Inmersa en un proceso de disolución, la república de Yugoslavia era una de las potencias mundiales del baloncesto. Con una generación irrepetible de jugadores, el combinado balcánico comenzó su reinado a mediados de los años 80, y prolongó su dominio hasta los primeros años de la década de los 90. En todo este periodo, la selección yugoslava se impuso en Campeonatos de Europa, Campeonatos del Mundo y Juegos Olímpicos, donde logró imponerse a la todopoderosa Estados Unidos, a la que venció en varias ocasiones.

Yugoslavia estaba formada por las repúblicas de Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia. En 1990, un año antes de que se comenzara a disolver la República Federativa Popular de Yugoslavia, la selección de baloncesto viajó hasta Argentina para disputar la Copa del Mundo. La selección entrenada por Dusan Ivkovic llegaba como principal favorita no sólo por la excelente plantilla que llevó al torneo, sino por los últimos resultados obtenidos en las grandes competiciones. Ivkovic se llevó a Argentina a Dražen Petrović, Vlade Divac, Toni Kukoč, Žarko Paspalj, Zoran Savić, Velimir Perasović, Jure Zdovc, Zoran Čutura, Željko Obradović, Arijan Komazec, Radisav Ćurčić, Zoran Jovanović

La aparición de Kukoč

Toni Kukoč comenzó a destacar desde muy temprana edad, proclamándose campeón de Europa en diversas categorías inferiores de la selección de Yugoslavia. Por aquel entonces, Kukoč empezaba a reunir las innumerables virtudes que le convertían en diferente: altura, longitud de brazos, habilidad con balón y sin él, buena defensa, rebote, buen tiro, inteligencia, rapidez, liderazgo, trabajo y responsabilidad. Pero fue en 1987 cuando el jugador nacido en Split comenzó a demostrar que podría ser en un futuro uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto europeo. En la ciudad italiana de Bormio se disputaba el Campeonato del Mundo Sub-18. Yugoslavia se proclamó vencedor del torneo y Kukoc fue elegido MVP, pero lo más destacado del campeonato fue la actuación del alero yugoslavo ante Estados Unidos, donde anotó 11 triples de 12 intentos.

Consolidado como uno de los jugadores importantes del equipo, Kukoč estuvo presente en la plata olímpica conseguida en Seúl 1988 y en el oro obtenido en el Europeo de Yugoslavia en 1989. Pese a que su posición natural era la de alero, sus condiciones físicas (medía 2,07) y técnicas (un excelente dominio del balón) le permitían jugar en casi todas las posiciones menos la de pívot.

Argentina 1990

La carrera de Toni Kukoč estaba siendo brillante y era reconocido como uno de los mayores talentos del baloncesto europeo, pero su consagración se produciría en el Campeonato del Mundo disputado en suelo sudamericano, cuando sólo tenía 22 años. Yugoslavia llegaba al torneo como una de las grandes favoritas al título, al igual que Estados Unidos. Todo hacía indicar que entre estas dos selecciones se encontraba la siguiente campeona del Mundo.

Yugoslavia quedó encuadrada en el grupo A junto a Venezuela, Puerto Rico y Angola, rivales teóricamente muy inferiores al combinado balcánico. El primer partido de los yugoslavos les enfrentó a Venezuela, y los hombres de Dusan Ivkovic tuvieron problemas para imponerse a los sudamericanos, venciendo finalmente por 92-84. Menos problemas tuvieron para ganar a Angola, a la que superaron por 92-79 tras dominar con autoridad todo el partido.Sin embargo, la primera sorpresa se produjo en el partido ante Puerto Rico. En el partido que determinaba el primer puesto del grupo, los puertorriqueños se impusieron por 82-75, relegando a Yugoslavia al segundo lugar del grupo y, por tanto, enviarlo a la parte del cuadro donde se encontraba Estados Unidos, eliminando cualquier posibilidad de que ambas potencias se vieran las caras en la final del torneo.

En la segunda fase del campeonato, los ocho clasificados se organizaron en dos grupos. En el primero estaban Puerto Rico, Estados Unidos, Australia y Argentina, mientras que el otro grupo lo formaban Yugoslavia, Unión Soviética, Grecia y Brasil. Yugoslavia, liderada por Toni Kukoc, no tenía problemas para terminar como primera de su grupo y acceder a semifinales. Pero en el otro grupo, de nuevo Puerto Rico sorprendía a propios y extraños y se imponía a Estados unidos, relegando a los norteamericanos al segundo puesto del grupo.

Así, Estados Unidos y Yugoslavia se veían las caras en las semifinales del Mundial 1990. Con el recuerdo de los 11 triples de Kukoč tres años atrás, los estadounidenses buscaban la venganza y poder conseguir la medalla de oro. Sin embargo, los norteamericanos volvieron a encontrarse con Kukoc y sus compañeros, que acabaron venciendo por 99-91. En la final, Yugoslavia se enfrentó a la Unión Soviética, y los balcánicos lograron vencer por un contundente 92-75.

En el partido decisivo del torneo, Toni Kukoč no fue el más destacado, y acabó el encuentro con 14 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias. Sin embargo, sus números en el campeonato (16,3 puntos, 5 rebotes y 4,6 asistencias) le valieron para ser proclamado Mejor Jugador de la competición y entrar en el Quinteto Ideal del torneo, además de confirmar la calidad y la polivalencia del alero yugoslavo. que le colocaron entre los mejores jugadores europeos de la historia del baloncesto.