Decía alguien que “las únicas estrellas son las que están en el firmamento”, tiene razón cada palabra de esa frase, más cuando la aplicamos a un equipo de fútbol. Si un equipo, conformado por once jugadores en la cancha y otros más en el banco.

Si ganan, gana el grupo, aunque en los últimos tiempos, las distinciones individuales hacen que unos jugadores se dejen llevar por el personaje que interpretan cuando saltan a un gramado y pasa de ser un valor agregado, una solución a un problema.

Ni sus goles, ni su posicionamiento en la cancha fueron tan comentados como el acto desagradable que tuvo anoche con Steven Lucumí en el partido contra Deportivo Cali. Dayro Moreno de solución pasó a ser un problema en Atlético Nacional.

Cuando llegó en el 2017 como reemplazo de Miguel Ángel Borja, le costó adaptarse, pero al final logró engranar hasta convertirse en el goleador del equipo y pieza clave en los últimos títulos ‘verdolagas’. Pero sus constantes elogios parecen que hayan sido perjudicial con un jugador que, aunque marca en la cancha, en los últimos tiempos se convirtió en un foco del problema interno que sufre el ‘verde paisa’.

Y es que Dayro no es solidario, no se posiciona bien en la cancha, marca el pase estando en fuera de lugar, luego hace “pataleta” como un niño chiquito y ya la cosa fue cansando en sus compañeros. Que si, le agradecen que esté oportuno para marcar, pero que su grosería está fuera de control.

La paciencia no es eterna y en algún momento se venía llegar que alguien se cansara de Dayro, en este caso fue Steven Lucumí que, ante la salida de Daniel Bocanegra, quiso cobrar el último tiro libre del partido. Pero el tolimense lo increpó y le dio tan mal trato, que terminó por ‘estallar’ el caleño y en un ataque de ira terminó con un cabezazo.

Leyendo entre líneas y por la reacción de Moreno al final del partido queriendo ir al camerino donde estaba su compañero para “arreglar las cosas” seguramente a los golpes. Muestra que en Nacional la situación va más allá de lo deportivo y ya dejó al descubierto un camerino que está dividido, que no les importa si ganan o pierden y aunque clasificó a la final de la Copa Águila, el ambiente de cabaret le hace daño a un equipo que, hasta hace poco, fue galardonado con el premio al ‘fair play’.

La verdad no se a ciencia cierta que ocurre en el interior del grupo, hay códigos y sólo ellos saben como está la situación, también depende de ellos mismos sacar esta situación y entrar en razón a un jugador que por muchos instantes del partido deja con 10 al equipo ‘verdolaga’, ayer lo volvió a hacer, provocando la expulsión de un compañero.

“La ropa sucia se lava en casa” y es ahí donde esperamos que haya determinaciones por parte del equipo, si es que quieren terminar el año de la mejor manera y que no sea el peor fracaso en los últimos siete años, donde mínimo levantaba un trofeo.