11 oros, 11. La leyenda de Usain Bolt sale intacta del Mundial de Pekín, sede del tercer triplete de su carrera en Mundiales, del quinto si contamos los Juegos Olímpicos. O, dicho de otro modo, el jamaicano cierra el círculo en el Nido. Desde que compitió en el mágico estadio chino en la cita olímpica de 2008, el relámpago ha ganado todo lo ganable en 100, 200 y 4x100 metros con la excepción de Daegu 2011, donde se derrotó a él mismo con una salida nula en el hectómetro. Son seis oros olímpicos y 11 mundiales, con 13 medallas en total. Nadie ha cosechado tierras tan fértiles.

El aúra de Bolt le volvió a acompañar en la final del relevo 4x100 metros, quizá la más complicada sobre el papel. Una vez comprobada su ascendencia competitiva sobre Justin Gatlin, al que consiguió dejár atrás tanto en los 100 como en los 200 metros con una marca peor de la que había demostrado estar a su alcance esta temporada, Bolt arriesgaba en equipo. Y esta vez, Jamaica afrontaba el relevo con solo dos finalistas del hectómetro seis días antes, el propio Bolt y Asafa Powell, frente a los cuatro estadounidenses, Gatlin, Tyson Gay, Treyvon Brommell y Mike Rodgers. Los segundos espadas norteamericanos amenazaban al equipo caribeño, invicto en las grandes competiciones desde 2007. Los Mundiales de Relevos de Nassau, en mayo, marcaron, sin embargo, un precedente para estar alerta. La eliminatoria de la mañana (madrugada española) amplió las esperanzas jamaicanas. Estados Unidos sacó el equipo titular; Jamaica se reservó a su astro. Y, sin embargo, los segundos corrieron medio segundo más rápido. Los de las barras y las estrellas no arriesgaron un ápice con los cambios.

En la final se demostró que lo que parecía una prevención era el anuncio de un desastre técnico. Estados Unidos mantiene una preocupante tradición en fallar con los cambios de testigo y arruinar así victorias que parecen cantadas en cualquiera de sus relevos. Así se les han escapado un buen puñado de medallas en las últimas décadas. Pekín no fue una excepción. El mejor equipo estadounidense de 4x100m de los últimos años se comportó como un grupo de juveniles. Dos atletas tan experimentados como Tyson Gay y Michael Rodgers fallaron en el último cambio. Rodgers echó a correr antes de tiempo y tuvo que mirar atrás para comprobar que Gay no llegaba a su mano con el testigo. Cuando cambiaron, habían superado la zona de cambio, por lo que después serían descalificados.

Quizá influyó el embrujo de Bolt, que recibía de Nickel Ashmeade dos metros atrás. Estados Unidos volvió a rendirse a él. Cuando Rodgers recibió por fin el artilugio, las zancadas de Bolt ya distanciaban a Jamaica por delante. Marcaron la mejor marca del año (37,36s), la peor de los últimos grandes campeonatos, pese a superar las expectativas. En la primera posta, Nesta Carter neutralizó a Treyvon Bromell. Tras la segunda, la contrarrecta en la que Estados Unidos colocó a Gatlin, el más veloz del año apenas entregó unas centésimas antes que Asafa Powell. Cuando Bolt recibió, la casi nula desventaja jamaicana parecía poder ser fácilmente enjugada por Bolt. El error fatal de Estados Unidos terminó de poner en bandeja el 11º oro de la leyenda, por delante de la China de Bingtian Su (38,01s) y de la Canadá de André De Grasse (38,13s).

Ellas ganaron antes

La victoria masculina completó una noche mágica para Jamaica, también triunfadora con las chicas. Estados Unidos batió el récord mundial en los Juegos de Londres, pero el equipo norteamericano (English Gardner, Allyson Felix, Jenna Prandini y Jasmine Todd) no era el 'dream team' de 2012. La final no tuvo demasiada historia. Sin que las de las barras y estrellas fallaran, Verónica Campbell-Brown, Natasha Morrison y Elaine Thompson, dejaron la última posta a Shelly-Ann Fraser-Pryce con notable ventaja. La pequeña jamaicana, ahora con el pelo verde y la diadema de margaritas en la cabeza, abrasó la recta para sumar su segundo oro en Pekín, el séptimo en Mundiales, con 41.07s, récord de los campeonatos.En 41.68s llegó Estados Unidos. En 42,03s, la Trinidad y Tobago de Baptiste y Ahye.

