Ryan Bailey no lo dudó. En el primer gesto a cámara tras la carrera trazó un gesto inequívoco, el del cuchillo que se pasa por la cabeza, la decapitación. Así celebró  su caza mayor, el triunfo en el relevo 4x100 metros (37,38s) del Mundial de Relevos de Nassau sobre Jamaica, él en particular en la misma recta que Usain Bolt, siempre unos metros por delante. La alegría no era para menos. Significa la venganza estadounidense tras muchas derrotas ante los rápidos velocistas de esa pequeña isla al Sur. Desde Osaka 2007, los de las barras y estrellas no han vencido a los guepardos en un gran campeonato. En 2008 llegó Bolt y lo acaparó todo. Pekín, Berlín, Daegu, Londres, Moscú. Hasta hoy. El Mundial de agosto, otra vez en Pekin, por si eso significa algo, decidirá, pero a los norteamericanos no les quitan la alegría, especialmente a Bailey y Michael Rodgers, los más jóvenes, los siempre derrotados y por ello los más exultantes en el podio.

El Mundial de agosto decidirá, pero a los norteamericanos no les quita la alegría

A su lado, dos hombres sucios que ya han pagado sus penas. Tyson Gay, el único que sobrevive de aquel relevo ganador en 2007, y Justin Gatlin, por entonces sancionado. El primero corrió la segunda curva, y le dejó el testigo a Bailey con una distancia lo suficientemente amplia como para que ni el mismísimo Bolt pudiera hacer nada. Crispado, con una zancada más amplia y menos eficaz que siempre, el astro jamaicano ni siquiera pudo acercarse. Pero la clave estuvo antes, en contrarrecta, donde el resucitado Gatlin, estelar el año pasado a los 32 con marcas de su mejor (y más oscura) época, demostró que si mantiene la forma será un serio rival para Bolt. Machacó a Kemar Bailey-Cole y aumentó aún más la ventaja que ya le había proporcionado Rodgers ante el veterano Nesta Carter. Las caras de los jamaicanos (37,68s) en el podio lo decían todo. El debut de Bolt en esta competición no pudo ser más triste. Al menos, salvaron el récord, aunque las tres décimas de distancia sonaron contundentes. A otro nivel, eso sí, Japón, que se colgó el bronce (38,20s) de forma sorprendente.

Nigeria se aprovecha de los accidentes

La mejor pieza americana cerró una primera jornada en la que dieron serios pasos para repetir el triunfo del año pasado. De los cuatro oros en juego, se llevaron tres y un récord mundial. Solo fallaron en el relevo femenino 4x200 metros, una final tan loca que ni siquiera aprovechó Jamaica, la otra favorita. Nigeria, con una sola estrella que abrió la prueba, la polifacética Blessing Okagbare, venció por méritos y falta de rivales (1.30.52). Jamaica sumó la primera plata (1.21.73) de la noche aprovechando la descalificación de Bahamas, aunque hizo méritos para quedarse fuera del podio. Todavía no se sabe si fue peor el primer cambio, entre Samanta Henry-Robinson y la laureada Veronica Campbell-Brown, o el segundo entre la última y Sherika Williams. Con las jamaicanas descartadas y las americanas como un tiro, a las de rojo no se les podía escapar el oro. Pero peor que cambiar mal es arrollar a tu compañera, y eso le ocurrió en el último relevo a Jeneba Tarmoh con Allyson Felix. Llegó con tanta fuerza que las dos acabaron tropezando y en el suelo. Con ese panorama, a las nigerianas no les quedó más remedio que vencer, mientras las alemanas todavía se preguntan cómo lograron el bronce (1.33.61).

