En aquel entonces, el hincha velezano se acostumbraba a festejar. Las vueltas olímpicas empezaban a hacerse costumbre en el barrio de Villa Luro. Luego de lo que fue la Copa Libertadores e Intercontinental del año 1994 (entre otros logros) llegaría un nuevo título para la V azulada: el Torneo Clausura 1998.

Pero este no fue un título más para la gente de Liniers. Luego de la era Bianchi, era toda una incógnita saber como seguiría el rumbo fortinero en las distintas competiciones. Sin embargo, llegó al club un tal Marcelo Bielsa, para darle una nueva alegría a la institución.

El desafío del "Loco" no era nada simple: tenía la difícil misión de suplantar a quien fue, tal vez, el máximo ídolo del club en toda la historia. Pero el rosarino está acostumbrado a los grandes desafíos y no defraudó. Arribó al elenco de Liniers el 28 de agosto de 1997, a un equipo que ya pisaba fuerte en Argentina, América y el mundo. 

Y Bielsa, obstinado y trabajador hasta el cansancio como siempre, supo armar un equipo que jugaba bien al fútbol, pero que también tenía la fortaleza suficiente para enfrentar situaciones adversas. En aquel plantel ganador de un nuevo título se encontraban figuras del fútbol argentino que hoy siguen dando que hablar, como por ejemplo: José Luis Chilavert, Mauricio Pellegrino, "Beto" Camps, Daniel Cordone y el entrenador fortinero en la actualidad, Christian Bassedas.

Vélez obtuvo la increíble suma de 46 puntos en 19 fechas, producto de 14 victorias, 4 paridades y tan sólo una derrota (ante San Lorenzo). Convirtió 39 goles, y recibió 14. Venció a Boca en la Bombonera por 3-2, y goleó a Independiente por 3-0. 

Aquel Vélez, el de la década del 90, marcó una era. Logró sumarse a la hegemonía de River y Boca en el fútbol argentino, y sacar a relucir su grandeza al plano internacional. Este fue el último título obtenido por el cuadro de Liniers antes de entrar en un nuevo siglo. Al igual que Gareca o Bianchi, el "Loco" Bielsa también logró meterse en el corazón de los hinchas del Fortín