El marco del Estadio Nacional de Varsovia, la capital de Polonia, fue el de una fiesta nacional. Podía sentirse como las expectativas e ilusiones de la gente se adueñaron del ambiente. La tensión acumulada se salía por los poros de las personas y navegaban en el aire. La espera había terminado. Los polacos vieron el comienzo del Mundial de Vóley en su tierra.

En las tribunas no cabía un alfiler, se llenaron de 62 mil espectadores ansiosos por ver a su selección en su Mundial. Batieron el récord de asistencia, que le pertenecía a los soviéticos en la edición de 1952, en un partido entre los locales y Checoslovaquia en Moscú, y al que asistieron 50 mil personas.

Hoy en Polonia los bares se llenaron y no hubo ni un alma andaba por las calles. La nación entera vibró con el debut de los suyos ante Serbia. Y no decepcionaron. Los locales vencieron 3-0 (25-19, 25-18, 25-18). Todo el equipo serbio sucumbió ante la presión del público y fueron una sombra. Ni siquiera el tremendo opuesto, Aleksandar Atanasijević, apareció. La claridad del triunfo confirmó la condición de candidato de Polonia y entusiasma aún más a su gente.

Después de las decepciones de los últimos años, Polonia tiene la chance de alcanzar la gloria en su casa y ante su gente, que desde 1974 no ve a su selección campeona del mundo, la única vez que se dio el gusto. Arrancó con el pie derecho.

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Sobre el autor
Federico Menteguiaga
Argentino | 18 años | Periodismo Deportivo en Deportea | Redactor de Boca Juniors y Tenis | Coordinador de Más Deportes y Vóley -vivir riendo y creando sonrisas-