Woody Allen se lo diría si fuera una escena de 'Scoop' y llevaría más razón que nunca: "Es usted un orgullo para su raza". Para todas, la familiar y la humana. Genzebe Dibaba cambió la historia de los 1.500m femeninos a las 21:30 horas de Mónaco, sede otra vez más de la reunión de la Diamond League de los prodigios. Tardó exactamente tres minutos, cincuenta segundos y siete centésimas en hacerlo. 3.50.07. Un récord del mundo que cambia un relato histórico de sospechas ejecutado a la perfección por una mujer que siempre vivió a la sombra de su hermana Tirunesh, tres veces campeona olímpica y cinco mundial en los 5.000 y los 10.000 metros, y de su prima Derartu Tulu, dos veces campeona olímpica de los diez kilómetros. El cuento de hadas ahora pertenece a Genzebe, una joven de 24 años sin medallas pero con records. Nadie olvidará el de esta noche monegasca de julio. Genzebe entró en la historia y desplazó a codazos toda una década de marcas suspicaces e historias rocambolescas.

La pequeña Dibaba ya venía anunciando lo que sucedió este viernes. Es posible remontarse al invierno del año pasado y los tres récords mundiales en tres semanas (1.500, 3.000 y dos millas) en pista cubierta, o a esta misma temporada bajo techo en los cinco kilómetros. Pero hablamos de lo que ocurrió en el estadio de Serrahima el pasado 8 de julio, cuando Genzebe, elevó un meeting de poco nivel al lograr la novena marca de la historia, la mejor desde 1997. Pero Genzebe aún tenía algo mejor en sus piernas, y nada mejor que la Liga de Diamante para demostrarlo. Gozó de una liebre de lujo, la estadounidense Chanelle Pryce. La campeona mundial indoor de 800 metros le marcó el ritmo de las dos vueltas a 2.04, tres segundos más lenta que el récord de la china Yunxia Qu el 11 de septiembre de 1993. Retirada Pryce, solo la holandesa de nacimiento africano Sifan Hassan pudo seguirla el ritmo. Desistió a falta de una vuelta. La velocidad de Dibaba era ya un relámpago. Cubrió la siguiente vuelta en un minuto, pasando por los 1.200 metros en 3.04. Ahí ya iba lanzada, pues desde la campana a la meta a la etíope se le contabilizó otro minuto exacto, un parcial solo al alcance de los hombres. Ahí estuvo el récord, pulverizado por tan solo 39 centésimas.

Hace tan solo una semana, en los círculos atléticos se comentaba que la marca de Dibaba en Serrahima podía considerarse un récord mundial, conocida la historia de los anteriores. Dibaba saltó en la lista histórica sobre Yunxia Qu, Bo Yiang, Yinglai Lang, Yunxia Huang, Lili Ying y Lixin Lan. La segunda y la tercera corrieron en 3,51 minutos en Shanghai en 1997, el resto lo hizo en Pekin -momento del vigente récord- en 1993. Eran las mujeres de la sangre de tortuga, las súbditas del entrenador Ma Junren, uno de esos entrenadores capaces de todo por exprimir el rendimiento a sus atletas, que arrasaron en el Mundial de Stuttgart de 1993. Con el tiempo, la pócima mágica de la que presumía Junren pasó a levantar más y más sospechas. Las prodigiosas chinas no pasaron los controles de sangre previos a los Juegos de Sidney. Además de ellas, Dibaba saltó sobre otra mujer, la Tatyana Kazankina de 1980, producto de la maquinaria URSS. 

Además de impactar al mundo, como suele ser habitual, Genzebe arrastró a todas hacia sus mejores prestaciones. Sifan Hassan batió el récord holandés (3.56.05); Shannon Rowbury batió el de América (3.56.29), Jenny Simpson corrió la mejor carrera del año (3.57.30); mientras la británica Laura Muir, la holandesa Maureen Koster, la etíope Basu Sadu, la rusa Anna Schagina y la polaca Sofia Ennaou pulverizaron su marca personal, con seis mujeres por debajo de los cuatro minutos.

