Que los Chicago Bulls no están bien ya era un hecho, pero si encima le sumas la plaga de lesiones que les acecha, pues queda un equipo que puede hacer el ridículo en cualquier pista. Esto mismo sucedió anoche.

Era un día de sonrisas y lágrimas. Desde la previa. Unos vacían la enfermería y otros la llenan. Los Charlotte Hornets sonreían porque, a la espera de Al Jefferson, por fin pueden contar con sus estrellas. Batum parece que ya ha dejado atrás los problemas con el tobillo, está rindiendo a gran nivel otra vez, en este partido rozó el triple-doble. Además Michael Kidd-Gilchrist, tras perderse media temporada, está de vuelta y jugando un gran baloncesto. Los Bulls cada vez están más mermados. El viernes, la rodilla Butler hacía temblar a la franquicia de Illinois. Aunque no era tan grave como parecía Butler el lunes era baja. También se le unía la inesperada de Rose, y las ya conocidas de Mirotic y Noah. La única noticia buena, la vuelta de Dunleavy. Veremos si el ex de Duke muestra pronto su mejor nivel.

Inoperancia de los Bulls en el principio

Salió el equipo local desenfrenado. Tras cinco minutos dominaban por 11, con gran acierto en los tiros y Kidd-Gilchrist de líder. Como han añorado los Hornets a su alero titular. Pero con ese inicio no acabaron los problemas para los Bulls. Sin su backcourt titular, los de Fred Hoiberg eran un despropósito en ataque. Para colmo, su pasividad defensiva nos dejó un primer cuarto donde los Hornets ganaban por 38 – 20.

La distancia se mantenía durante el segundo cuarto. Los Hornets bajaron el pistón y los Bulls querían meterse en el partido. El finalizar ese periodo Pau Gasol anotó un triple sobre la bocina que ponía a su equipo a 15, y daba un punto de ánimo para intentar la remontada tras el descanso.

Gibson, Moore y Gasol eran los únicos entonados en equipo de Chicago. Con 9, 10 y 13 puntos respectivamente, sumaban 32 de los 42 puntos de su equipo en la primera parte. En la otra cara de la moneda, Brooks, Hinrich, Dunleavy, Portis y McDermott llevaban entre todos un horrible 3-23 en tiros de campo.

En el equipo local su nuevo Big Three dominaba la situación. En el primer cuarto había sido Kid-Gilchrist quien era capaz de postear y anotar ante los defensores de los Bulls. En el segundo Batum y Walker se unían a una fiesta de la que ya no se irían.

Walker disipó cualquier atisbo de remontada

De poco sirvió el triple de Gasol, en el tercer cuarto seguían perdidos los Bulls, y Kemba Walker continuaba aprovechándose. El base de los Hornets, con 13 puntos en ese cuarto, se fue hasta los 26 al finalizar el mismo.

Tímida reacción de Chicago Bulls en el último cuarto. Llegaron a ponerse a 12 (90-78). Pero la idea de la remontada se la quitó de la cabeza el equipo local a base de triples. Tres de Marvin Williams y otro de Batum volvieron a acercar la veintena cuando ya se terminaba el partido.

Los mejores de la noche en los Hornets fueron: Kemba Walker con 30 puntos y 8 asistencias; Michael Kidd-Gilchrist con 20 puntos y 7 rebotes; Batum casi consiguió un nuevo triple-doble, se quedó en 19 puntos, 13 rebotes y 8 asistencias. En los Bulls solo destacaremos a Gasol que rayó a gran altura con 22 puntos, 10 rebotes y 7 asistencias. Horrorosa noche de Aaron Brooks con 2/12 en tiros de campo.

Como decíamos era noche de sonrisas y lágrimas. Ambas se quedaron dónde estaban. Los Chicago Bulls siguen llorando porque entre su juego rácano y las lesiones no salen del pozo. Ya acumulan tres derrotas seguidas. Los Hornets tienen motivos para sonreír e ilusionarse. Han ganado 4 de sus últimos 5 partidos. Parece que han encontrado la senda y ya solo están a una victoria de posiciones de Playoff.