Eaton pone el récord de Pekín

La gran marca de Pekín, el único récord mundial y sus consiguientes lágrimas y el emotivo abrazo con su mujer, plata en el heptatlón, llegó minutos antes en el decathlon. Ashton Eaton batió por seis puntos su primado mundial de los Trials de 2012 en Eugene. De 9.039 puntos a 9.045. El atleta más completo del universo, el estadounidense de Oregon, un lugar que supura atletismo, completó su faena con una última vuelta memorable en los 1.500 metros. Necesitaba correr en menos de 4.18.25. Terminó en 4.17.52 después de hacer parciales tras las primeras dos vueltas que invitaban a pensar que la plusmarca se le alejaba. Pero Eaton es todo cerebro. Solo alguien con la cabeza bien amueblada puede superar diez pruebas dos días con tal éxito. Reguló para confiarlo todo a su aceleración final en la prueba que los combineros más odian.

Eaton mejoró respecto a su anterior récord en la mitad de las pruebas: peso, 400m, 110 metros vallas, disco y jabalina. En ninguna como en la vuelta a la pista impresionó tanto: 45 segundos exactos, más rápido que nadie en una combinada. En esa última competición de la primera jornada empezó a enfilar el récord, pese a que sus dos pruebas tradicionalmente más fuertes, hectómetro y longitud, ya habían pasado. El resto de su impecable hoja de servicios quedó así: 10,23s en los 100m, 7,88m en longitud, 14,52m en peso, 2,01m en altura, 13,69s en las vallas, 43,34m en disco, 5,20m en pértiga y 63,63m en jabalina.

Líder de principio a fin, Eaton condenó a la plata al canadiense Damian Warner, que batió el récord nacional con 8.695 puntos y al bronce al alemán Rico Freimuth, en la mejor combinada de su vida (8.561). Como nota extravagante, el algerino Larbi Burrada y el granadino (de la isla) Kurt Felix también entraron entre los ocho primeros. En cuanto a los españoles, jóvenes, debutantes y demasiado extenuados por una larga e intensa temporada de pruebas, más de lo normal, la segunda jornada favoreció a Pau Tonnesen, 18º con 7.606 puntos, frente a Jorge Ureña, 21º con 6.858. El primero no logró alcanzar los 8.000 puntos después de llegar lesionado y agonizante a los 1.500m, donde su lucha mereció el aplauso del Nido. El alicantino se estrelló contra la pértiga con tres nulos, lo que le penalizó notablemente. 

El rey del fondo

Otra estrella de los campeonatos se coronó este sábado. El británico Mo Farah sumó a su triunfo en los 10.000 metros otros en los 5.000m. Es su segunda doble victoria en Mundiales, después de Moscú, su tercera si contamos los Juegos de Londres. Farah esta vez tuvo que esperar a la recta final para asegurar su triunfo. Su potente sprint no encontró respuesta del keniata Caleb Ndiku, que inició sus maniobras de ataque a falta de dos vueltas y apretó a Farah desde la campana. Nada inalcanzable para el británico de origen somalí, que rápido le empezó a recortar metros. A los 200 metros ya lo tenía agarrado. A la salida de la curva, Farah lo empezó a pasar. Su última vuelta en 52,4 segundos sigue sin encontrar respuesta, más aún cuando el ataque de Ndiku quedó como la única oposición con la que se encontró el discípulo de Salazar. Ni keniatas ni etíopes le pusieron en apuros en una final lenta (13.50.38), al gusto de Farah. Tan cómodo andaba, tan superior se sentía viendo cómo todos firmaban la plata, que decidió encabezar el grupo y marcar él mismo el ritmo. Después llegó la rebelión de Ndiku (13.51.75), insuficiente y tardía a todas luces para derrotar al campeón. El etíope Hagos Gebrhiwet conquistó el bronce (13.51.86) en otra claudicación africana ante Farah.

