En el mágico y electrizante Nido de los prodigios, el imperio cayó. Estados Unidos perdió el liderazgo del medallero, fuera de las dos primeras posiciones por primera vez en su historia, a favor de Kenia, en cabeza de la tabla, y de Jamaica. Los especialistas han derrotado a la tradicional potencia histórica. La Kenia del mediofondo y el fondo y la Jamaica de la velocidad han explorado nuevos caladeros de oro, mientras los 'yankees' han fallado demasiadas balas. Con siete oros cada uno, Estados Unidos se vio desplazado pese a su mayor profundidad medallística, 18 medallas, eso sí, solo dos más que los keniatas en el cierre del Mundial de Atletismo de Pekín.

El último oro de Kenia llegó en una exhibición extraordinaria de Asbel Kiprop, el hombre que hace un mes rozó el récord mundial de Hicham El Guerrouj de los 1.500 metros. Kiprop es el mejor de las distancia en el último lustro, pese a su pinchazo en los Juegos de Londres. En Pekín sumó su tercer oro mundial consecutivo. Tan superior a los demás, jugó con sus rivales como en las últimas carreras y los batió con una remontada colosal.

Desde el pistoletazo de salida, Kiprop buscó a propósito la cola del grupo. A falta de dos vueltas, y para no complicarse demasiado, adelantó a los dos últimos, mientras sus compatriotas Elijah Manangoi y Timothy Cheruiyot marcaban la pauta de la carrera. Todos partían con opciones en la última vuelta. A falta de 300 metros, el keniata de Uasin Gishu decidió que era su momento. Tuvo que salir en la calle tres para pasar a cinco atletas en la contrarrecta. Kiprop los dejó atrás como si compitiera con cadetes. El acelerón final solo dejó aparentemente a cuatro atletas en la lucha. Kiprop apareció tercero en la recta final, donde la larga remontada sostenida continuó hasta entrar (3.34.40) por delante de Manangoi, que apareció desde atrás para superar a todos, (3.34.63) y del veterano marroquí Abdalati Iguider (3.34.67), que sacó al campeón olímpico algerino Taouflik Makhloufi del podio.

Jamaica y Estados Unidos, sobre la meta

Estados Unidos tenía todavía dos balas en la recámara tradicionalmente favorables, los dos relevos 4x400 metros, últimas dos pruebas del campeonato. Pero falló en la primera, la femenina, donde sus cuatro mujeres se vieron superadas en los últimos 20 metros por la portentosa actuación de Shericka Jackson y Novlene Williams-Mills, de Jamaica. Por el equipo norteamericano, Sanya Richard-Ross no empezó fuerte, pero fue Natasha Hastings la que sucumbió a Jackson, que le llegó a sacar 30 metros. A Estados Unidos solo le salvó la campeona de la prueba individual, la magnífica Allyson Felix (un oro y dos platas en este Mundial), que deshizo esa notable desventaja en su tercera posta frente a Stephanie Mcpherson. Francena McCorory recibió primero, pero acabó pagando el esfuerzo de querer dejar atrás a Williams-Mills en la vuelta final. La jamaicana y su remontada final pararon el crono en 3.19.13 frente a los 3.19.44. En otra liga jugaba Gran Bretaña (3.23.62).

La final masculina tuvo menos historia. Estados Unidos respondió a su favoritismo con David Verburg, Tony McQuay, Bryshom Nellum y LaShawn Merrit. Sufrió, eso sí, hasta el final de una prueba con cuatro países en un segundo, cuando el jamaicano Javon Francis se quiso distanciar de todos en la última vuelta. Merrit, que logró en Pekín su sexto oro con el relevo estadounidense, tiró de experiencia, le tomó la matrícula y le acabó adelantando sin oposición en la entrada de la última recta (2.57.82). El ácido láctico de Francis hundió a Jamaica, sobrepasada por la Trinidad y Tobago de Lalonde Gordon, plata (2.58.20) y la Gran Bretaña de Martyn Rooney, bronce (2.58.51). 

Drouin vence el desempate

Dentro del anillo, la altura masculina vivió un desenlace insospechado hace un año, cuando el catarí Mutaz Essa Barshim y el ucraniano Bohdan Bondarenko atacaron sistemáticamente el récord del mundo y se disputaron los triunfos por encima de los 2.40 metros en cada prueba de la Diamond League. Este año, discretos, ambos ya dieron muestras de flaqueza, que confirmaron en el Nido. Era una final de la que ya se habían caído en la calificación el ruso Ivan Ukhov y el ucraniano Andry Protsenko, otros dos hombres de más de 2,40m, o el estadounidense Jesse Williams, campeón en 2011. 