Kenia no ofrece resistencia

Antes de ese pequeño desastre, habitual de vez en cuando en sus relevos, Estados Unidos se colgó los dos primeros oros en Nassau, el primer oro con una facilidad pasmosa en el 4x800m masculino, con récord de los campeonatos incluido (7.08.84). Se esperaba más competencia de los keniatas en, quizá, su mejor oportunidad de colgarse un oro ahora que ha desaparecido el 4x1.500m. Al final, descalificados por pasar la posta fuera de la zona de cambio, algo con poca incidencia en un relevo de 800 metros, ni siquiera subieron al podio. Pero solo Alfred Kipketer soportó con orgullo la responsabilidad. Pasó un apuro en la segunda contrarrecta de la primera posta, cuando el americano Duane Solomon se le echó encima, pero sacó fuerzas para dejar primero a los africanos. El desastre vino después, cuando Erik Sowinski atacó en su segunda vuelta y quitó las pegatinas a Nicolas Kiplagat Kipkoech. El festival americano continuó con Caximir Loxsom, un secundario que abrió distancia y dejó en bandeja la última vuelta a  Robby Andrews.

Solo cinco equipos corrieron en el 4x800m y seis en el relevo combinado

Polonia dejó sus mejores balas para el final, cuando ya no había remedio. Y eso que el tercer keniata, Timothy Kitum, lo hizo tan mal que Marcin Lewandowski lo dio alcance. En la última vuelta Jeremiah Mutai recuperó terreno frente a la estrella polaca, Adam Kzszcot. Luego, el jurado daría la plata a los europeos (7.09.08) y el bronce a los australianos (7.16.30), siempre secundarios junto a México en una final de solo cinco equipos.

Richard-Ross acelera a EEUU

Solo seis comparecieron en el estreno del nuevo relevo combinado de 4.000 metros en total. Tres-una-dos-cuatro vueltas que completaron solo seis países en la competición femenina y donde Estados Unidos partía como gran favorito. La emoción duró los primeros 1.200m, donde todos llegaron agrupados. A la cuarta vuelta apareció una de las mejores cuatrocentistas del siglo, Sanya Richard-Ross para matar la final. Ajee Wilson amplió distancias en los 800 metros y la única blanca, Shanon Rowbury apretó hasta pulverizar el récord del mundo de una prueba que pocas veces se corre. Lo dejó en 10.36.50, rebajando en seis segundos el que las propias estadounidenses tenían desde 1988. A siete segundos llegaron las keniatas (10.43.35) y 11 las polacas (10.45.32), que ya suman dos preseas.

Fuera de las finales, en el 4x400 masculino, el primer duelo entre Bahamas y Estados Unidos, se resolvió por 63 centésimas a favor de los caribeños, aunque fueron los de Trinidad y Tobago los  que en la última serie marcaron el ritmo (3.02.09). A los norteamericanos les superaron también Brasil y la Bélgica de los Borlée. Jamaica, Botswana y Gran Bretaña (3.03.29, marca límite) también estarán mañana en la final. En la prueba femenina, menos sorpresas. El duelo será otro Estados Unidos-Jamaica. Las yankees estuvieron dos segundos más rápidos. A Gran Bretaña, Brasil, Polonia, Canada, Australia y Francia solo les queda el bronce y no ser descalificados. Eso les asegurará estar en Río 2016.

Naufragio nacional

Allí difícilmente llegará el relevo español 4x400m, el único nacional desplazado a Nassau. No se esperaba que entrasen en la final ni clasificaran ya para Río, pero nunca lo harán con actuaciones tan desastrosas. Solo Pau Fradera (47.46s) mantuvo un cierto nivel, aunque no pudo evitar entregar en la cola. Samuel García, el teóricamente más rápido, salió en segunda posición, tuvo que apurar por la calle dos y se llevó los primeros golpes. Mark Ujakpor prosiguió el hundimiento con más golpes contra los que ya habían cambiado el testigo. Al menos, entregó por delante de Arabia Saudi, que superó sin problemas a Lucas Bua en la última vuelta. Descolgados, a dos segundos del séptimo y a más de cuatro de la actuación de Zúrich 2014, tampoco brillante, con 7.04.84, España se despidió de las Bahamas otro año más.