800 y disco

África cedió también los 800 metros. La keniata Eunice Sum parecía ligeramente favorita, pero acabó conformándose con un bronce. Marcando a mitad de carrera un ritmo asequible para todas (59.10s), en la contrarrecta le llegaron los problemas. La bielorrusa Marina Arzamasova le alcanzó y superó. Sum todavía tenía fuerzas a 150 metros, pero el pundonor de Arzamasova iba a durar unos cuantos metros más. La bielorrusa luchó cada metro de la última recta y acabó imponiéndose (1.58.03). Por detrás apareció la inesperada canadiense Melisa Bishop (1.58.12) para desplazar a Sum (1.58.12) del podio. En disco, el polaco Piotr Malachowski se impuso ya desde el primer intento (67,40m) en una final sin el tricampeón Robert Harting. Philip Milanov batió el récord belga (66,90m) mientras el bronce se cotizó de rebajas y también viajó a Polonia, concretamente al cuello de Robert Urbanek (65,18m).

Beitia se queda sin chapa

La final más esperada en España tras una semana de sequía medallística era la altura femenina. Ruth Beitia no pudo cumplir las expectativas en la final más cara que se recuerda y dejó la cosecha nacional en el solitario oro de Miguel Ángel López. La cántabra, 5ª, sumó el único puesto de finalista después de estrellarse con 2,01 metros, una marca que le habría supuesto batir su mejor marca este año y era la única puerta abierta al podio. De nada sirvió el ranking que señalaba a Beitia como segunda del año sobre el saltómetro del Nido. Ni los 1,97 ni los 1,99 metros cribaron a nadie. Donde debían jugarse las medallas, nadie caía. Seis mujeres se tuvieron que subir a 2,01 metros, lo nunca visto. Beitia, que se había dejado un nulo en 1,95m entrando muy lenta, suplió su error superando a la primera los 197 y 199 centímetros.

La rusa María Kuchina y la polaca Kamila Licwinko entraban limpias en 2,01m, pero también sobrevivía la favorita, la rusa Ana Chicherova, la croata renacida Blanka Vlasic y la alemana Marie-Laurence Jungfleisch, que hizo récord personal. Kuchina y Vlasic pasaron a la primera y se repartieron el oro y la plata con marca personal y del año. Chicherova entró a la segunda y se colgó el bronce. El resto cayó. Beitia, obligada a pasar a la segunda para colgarse medalla o batir el récord de España a sus 36 años, falló las tres veces. "En la primera estaba convencida de que era mío, el segundo intento muy mal y en el tercero me pudo la ansiedad y me comí el listón", declaró a TVE. "No sé lo que ha fallado, estaba para saltar más. Me voy triste y con mal sabor de boca", dijo en zona mixta.

Bragado, 9º a los 45

El día comenzó bien temprano con la prueba más larga del calendario, los 50 kilómetros marcha, un monólogo del eslovaco Matej Toth, que se puso en cabeza al salir del estadio y llegó primero tres horas, 40 minutos y 32 segundos después. El australiano Jared Tallent, un fijo del podio, le siguió (3.42.17), mientras Takayiki Tanii dio a Japón su primera medalla en marcha y en este mundial (3.42.55). Un rato después entró en el estadio el atleta más veterano del Mundial, Jesús Ángel García Bragado, de nuevo el mejor español (el tercero mejor de toda la expedición) el año en que cumplirá 46 años. Con esa edad podrá plantarse en Río. No lo logró directamente por un puesto. La RFEA le aseguraba el puesto si lograba posición de finalista. Entró 9º, como siempre de menos a más (acabó en la enfermería), pero con una marca suficiente para ser olímpico por séptima vez. Francisco Arcilla acabó 35º (4.07.23), mientras Benjamín Sánchez debió retirarse con dolor en los isquiotibiales.