Barshim comenzó a temblar en 2.29m y se estrelló definitivamente en 3.36m, como los saltadores que se iban a repartir las medallas, el canadiense Derek Drouin (otro +2,40 metros el pasado año), el chino Guowei Zhang, revelación del año, y Bondarenko. El nulo previo sacó al catarí del podio. El empate entre los otros tres tuvo que dilucidarse bajando el listón hacia alturas inferiores. Todos volvieron a fallar en 2,36m, en una cuarta oportunidad. Con 2,34m, solo pudo Drouin, que regaló a Canadá el segundo oro que abrochó una extraordinaria cosecha de ocho medallas, como Etiopía, Polonia y Alemania. Chino y ucraniano compartieron el segundo cajón con 2,33m, una marca minúscula comparada con el nivel de los contendientes y los últimos meses, aunque justificable por la lluvia caída en el tartán.

En el pasillo de la jabalina, Alemania encontró un oro abierto en Kathrina Molitor, que se impuso con la mejor marca mundial de un discreto año (67,69m) en el último intento. Nunca había logrado una gran medalla, pero se mostró como la más competitiva el día clave, en el que superó su marca personal. La china Huihui Liu regaló a China su séptima plata (9 medallas) con un mejor tiro de 66,13m. La sudafricana Sunette Viljoen cerró el podio (65,79m). Atletas tan ilustres como la alemana Christina Obergfoll y la checa Barbara Spotakova, plusmarquista mundial.

Triplete etíope, maratón etíope

Etiopía metió el acelerón final a su medallero el último día, con cuatro de sus ocho metales y un triplete, el segundo del campeonato tras el de Kenia en 3.000m obstáculos, en los 5.000m femeninos, donde se presumía que Genzebe Dibaba podría completar el doblete de ganar en los 1.500 metros y los 5.000m o, en el peor de los casos, una batalla entre ella y Almaz Ayana, la otra mujer que se ha acercado al récord mundial de la prueba este año. Sin Tirunesh Dibaba ni Meseret Defar, la cantera etíope respondió igual cuando las africanas decidieron que las japonesas no debían marcar más el ritmo (otra clásico en las pruebas de fondo en este Mundial).

Ayana comenzó a tirar con Dibaba a su espalda antes de la mitad de la prueba. Endureció tanto el ritmo que descolgó a su rival que, agotada por la plusmarca mundial de los 1.500m de hace un mes, por las tres carreras de la prueba corta en este Mundial, cedió sin oposición a falta de 1.300 metros. Ayana se exhibió en solitario en las últimas tres vueltas para batir el récord del campeonato (14,26,83). A 17 segundos aparecía una Dibaba sufriente y orgullosa, luchadora pero incapaz de evitar que la tercera etíope, Sembere Teferi (14.44.07), la robase también la plata sobre la mesa. Pese a no forzar en su victoria en los 1.500m, donde pudo brillar con una carrera más rápida, la pequeña de las Dibaba (14.44.14) cerró el Mundial de su gran verano con un bronce.

El triplete etíope tuvo sus prolegómenos por la mañana china con la victoria de otra Dibaba, Mare Dibaba, que pese a su apellido no es familiar del clan, de 25 años, en la maratón femenina. La mujer más rápida este año tuvo que esperar, tras 42 kilómetros, a la última recta del estadio para certificar su victoria. Las tres ocupantes del podio entraron a la par por el tunel del estadio tras recorrer Pekín (el muro de los 110 metros vallas, por cierto, complicó e hizo peligrosa la entrada en el Nido, como ya ocurriera en la maratón masculina). Dibaba aceleró el ritmo y dejó atrás a la bahraní de origen keniata Eunice Jepkirui Kirwa (bronce, 3.27.39) a la entrada en el tartán. La keniata Helah Kiprop (plata, 3.27.36) desplegó su último esfuerzo en la recta, pero aguantó Dibaba para proclamarse campeona mundial por un solo segundo (3.27.35). 

La peor España

La española Alessandra Aguilar se quedó a dos plazas de asegurarse su puesto en Río de Janeiro (17ª, 2.33.42) y terminó llorando dos años después de su quinto puesto en Moscú y de que los últimos siete kilómetros se le hiciesen cuesta arriba. Cerró así una actuación pésima de España, solo salvada por el brillante oro de Miguel Ángel López en marcha y con un segundo puesto de finalista, el 5º puesto de Ruth Beitia en salto de altura. Solo Daegu 2011 (bronce y cuarto puesto) ha resultado peor. El suspenso de un equipo que naufragó mayoritariamente en primera ronda y con actuaciones alejadas al nivel, es general. España terminó 15ª del medallero empatada con otros cuatro países (Colombia, Eritrea, República Checa y Eslovaquia), pero 28ª en la clasificación por puntos, la verdaderamente concluyente al contar todos los ocho primeros puestos de cada prueba. Solo 12 puntos y hasta 13 naciones europeas por delante. Por puntos sí venció Estados Unidos (214), por delante de Kenia (173), Jamaica (132), Alemania (113), Gran Bretaña y China, espectacular en casa (94). Destacó, por inhabitual, el décimo puesto de Rusia, con solo cuatro medallas, acosada por los escándalos de dopaje.