Han pasado dos años, más de 700 días, dos campeonatos de Europa, uno a cubierto, otro al aire libre, un mundial indoor, y, de Moscú a Pekín, de 2013 a 2015, en realidad no ha ocurrido nada. Como en un día de la marmota, España llega al Mundial de Pekín que comienza en la madrugada del viernes al sábado (Teledeporte)  con solo dos atletas capaces de alcanzar los escalones del podio: el marchador Miguel Ángel López y la saltadora Ruth Beitia, casualmente los mismos dos baluartes que se trajeron dos bronces del Mundial de Moscú. 

Nada cambia en la vanguardia, aunque buceando se advierten los matices, los dos decatletas, Pau Tonnesen y Jorge Ureña, inimaginables hace un año, la producción constante de talentos marchosos como el joven Diego García, de 19 años, la desaparición de la clásica pareja de disco, Pestano, el bueno; Casañas, el competitivo; la caída definitiva del mediofondo femenino y la crisis del masculino, que ya no es noticia, los relevos diluidos, el aumento de nacionalizados a la espera de que llegue el realmente destacado en Río, el vallista Orlando Ortega, y las ilusiones rotas de los más prometedores jóvenes.

Esto último, en cinco ejemplos: El tobillo de cristal de Eusebio Cáceres, por ejemplo, que le impidieron acabar antes de tiempo la final del Europeo de Zúrich cuando escalaba hacia la medalla y perderse tanto el Europeo de Praga como este Mundial, cuando por su rendimiento en Moscú -a un centímetro de bronce- y talento demostrado debería ser el tercer candidato al metal. La larga lesión de Ana Peleteiro que la han mantenido casi un año en el dique seco. La perla gallega del triple salto volvió al foso en primavera pero no ha conseguido lograr la mínima. La caída de la forma de Bruno Hortelano, brillante semifinalista con récord nacional incluido en el Luzhniki y lejos de la mínima durante esta temporada. El tradicional horrible día de Julia Takacs cuando hay en juego una de las disputadas plazas para los 20 kilómetros marcha. La mala caída desde el listón que fracturó un brazo a Didac Salas el verano que debería haber alcanzado los 570 centímetros. En su lugar, eso sí, aparece Adrián Vallés, quemado de su periplo universitario estadounidense, en el que ha evolucionado 34 centímetros en un año. Una de las pocas caras nuevas en un equipo que bate un récord universal por el extremo de los veteranos: Jesús Ángel García Bragado marchará en sus duodécimos 50 kilómetros mundiales. Desde 1993, cuando se colgó el oro. 

Las lesiones, la falta de forma o de competitividad  frenan la savia nueva: Cáceres, Peleteiro, Hortelano, Takacs y Salas no estarán

Con tal panorama, el equipo de 41 atletas que ha nombrado Ramón Cid -en realidad la RFEA no selecciona, porque ha intentado que la IAAF repesque a atletas sin mínima hasta los 50. Finalmente, 32 atletas viajan con la marca requerida y otros 9 sin ella según las nuevas normas internacionales-, similar en número al de Moscú, se dará por más que satisfecho si repite la actuación de hace dos años: dos medallas y cinco finalistas, es decir, otros tres atletas entre los ocho mejores. Para lo primero, no hay margen de error en los dos candidatos, que compiten por los extremos: López (madrugada del sábado al domingo, 02:30h) y Beitia (previsiblemente, sábado 29, 12:30 horas). En medio, una semana yerma en la que la selección tendrá que competir por algo más que las finales: la visibilidad. Con las primeras rondas programadas en la profunda madrugada española, las opciones de la mayoría de la delegación de ser seguidos en España por alguien más que por los muy aficionados pasa por llegar a las fases de honor, en el mediodía peninsular. 

La lucha por el 'top 8'

Por esos puestos de honor, números en mano, debería luchar también Ilias Filfa, con la 5ª mejor marca en los 5.000 metros. Las tablas le sitúan incluso mejor que a López en la marcha (9º) y solo por detrás de Beitia (2ª), pero las sensaciones dejadas en el último Campeonato de España no pudieron ser peores. La estadística -y especialmente el deseo- reclama observar también a los marchadores, con Álvaro Martín y Laura García-Caro 12os y Raquel González 13ª, a Javi Guerra (11º), que abre fuego junto a Carles Castillejo en el maratón de la madrugada del viernes al sábado a la 01:30h, su homóloga femenina Alessandra Aguilar (26ª pero 5ª en Moscú), a la fuerza del obstaculista Roberto Alaiz (17º), a dos grandes jornadas combinadas de Tonnesen (13º), a que Mar Jover (21º) mantenga sus 6,78m en longitud logrados in extremis hace dos semanas para acudir al Mundial, o a que resuciten el Torrijos del pasado invierno en triple (11º con el salto de Praga) y el Vivas (21º) del pasado verano en peso. Esperanzas más que realidades en una cita de la que estarán ausentes tres de los seis medallistas del Europeo de Zúrich de hace un año, los obstaculistas Ángel Mullera y Diana Martín por lesión y la cuatrocentista Indira Terrero, por demérito. En ningún caso eran aspirantes a un podio que multiplica su dificultad a nivel universal.

Con una delegación similar de 41 atletas, España celebraría como un éxito repetir las dos medallas y cinco finalistas de hace dos años

Con tal panorama, Beitia y López, López y Beitia, aparecen exigidos como nunca, más después de demostrar su poderío esta temporada, el murciano con la brillante victoria en mayo en la Copa de Europa, la cántabra con el dominio en la Liga de Diamante. La estadística conspira contra ellos, pues nunca los mismos medallistas de un Mundial han repetido a la vez en el siguiente. En siete casos, eso sí, atletas han subido al podio en dos ediciones seguidad: José Marín, Valentí Massana, Martín Fiz, Abel Antón, Niurka Montalvo, y ya en este siglo el dopado Paquillo Fernández y la muy sospechosa Marta Domínguez. En Pekín se tendrán que juntar los dos, rompiendo la costumbre y la tendencia de los últimos años para no dejar a su país en la orfandad.