Por la calle uno del Engenhao, la que tiene la curva más cerrada, el navarro de Barañáin de 23 años Sergio Fernández acabó con casi tres años de inmovilismo en los 400 metros vallas españoles. El subcampeón europeo hace un mes demostró el mismo arrojo que en la última recta de Ámsterdam ("aquí va a ganar el que más huevos tenga", dijo entonces) para borrar por fin de las tablas el récord más antiguo del atletismo nacional, los 49 segundos exactos en los que Alonso Valero cubrió la distancia en el Mundial de Roma en 1987.

Fernández no se quedó corto tras tantos años de espera. Le recortó 13 centésimas (48,87s), aunque eso, tan alto es el nivel mundial y tan alejado de ello está el español, no le sirviera para meterse en la final olímpica. Terminó tercero de su serie, 11º en total, en plena remontada, como acostumbra, pero le faltaron dos centésimas para superar al keniano Boniface Tumuti y acceder directamente a un territorio inexplorado en España. Como si no se hubiera enfrentado a siete hombres que bajan de los 49 segundos con regularidad, lamentó su oportunidad perdida y sometió la alegría de su plusmarca a la amargura de su eliminación.

La ambición del navarro no tiene límites y contrasta con la palidez competitiva de muchos otros españoles. Ninguna prueba reflejaba mejor esa cara generalizada del atletismo español que la longitud femenina, de supuesta enhorabuena por llevar tres atletas. En la calificación de la madrugada del martes al miércoles salieron de la cita olímpica de la puerta de atrás, poniendo de manifiesto el dudoso método de selección que les llevó a Río. 

La joven Juliet Itoya llegaba con un mejor salto de 6,79 metros de este año en Salamanca. En Río no superó los 6,35 metros en tres intentos. La veterana Concha Montaner, subcampeona europea indoor en 2007, pasó de los 6,88 metros de hace unas semanas a los 6,32m como mejor tentativa en el Estadio Olímpico. Mar Jover, bajó de los 6,78m que le dieron su acceso a los Juegos a 5,90 metros en los mismos, la antepenúltima mejor marca. La final no estaba tan cara: 6,53 metros. 

En los últimos dos casos llegaban con mínimas de participación conseguidas en la altitud de Sierra Nevada, a más de 2.000 metros, donde las pruebas explosivas como la velocidad y los saltos mejoran notablemente sus marcas. Jover, además, la consiguió el año pasado y no la refrendó este año. Es un experimiento que ha tenido resultados similares en los Juegos con el también saltador Jean Marie Okutu y los triplistas Patricia Sarrapio y Pablo Torrijos. El mismo director técnico de la Federación, Ramón Cid, reconoció hace un mes que es una forma de lograr las mínimas "que en demasiados casos no sale bien". Hasta ahora, todas esas marcas han contribuido al reguero de eliminados del atletismo español en Río.

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Sobre el autor
Ismael Pérez
25 años. Periodista. He cubierto los JJOO de Londres y Sochi para Somosolimpicos.com y los grandes campeonatos de atletismo desde 2011, en Praga y Ámsterdam como enviado especial. @Ismael_Prz