ROMA. Orlando Ortega no deja pasar una oportunidad. En Roma, quinta etapa de la Liga de Diamante, aprovechó la ausencia de algunos de sus rivales más fuertes en los 110 metros vallas, el jamaicano Omar McLeod, dominador esta primavera, y su compatriota Hansle Parchment; y los estadounidenses David Olivier y Aries Merrit, para conseguir su primer triunfo en la competición como español. Volvía, eso sí, el francés Pascal Martinot-Lagarde, dominador de la Diamond League hace dos años. Su estado era una incógnita para Ortega. El galo demostró que todavía está de rodaje. El español de origen cubano se lo merendó en la recta final.

Ortega se santiguó, apuntó al cielo, ajustó cuidadosamente sus manos y encontró el mayor obstáculo en las primeras zancadas. Después su rodillo se impuso. A su lado, el francés Bascou y el cubano O'Farril se fueron al suelo. Por delante, PML cogía con fuerza el inicio de temporada, pero cuando quedaban dos vallas, Ortega ya lo tenía en sus garras. Era un asunto de dos, y Ortega evidenció su rodaje mientras el francés empezaba a trastabillar.

Y sin embargo, lo primero que Ortega dijo a VAVEL en zona mixta, tras recibir las flores del ganador, era que no estaba contento. “Bueno, sí y no”, dudaba. "Siempre quiero mejorar”. Su marca, 13,22s, sin el empuje de los mejores, fue su tercera más rápida esta primavera. Corrió más en Doha (13,12s), cuando batió el récord de España, y Rabat (13,13s), pero entonces no pudo recibir las flores del ganador porque estaba McLeod. “Sí, ganando mucho mejor”, no duda, al tener que elegir entre la marca o su primera victoria del año en la Liga de Diamante que dominó el año pasado.

Ahora mira a sus próximas carreras, pensando en Mónaco y en bajar de los 13 segundos, como el año pasado en París. Y, sobre todo, a Río, dónde espera debutar como español en una gran competición y luchar por las medallas. La IAAF no se lo permite (hasta noviembre no se cumplen los tres años de su nacionalización), pero la Carta Olímpica está a su favor (en agosto habrían pasado tres años sin competir por Cuba).

Ayana roza el récord del mundo

En la tarde de Diamante junto al Tíber brillaron también en la pista la etíope Amaz Ayana, que rozó el récord mundial de 5.000 metros y, por el camino, se hizo con el segundo mejor crono de todos los tiempos (14.12.59), a un segundo de la plusmarca mundial de Tirunesh Dibaba y con 21 segundos de ventaja sobre la segunda, la keniata Mercy Cherono. Los 37.000 espectadores, muchos de ellos niños, que hicieron la ola durante toda la carrera contribuyeron a su registro.

Tampoco encontró rival en los 3.000 metros obstáculos Conseslus Kipruto, que firmó la mejor marca mundial del año (8.01.41). No estaban todos los mejores, como en los 1.500m, dónde, con Asbel Kiprop en casa, el joven keniano Elijah Manangoi aprovechó para imponerse (3.33.96) sin problemas aguantando el ataque del australiano Ryan Gregson en la última recta.

Semenya intratable

Caster Semenya maniobró en la última curva y tampoco observó oposición en los 800 metros, dónde se está acercando a sus tiempos más asombrosos (1.56.65) de hace siete años. La favorece la testosterona que su cuerpo crea de forma natural. El Comité Olímpico Internacional anuló la normativa por la que la IAAF le obligaba a tratarse con estrógenos para adaptar su cuerpo al del resto de mujeres. Con el fin del tratamiento, la sudafricana vuelve a arrasar. “Tengo que mantener esta forma hasta los Juegos. El oro olímpico es muy importante para mí”, aseguró Semenya, deseosa de volver a brillar y de mejorar su velocidad, dijo, corriendo más 400m.

Sudáfrica celebró también el triunfo de Wayde van Niekerk, el prodigio que sorprendió en el Mundial de Pekín con una victoria en los 400m. En su debut esta temporada, después de demostrar ser capaz de bajar de 10 segundos en los 100 metros, 20s en los 200 y 44s en los 400m, algo inaudito, se impuso con comodidad (44,19s). “En Río me centraré solo en los 400m, los otros son por diversión”, explicó después. ¿Y el récord de Michael Johnson, del que tan cerca se quedó en Pekín? “Sí mejoro puede ser. Mi principal objetivo es mejorarme a mí mismo”, respondió, diplomático, a VAVEL.