Ante Genzebe, todo palideció, pero el meeting Herculis volvió a demostrar, como el año pasado, ser una reunión de prodigios a la vera del Mediterráneo. Sin salir del kilómetro y medio, Asbel Kiprop entró también en las listas históricas con la tercera mejor marca de siempre (3.26.69), superando a Nourredine Morcelli y solo tras Hicham El Guerrouj y Bernard Lagat. Como en la carrera femenina, la liebre keniata Andrew Rotich y el tirón de Kiprop desató los marcones. El campeón olímpico Taouflik Makhoufli firmó su marca personal (3.28.75), como el veterano marroquí Abdelaati Iguider (3,28,79). Hubo otras seis. Mo Farah se acercó a lo firmado aquí hace dos años (3.28.93), a pesar de ser un fondista mientras el australiano Nick Willis batió el récord de Oceanía (3.29.66) y el keniata Elijah Manangoi también bajó de tres minutos y 30 segundos.

La reunión, más allá del brillo africano, sirvió para que Ruth Beitia se metiera en el bolsillo medio diamante. Como en Lausana la semana pasada, la cántabra no venció, pues cedió ante los dos metros de la rusa Maria Kuchina, pero 1,97 metros le sirvieron para asegurar otro segundo puesto que la deja en cabeza de la clasificación con 12 puntos, seis más que la rusa Ana Chicherova y siete más que Kuchina. La reunión de Bruselas, en septiembre, debe sentenciar el primer triunfo absoluto de un español en esta liga. Si está entre las dos mejores de Bélgica o termina tercera y no vence Chicherova, le servirá para coronarse.

Otra buena noticia española: Diana Martín, bronce europeo hace un año en Zúrich, aseguró su plaza para el Mundial de Pekin y firmó, de paso, la mínima olímpica, con 9.42.14, con el 11º puesto. Sorprendió la tunecina Habiba Ghribi, con marca mundial (9.11.28), que derrotó a Nyambura y Ayalew. Por su parte, Jesús España, terminó antepenúltimo en una carrera ganada por el keniata Caleb Ndiku (7.35.13). El madrileño, contrario a lo habitual en él, comenzó la carrera en las posiciones delanteras hasta que el dominio africano estableció lo esperado. España se descolgó a falta de tres vueltas, y entró en 7.46.53. Las chicas del relevo 4x100m femenino (Pérez, Furundarena, García y Lara) marcaron 44.48s en un relevo con americanas.

En el hectómetro, otra victoria más de Justin Gatlin (9.78s), con el diamante en su mano, secundado por su compatriota Tyson Gay (9.97s). En pértiga, Renaud Lavillenie regresó a la victoria con solo dos saltos. Con 5.82m y 5.92m volvió a sonreir en un concurso de nivel. Filippidis, Kendricks y Wojciechowski llegaron a 5,82 metros. Otro regreso victorioso tras la derrota fue el de la croata Sandra Perkovic (66.80m). En longitud, también desde los Balcanes, se impuso la serbia Ivana Spanovic (6.87m). En jabalina, victoria del finlandés Teero Pitkamaki (88.87m), con los 'noventeros' Walcott y Yego discretos. 

Mientras, en peso, los americanos se mostraron triunfantes a un mes de Pekin. Joe Kovacs lanzó más que nadie este año (22,56m), con dos compatriotas por encima de 21 metros: Christian Cantwell y Reese Hoffa. Solo en otra prueba Estados Unidos muestra un dominio similar, incluso mayor. Cinco americanas arrasaron en los 100 metros vallas, con la victoria de Sharika Nelvis en 12,46s. En los 200 metros pudo pasar algo similar, pese a la ausencia de Tori Bowie. Candyce McGrone (22.08s) corrió la mejor curva de su vida. La foto final decidió su victoria ante la campeona europea holandesa Dafne Schippers, una blanca entre negras (22.09s).

Aunque para victorias de la vieja Europa y blancas de impacto, ninguna como la de los 800 metros. El bosnio Amel Tuka impresionó a todos en la recta final, donde se cobró cadáveres tan ilustres como Ayanleh Souleiman, Nijel Amos o Mohammed Aman, hundido. El francés Pierre-Ambroise Bossé llevó el ritmo, pero terminó último mientras emergía Tuka mejorando espectacularmente su marca (1.42.51), que es además la que le otorga el liderazgo mundial del universo este año. "No sé qué ha pasado, pregunta a mi entrenador por qué he mejorado  tanto en un año (1.46.12 el año pasado)", dijo después el discípulo de Ghianni Ghidini en Verona.

En la vuelta a la pista, Bershawn Jackson 'Batman' volvió a imponerse en las vallas (48.23s) y Francena McCorory marcó la mejor marca mundial del año entre las chicas (49.83s). En triple salto, el esperado duelo entre Pedro Pablo Pichardo y Christian Taylor no pudo brillar como otros días. Se impuso el americano por dos centímetros (17.75m por 17.73m), después de que el cubano frenase al lesionarse en el último brinco.