Nadar, la naturalidad de la expresión
Foto: http://pasalavida.org

Buceando en el contexto histórico de la Francia del Segundo Imperio, paseando por las grandes avenidas de Paris de mediados y finales del siglo XIX, recorriendo mentalmente la imagen de aquella ciudad imbuida en plena renovación Haussmann que destruyó el París antiguo, y creó el Nuevo París, transformando en menos de dos décadas una ciudad medieval en la ciudad más moderna del mundo, encontramos un lujoso "palacio de cristal". Es el mítico edificio Boulevard des Capucines de París cuyo "atelier rouge", estaba presidido por un enorme letrero rojo escarlata iluminado con luz de gas diseñado por Antoine Lumiere, cuya rúbrica Nadar, hacía referencia a una figura icónica en el arte y la técnica de captar expresiones y capturar imágenes debidas a la acción de la luz, o lo que es lo mismo a uno de los primeros grandes magos de la fotografía.

No en vano está considerado como el primer fotógrafo profesional de la historia y aquel edificio albergó su segundo estudio fotográfico, pues para entonces ya se había hecho famoso retratando a personalidades de la política, las letras, y las artes, en su primer estudio del 113 de la Rue Saint-Lazare. Pero quién fue realmernte Nadar y por qué su estilo supuso un avance artístico cualitativo en la historia de la fotografía. Nadar era el pseudónimo de Gaspard-Félix Tournachon, nacido en Lyon en 1820 donde estudió medicina, para posteriormente trasladarse a aquella París que abría sus grandes avenidas al mundo para acoger al arte y las Exposiciones Universales, para incentivar las inquietudes creativas de un joven que comenzó a ganarse la vida como periodista y caricaturista. Un creativo que llegó a la fotografía por necesidad, puesto que como reputado caricaturista necesitaba congelar la expresión facial de sus personajes para utilizarlos como boceto y hacer volar el lápiz por el papel. En aquellos modelos congelados fotográficamente e interpretados artísticamente sobre un papel, en los gestos de Charles Baudelaire, Honoré de Balzac o George Sand, recogidos magníficamente en la extraordinaria Pantheón Nadar, comenzó a identificar personalidades, un mundo absolutamente fascinante sobre el que trabajar y comenzar a crear.

Poco tiempo después de que Daguerre presentara su invento en la Academia de Ciencias de París, descubrió que fotografiar era pintar con la luz. Partiendo desde un concepto artístico supo establecer la diferencia, hizo del retrato fotográfico algo absolutamente creativo, a diferencia de sus colegas jugaba con la composición como si de una obra de arte se tratara, los gestos faciales y la iluminación, retrataban personalidades, desnudaban almas de prestigiosos modelos que se mataban por ser retratados por Nadar. A él le debemos muchas de las imágenes que nos hemos hecho y nos han llegado de prestigiosos pintores, músicos, escritores…

Era capaz de ‘robar el alma’ del personaje tan solo con la luz, un fondo neutro y la mirada del modelo. Huía pavorosamente del artificio pues en su concepto del arte de la fotografía la más pura esencia se captaba a través de la naturalidad. En contraposición con la corriente pictórica de la época, sus retratos carecían de elementos superfluos presentando al personaje sin retoques y exponiendo claramente la psicología gestual del mismo. Genios en postura natural, iluminando el rostro, sin elementos de atrezzo, sin manipulaciones ni coloración posterior. La desnudez de unos ojos y un fondo vacío con los que retrataba la pureza con una intensidad y verdad jamás igualada con los medios disponibles en la época. Sus fotos son auténticas obras de arte, en las que casi podemos saber que está pensando Giuseppe Verdi sobre Rossini, cómo es Julio Verne, Charles Baudelaire, Alejandro Dumas, Rodin, qué transmiten o ven los ojos Monet, que se esconde tras la pose de Delacroix, Victor Hugo o la actriz Sarah Bernhardt.

Ser retratado por el fotógrafo lionés llegó ser considerado como un honor, la bohemia parisina jamás fue vista con tanta verdad como con la cámara de Nadar. Era un innovador, un pionero, ingenió la técnica denominada “foto-interviú”, consistente en tomar 21 fotografías al entrevistado mientras respondía a sus preguntas, captando una batería de gestos que contribuían a completar y comprender la personalidad del personaje entrevistado. Fundó la revista “Paris Photograph” y llegó a plasmar fotográficamente las canalizaciones y catacumbas de París recurriendo a la iluminación de magnesio.

Aunque por cuestiones puramente pecuniarias y de subsistencia tuvo que entregarse a la fotografía comercial, sus obras son consideradas uno de los mayores legados artísticos de esta apasionante profesión que encontró en Gaspard-Félix Tournachon al primer fotógrafo profesional, también a uno de los primeros que quebraron y tuvieron que ir dejando a un lado el arte fotográfico. Nadar dejó el taller en 1870, para cambiarse al 51 de la Rue d’Anjou, donde poco a poco fue marchándose de este arte expresivo en el que fue un verdadero genio para adentrarse en la aeronáutica, donde descubrió otra gran pasión. Precisamente sobre esto último hay que destacar que Nadar es la figura de ese hombre con sombrero de copa que se subió a un globo aerostático para inventar la fotografía aérea en 1858.

En definitiva Nadar es un grande, un artista que retrató la psicología y personalidad del genio, pero que por encima de todo supo captar con la sencillez de la luz y la naturalidad del gesto, qué es realmente lo que somos, qué pensamos. Pues para el maestro lionés la teoría fotográfica se aprende en una hora, las primeras nociones de práctica en un día, pero lo que no se aprende es la inteligencia moral de lo que se va a fotografiar. En esencia aquello que todos los fotógrafos buscan y es tan difícil de encontrar y captar.

Foto 1: http://www.aloj.us.es

Foto 2: http://fotonadar.blogspot.com.es

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