El Matador no liga. O mejor dicho, aún no reúne los méritos suficientes como para ganar, en un torneo donde son 30 equipos pero cualquiera le puede ganar a cualquiera. Donde un error se paga carísimo, y no tener lucidez en el arco rival se traduce en sufrimiento para la propia valla.

Tigre llegaba a este partido cabizbajo. Dos derrotas consecutivas, y la obligación de levantar la imagen ante su gente, en la noche del lunes en el Coliseo. Enfrente, Huracán, que tampoco tenía un buen presente, pero siempre complica, con buenos jugadores.

Pedro Troglio mantuvo su esquema, pero con cambios, como el regreso de Carlos Luna en lugar del lesionado Fede González, y Sebastian Rincón por el ciclotímico Itabel. El resto, los mismos que jugaron ante NOB la semana pasada.

Como era de esperar, Tigre tomó la iniciativa, con un arranque furioso que se tradujo en un remate de Rincón al palo, a los dos minutos. Con el correr del encuentro, el Globo se fue acomodando e incluso generó peligro, primero en los pies de Patricio Toranzo (clarísima) y luego, un mal cálculo de Nelson Ibáñez que casi aprovecha Diego Mendoza.

Agenda dura: a Tigre se le viene Independiente de visitante y Boca, de local.

Entre los 30 y 45 minutos del primer tiempo se vio lo mejor de Tigre, con llegadas a través del medio y los costados, con Rincón y Martín Galmarini subiendo en la derecha y Diego Morales junto a Lucas Janson por el otro costado, sumado al enorme sacrificio del Chino. En ese lapso, lo tuvo el Pato, también Luna, Janson insistió. El premio llegó a los 42 minutos, a través de un córner de Cachete, la peinada de Mariano Echeverría y el anticipo goleador de Luna, que gritó su 90° gol con la camiseta de Tigre, y cortó una sequía de 227 minutos sin goles para el Matador. 

En el complemento, sin brillar pero sólido, el Matador trató de circular la pelota, pero sin profundidad. Desaparecieron del protagonismo Cachete, Janson y Rincón, y el Chino debía bajar a buscar los pelotazos que le llegaban. No había conexión entre los volantes (buena tarea de Iñíguez) y los delanteros. En la defensa no pasaban sofocones, más allá de una pifia de Erik Godoy y una jugada clara que malogró Romero Gamarra.

Eduardo Domínguez se la jugó con Romero Gamarra, Jerónimo Barrales y el ecuatoriano Julio Angulo. Tigre tuvo una clarísima para cerrar el encuentro, que desperdició Ramón Miérez. Y cuando iba el segundo minuto de los tres que había adicionado Diego Abal, llegó el baldazo de agua fría, a través de Hugo Nervo, marcador central que fue al ataque y totalmente solo, fusiló a Ibáñez. Última jugada, 1-1. Bronca, decepción, frustración de un Tigre que no gana desde el 20 de mayo (2-0 a Aldosivi), que suma un punto en tres partidos y que tenía la victoria abrochada, pero perdió dos puntos en un abrir y cerrar de ojos.

Los cambios

Con el partido 1-0, Troglio trató de despertar a su equipo promediando el complemento. Primero, ingresó Alexis Castro por Lucas Menossi, para tratar de generar juego, aunque también dispuesto a cumplir tarea de marca (donde sufrió a Fritzler); minutos después entró Emiliano Ellacópulos, quien venía sumando en Reserva y tuvo su 1° partido oficial tras su vuelta, en lugar Lucas Janson, para incomodar a los marcadores centrales rivales; y por último Ramón Miérez por Luna. Un volante ofensivo y dos puntas nuevos.

Sin gravitar ninguno de ellos, hasta el minuto 44 del segundo tiempo cuando Pucho aceleró por la banda izquierda, pasó a su marcador, se metió al área y mandó un gran centro para Miérez, que con el arco a su merced, de cabeza, la mandó afuera. Monchi, una de las máximas promesas de la cantera matadora (y ya con un gol en Primera) tuvo la gran chance de liquidarlo, pero no pudo, y el equipo lo pagó.