En la bolsa del atletismo español, son pocas las certezas mundiales que cotizan al alza para las medallas de los campeonatos que se avecinan, todos de proyección universal. A 23 días del Mundial y poco más de un año de Río, escasos nombres acompañan a la saltadora Ruth Beitia y el marchador Miguel Ángel López, los que dieron al palo en Londres, los que subieron al podio en Moscú 2013, los llamados a los éxitos en el futuro inmediato junto con otras dos estrellas estatales: el también saltador Eusebio Cáceres y el vallista Orlando Ortega, español desde hace seis días, vía nacionalización. En la reunión de la Diamond League de Estocolmo, última cita antes de Pekín, la cotización del primero tendió a la baja, pero la del nacido cubano sigue subiendo como la espuma.

No es la ciudad sueca el lugar más apropiado para los prodigios. Fiel a su carácter nórdico, el olímpico recibió a los atletas con la pista recién mojada por la lluvia y un temperatura que rondaba los 15 grados, nada apropiado para la explosividad de Cáceres y Ortega. El primero empezó mal en el foso de longitud (7,48m) y no terminó mucho mejor (7,62m). Solo encontró el aire a favor en el tercer intento, y no superó los 7,73 centímetros, que le sirvieron para ser sexto en una prueba, cierto es, donde todos se apocaron. Para ser más exactos, dos atletas se sobrepusieron al mal día con más de ocho metros: el británico Greg Rutherford (8,34m en el segundo) y el estadounidense Marquis Dendy, una de las nuevas referencias americanas (8,09m). Ambos, entre los cinco que ha volado más de 8.30m esta temporada, están llamados a las medallas de Pekin. Cáceres, mientras, sigue atascado en los 8,06m de París, superado por medio mundo, y llegado de su lesión de invierno. Dos años atrás, sus 8,37m le apuntaban al podio. Ahora, con más competencia, solo le queda la oportunidad del domingo en el Campeonato de España de Castellón para que su tobillo de cristal se vuelva de oro y lance destellos antes de Pekín.

A Cáceres le queda la oportunidad del domingo en Castellón para lanzar algún destello antes del Mundial

En la capital china quizá no pueda estar como español aún Ortega, al que le quedan unos cuantos trámites para competir con la rojigualda. Su estado, sin embargo, aumentaría significativamente las opciones españolas. Sus 12,94s en los 110 metros vallas, también de París, lo mantienen como líder del año. En Estocolmo la recta no estaba para tantas florituras, pero el cubano se impuso igual a los mejores, empezando por el campeón mundial, David Olivier. Ortega, segunda salida más rápida, no tuvo clara la victoria hasta la última valla. Mediada la prueba, Shubenkov (13,22s) y Olivier (13,24s) estaban por delante, pero la fluidez del neoespañol se impuso en meta (13.18s). Convencido de poder lograr el Diamante, ya está a dos puntos del americano, Ortega se mostró muy feliz de ganar la carrera "por España y por mi", sin tocar el Mundial. Sabe que a Río no faltará.

Sobre la línea de meta

A las grandes marcas les sustituyó la emoción. Nada más excitante que la última recta de los 3.000 obstáculos. Sin los mejores keniatas, y bien que se notó en las marcas, el asunto se resolvió entre dos marroquís. Hicham Sigueni luchó hasta el final, centímetro a centímetro, y terminó tirándose sobre la línea de meta para batir a su compatriota Brahim Taleb por dos centésimas de segundo tras más de ocho minutos. Sigueni corrió la carrera más rápida de su vida (8,16,54) y Taleb la del año. En los tres kilómetros lisos la que emergió al final fue la estadounidense Katie Mackie, que recogió el cadáver de la polaca Renata Plis (8,52,99). Un guión similar siguieron los 800 metros femeninos, en los que la francesa Renelle Lamote se apareció por la calle dos, después de que la británica Sharp llevara el peso de la prueba desde los 600 metros. Lamote se mostró más rápida y bajó por los pelos de los dos minutos (1.59.91).

Ausentes los mejores keniatas, los obstáculos los disputaron dos keniatas en dos centésimas

Para completar el mediofondo, también con los keniatas en la guarida a la espera del Mundial, se impuso el yibutiano Ayanleh Souleiman, con una marca curiosa, 3.33.33, por delante de Jakob Holusa, que batió el récord checo de 1983, con 3.34.26. Para Holusa, un hombre que no está llamado a competir por las medallas ante los africanos a no ser que la carrera nazca excesivamente táctica, 2015 parece el año perfecto, después de que en marzo se impusiera en el Europeo en su Praga ante una afición enfervorecida.

Estrellas en apuros

Llamados al éxitos están Valerie Adams y Mutaz Essa Barshim, atletas para los que la derrota habría sido impensable hace solo unos meses. La lanzadora de peso rompió hace apenas dos meses su racha de 56 victorias consecutivas al regresar de una lesión y ha inaugurado una de derrotas. En Estocolmo sumó la tercera en la Diamond. La neozelandesa terminó cuarta, con 18,69m, tras solo dos lanzamientos. Con la barrera de los 20 metros, la que siempre ella superaba, la superó esta vez la alemana Christina Schwanitz (20,13s). En el caso del saltador catarí la situación parece más preocupante. La altura de los prodigios del año pasado con el desaparecido Bohdan Bondarenko y él se ha deshinchado. Con un único brinco de 2,29m, perdió ante el estadounidense Jacorian Duffield (2,32m) en un concurso pobre.

No fallaron, sin embargo, la colombiana Catherine Ibargüen en triple (14,69m), que ya saca 11 puntos a la segunda clasificada de la Liga; el polaco Piotr Malachowski en disco (65,95m), la cubana Yarisley Silva en pértiga (4,81m), el panameño Alonso Edwards en 200m (20,04m), las checas Barbara Spotakova (65.66m) en jabalina y Zuzana Hejnova en 400 vallas y el trinitobaguense Machel Cedonio en 400m (44,97s). Una ensalada de países a la espera del Mundial.