Juego de manos: en situación de ataque, el selectivo mayor de la Unión Argentina de Rugby tuvo una fantástica performance. En la tarde de Cardiff, Martín Landajo -medio scrum- y Nicolás Sánchez -apertura- manejaron a la perfección los tiempos y le imprimieron calidad a las pelotas que tuvieron los backs para vulnerar la defensa de Irlanda. Otro de los puntos altos, entre los tres cuartos, fue Matías Moroni, autor del primer try. El ex hombre de CUBA superó, en varias oportunidades, la línea de la ventaja. Fue un jugador de suma importancia en cada situación ofensiva de Los Pumas. Asisitió a los wines -Santiago Cordero y Juan Imhoff- con extrema seguridad. Por el lado de los forwards, hubo participación activa de toda la tercera línea -Pablo Matera, Juan Fernández Lobbe y Leonardo Senatore-. Mención aparte para Agustín Creevy, hooker y capitán, quien se mostró como alternativa en cada posibilidad de try.

Defensa: tanto en el tackle como en el breakdown, la Argentina tuvo una buena producción. Con Creevy y Fernández Lobbe como bandera, la línea defensiva argentina fue inquebrantable durante varios pasajes del partido -comienzo y final del mismo, particularmente-. Fue otro de los puntos positivos del cotejo ante El Trébol. La defensa no había funcionado como se esperaba en los últimos tres partidos -ante Georgia, Tonga y Namibia-, posiblemente por el ritmo de juego y la endeblez del adversario y los pocos recaudos que los Albicelestes tomaron en dichos encuentros. En la zona de contacto, Los Pumas ofrecieron pincelazos interesantes a través de su capitán, quien recuperó varias pelotas, y de Matera, otro que complicó la salida rápida de las pelotas en favor de Irlanda.

Lo negativo del seleccionado nacional fue, una vez más, la laguna mental por la que atraviesan en algunos momentos del partido. Esta vez fue durante los últimos quince minutos de la primera etapa, momento en el cual recibió diez puntos, producto de un try, una conversión y un penal. También habrá que tratar de evitar, en semifinales, los diez minutos iniciales del segundo tiempo, plagados de errores en el tackle y un sinfín de penales en su contra.