer. Toques de un lado a otro sin claridad fueron los más buscados por los dirigidos por el ex DT de San Lorenzo y Liga de Quito en Córdoba.

Ever Banega, por ejemplo, tuvo que retroceder en varias oportunidades hasta la medialuna de Sergio Romero para comenzar desde allí el largo camino hacia el arco rival. Mientras que Javier Mascherano, que no es un jugador de creación, fue el conductor obligado de la noche y tuvo que ingeniárselas para lograr crear en ataque. El jugador del Barcelona fue el encargado de crear jugadas con pases filtrados pero no logró sacar a la luz una cualidad que no es su especialidad, la de generar ocasiones de gol para sus compañeros.

Por otra parte, los laterales estuvieron estáticos, sin una proyección clara. Si bien suben por sus bandas, a la hora de culminar las jugadas no pueden lograrlo y, así, dejan desequilibrado al equipo en caso de que haya un contraataque (así fue como llegó el tanto de la victoria del seleccionado guaraní). 

En una jugada quedó en evidencia la falta de claridad a la hora de atacar. Seis jugadores se encontraban por delante de la línea del balón, pero quien llevaba la batuta no tenía ninguna opción clara para jugar. 

El 4-2-3-1 que el Patón propuso no tuvo éxito y el funcionamiento del equipo sigue sin ser el esperado. Con el ingreso de Lucas Pratto por Éver Banega, la Selección terminó apostando a un 4-1-3-2 sin sentido. El cambio del Patón sólo logró reunir muchos jugadores contra la defensa rival pero sin ninguna idea ni concepto de juego.

Una defensa con muchas dudas

La última línea del combinado argentino mostró muchas dudas, muchas inseguridades basadas en el poco tiempo de adaptación entre ambos jugadores. La poca práctica y el no tener un rodaje contínuo hizo que Martín Demichelis y Mateo Musacchio no pudieran tener una coordinación correcta y generaran, en contadas ocasiones, la falicilidad al ataque rival.