La noche tuvo otros protagonistas. El estadounidense Ameer Webb se destapó como un velocista a tener en cuenta a los 26 años. Primero rozó los 20 segundos al imponerse en los 200 metros (20,04s) y 100 minutos después estuvo en la línea de salida de los 100 metros. Ganó Justin Gatlin (9,93s), siempre infalible salvo contra Bolt, pero Webb le echó el aliento en el mejor hectómetro de su vida (9,94s). “Ha sido divertido. He sido el hombre más ocupado de la noche pero me siento bien. Correr las dos pruebas es parte de mi entrenamiento. Preguntaré a mi entrenador si volverlo a hacer, pero mi marca personal en 200 (19,85s) no servirá para una medalla olímpica”, dijo exigente. En los 200 corrió también Trayvon Bromell, la gran promesa de la velocidad estadounidense. Terminó séptimo y sin poder respirar. Ni siquiera llegó a la zona mixta. Salió del estadio en ambulancia y luego lo explicó en Twitter: "No me traje mi inhalador para el asma. Un error de novato".

Tamberi no pudo corresponder al olímpico

El corazón y la atención del público estaba en la altura. El olímpico bullía cada vez que el extrovertido Gianmarco Tamberi se acercaba al saltómetro. El campeón del mundo de Portland en marzo no pudo regalar a su afición una victoria. Se quedó en 2,30m, una altura con la que ni siquiera pudo Mutaz Essa Barshim. La victoria, del ucraniano Bohdan Bondarenko, no se pagó mucho más cara (2,33m). Los hombres que volaban en 2,40m hace dos años siguen sin despegar.

En el foso Greg Rutherford se impuso con su marca habitual (8,31m) y demostró ser el saltador más sólido de una prueba con decenas de aspirantes. El triple femenino, sin embargo, sigue siendo de una sola. Caterine Ibargüen logró su 34ª victoria (14,78s) consecutiva ante una quincena de colombianos que no pararon de animarla desde la grada. No fue fácil, porque tras dos primeros intentos malos, respondió como las campeonas cuando estuvo cerca de quedarse fuera de la mejora. “Tuve miedo de quedarme fuera, claro, pero fui fuerte mentalmente”, explicó a VAVEL. La campeona mundial de Portland, la venezolana Yulimar Rojas, se quedó atrás (14,09m), pero no se mostró preocupada.

Adams amenaza en peso

En los lanzamientos, la neozelandesa Valerie Adams volvió a dominar el peso (19,69m). “Este año estoy más motivada y consistente que nunca”, anunció después. Suena amenazante porque, junto a Bolt e Ibargüen, es probablemente la atleta más dominadora de una prueba de todo el atletismo. Su reinado empezó en 2008. En disco el polaco Robert Urbanek clavó los 65 metros en disco en un mal día de Harting y Malachowski. La jabalina, mientras, se la llevó Sunette Viljoen, tercera sudafricana feliz de la noche (61,95m).

En los 400 metros vallas, la jamaicana Janeive Russell bajó la barrera de los 54s por este año (53,96s). Su compatriota Elaine Thompson voló en el hectómetro (10,87s). La pértiga fue asunto de griegas. Katerina Stefanidi y Nikoleta Kiriakopoulou se elevaron hasta los 4,75m, mientras la cubana Yarisley Silva no pasó de 4,60m.

Relevos españoles camino de Ámsterdam

La noche se cerró con la actuación de los dos relevos españoles de 4x100m, que confirmaron que con casi toda la probabilidad podrán acudir a los Europeos de Ámsterdam en junio, pero tienen los Juegos de Río lejos de su alcance. Las chicas entraron cuartas tras Ucrania, Polonia e Italia y marcaron el segundo tiempo de los últimos dos años (44,34s) mientras los chicos ofrecieron peores prestaciones que las últimas ocasiones (39,65s). Se trabaron en el penúltimo cambio mientras Holanda, Italia, Francia y Polonia volaban en la última recta. Ahora, ellas ocupan la 10ª posición y ellos la 11ª en el ranking europeo. Los 16 mejores estarán en el Europeo.