Ni la lluvia pudo opacar el espectáculo que se vivió ayer por la tarde en la Rural. El comienzo del partido se demoró dos horas (de 16:00 a 18:00), pero valió la pena la espera. Porque Fernando Belasteguin, el oriundo de Pehuajó, junto a su compañero, el brasileño Pablo Lima, se consagraron una vez más campeones, tras derrotar al equipo conformado por Carlos “Sanyo” Gutiérrez (ARG) y Francisco “Paquito” Navarro (ESP) por 6-3, 6-7(8) y 6-3. Tremendo e intenso desenlace.

Fue un partidazo de principio a fin: los campeones salieron confiados, con la solidez que les daba no haber perdido ningún set en el torneo (tan sólo 11 games en contra). Hicieron pesar su juego desde el inicio, con un tempranero quiebre en el primer game. Los número dos del ranking empezaron lentos, con muchos errores no forzados y una falta de definición llamativa, como les ocurrió en cuartos y en semis (cedieron el primer set en ambos partidos). Y esos lujos no se les puede dar a Bela y a Lima, que sin perder la concentración se llevaron la primera manga por 6-3.

El segundo set fue distinto: Paquito se llenó del cálido apoyo que caía de las tribunas y empezó a soltar su brazo, demostrando porqué es uno de los jugadores más agresivos del circuito. Sus remates empezaron a salir por tres, por cuatro o las traía de regreso a su campo, y los aplausos de la gente, que quería una definición en un tercer set, cada vez se escuchaban más.

Con el encuentro más equilibrado, llegaron a un tie-break cargado de tensión. Belasteguin le atinó un smash a la espalda de Sanyo Gutiérrez que pareció el final (moral y deportivo) de los segundos. Pero ocurrió todo lo contrario: el puntano se recuperó, se cargó el equipo y logró sacar adelante el segundo set con puntos increíbles, cargados de sutileza en una situación donde, generalmente, el pulso tiembla. Fue 8-6 en el tie-break y la definición pasó al tercero.

El set definitivo fue más parecido al primero, ya que en el quinto juego la pareja hispano-brasilera le quebró el saque a Gutiérrez, y lo confirmó en el siguiente. Fue la concentración de los campeones lo que los llevó a definir el pleito, nuevamente con un 6-3. Final y alegría para los número uno. Respeto y aplausos para los número dos. Emoción para todos los que estaban presentes allí.

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