Todos estaremos de acuerdo, si se plantea un ranking imaginario de los mejores jugadores de la historia en arcilla, en que Rafael Nadal no solo está en la cima, sino que muy alejado de sus perseguidores. También coincidiremos en que ningún tenista en la historia ha marcado una huella tan grande en una superficie como lo ha hecho el español. Nadal buscará en esta edición de Roland Garros, su décimo título. De ganarlo, lo conseguirá por sexta vez consecutiva, record máximo en cualquier Grand Slam, superando los cinco títulos en Wimbledon de su contemporáneo Roger Federer, y de Björn Borg. Además, debemos agregar 7 títulos en el Masters 1000 de Roma, 8 consecutivos en Montecarlo, y 4 en Madrid, todos en clay. Posee la marca de victorias consecutivas en tierra batida, con 81 triunfos. 

Cada año hay dudas y especulaciones en referencia a quiénes serán los campeones de los torneos grandes. En todos y en cada año, menos en uno. Desde la irrupción de El Rey de la Tierra,  los aficionados compran sus tickets sabiendo que verán en el Philippe Chatrier coronarse a Rafa. En 2009, único año en el que Roger Federer pudo conseguir el Grand Slam que le faltaba, el fracaso de Nadal se debió a graves problemas en sus rodillas. 

La enumeración de estos datos nos sirven para demostrar que Rafael Nadal es Roland Garros. Mientras el español de 28 años pise la tierra francesa, será el favorito. Pero este año se muesta muy diferente, y esa diferencia radica en dos cuestiones: el bajo nivel presentado por Rafa en la actualidad, que lo muestra como el 7mo clasificado en el ranking, y con el ATP 500 de Buenos Aires como el único título en arcilla del año, y en el extraordinario momento que vive el número 1 del mundo, Novak Djokovic. El serbio ve esta edición de Roland Garros como su gran posibilidad para completar el único título grande que le falta, así como Federer en 2009. Y los hechos lo respaldan: 5 títulos en 2015, 22 victorias y 0 derrotas. Arrasador. 

Rafael Nadal enfrentará a Quentin Halys en lo que será, tal vez, el inicio del único torneo de Roland Garros que no lo tiene como principal favorito. ¿Una leyenda hecha polvo? Nadal es demasiado grande como para profetizar en la previa su apocalipsis...