Me gustaría decirles que el Espanyol fue el digno merecedor de los tres puntos, absoluto protagonista del partido pero no estaría en lo cierto. Mucho tuvo de protagonista tambien Teixeira Vitienes y el equipo local que , viéndose siempre en desventaja, nunca perdió la determinación de remontar el partido.
Dos equipos con confianza se midieron en una gélida noche a la ribera del Manzanares, luchando por los puestos de honor europeo. El colegiado calentó el ambiente en el minuto 21 pitando penalti un balón que golpea en el brazo de Reyes cuando éste lo tiene pegado al cuerpo, cubriéndose en un saque de  falta. Un ejemplo de manual de lo que significa una mano involuntaria. Luis García ejecuta con autoridad. Con la misma autoridad con la que se desenvolvió el Espanyol a lo largo del partido. Matándolo cuando era necesario, cosa que no fue capaz de hacer el Atlético. Tuvo que disparar tres balas en la misma jugada para poder superar a Kameni. Tras parar un cabezazo de Tiago y un remate a bocajarro de Godín, el portugués no encontró más oposición para firmar el empate al descanso.


Simao  se mostró más participativo que en anteriores encuentros .Tuvo dos ocasiones de gol antes de que los periquitos se adelantaran, de nuevo,  en el marcador. Osvaldo le roba la posición a Perea dentro del área metiéndole el cuerpo en posible falta. Su disparo lo repele De Gea a la posición de Verdú, que ejecuta con autoridad.


El Atlético tuvo que buscar en su chistera para empatar. Forlán descubre a Agüero colándose entre los defensas y le da un pase picado a la frontal del área. El argentino define tranquilo, echando el cuerpo hacia la izquierda para meterla por la derecha. El Calderón se vino arriba por los recuerdos de Anoeta.
El partido se había convertido en un intercambio de golpe a cara descubierta, los delanteros de ambos equipos tomaron protagonismo frente a defensas muy blandas. Quien desempató definitivamente fue Osvaldo, con una volea que superó a De Gea con autoridad, pese al esfuerzo que hizo el portero por despejar .


Terminó el partidazo con un intercambio más deslucido, menos deportivo. Quique acabó expulsado, enloquecido, fuera  de lugar, sintiéndose menospreciado por un rival que, jugando a perder tiempo, consumía la remontada rojiblanca.El Atlético querrá redimirse del mal trago con una victoria europea este jueves frente al Aris, mientras que el Espanyol solo debe preocuparse de seguir ejecutando con tanta autoridad.

VAVEL Logo
Sobre el autor