Se abre el telón por última vez, ya no queda más. Ante el público dos equipos, dos ejércitos que basan sus ataques en la defensa anterior. Dos escuadrones que han llegado hasta la batalla final sin hacer ruido, con constancia, trabajo, seriedad y cabeza fría, muy fría.

España empezó el torneo con derrota ante una de las favoritas, Serbia. Nada impidió que se levantaran y prosiguieran en su camino, aun cayendo de nuevo contra Italia. Pasada la fase de grupos, dos huesos estaban por llegar, primero Grecia a la que ganó por un ajustado 73-71 y con mucha emoción final. El pasado jueves, se libró la madre de las batallas en una cancha de baloncesto. Esos partidos de los que no hay que olvidarse nunca, que sientan cátedra. Se enfrentaron a la anfitriona, Francia, y el Rey Gasol se deshizo de los galos con una actuación majestuosa cerrando el partido en la prórroga con un 80-75.

España y Lituania vuelven a verse las caras en una final de un Eurobasket tras el de 2003, donde vencieron los bálticos

Lituania pasó como primera de grupo con un balance de 4-1, derrota encajada ante la Bélgica de Hervelle. A partir de ahí, han mantenido el bloque, el juego y la actitud en la pista para plantarse en la final. En octavos ganaron a Georgia, tras estos, se les venía el Everest encima. Por delante tenían a Italia, un duro hueso de roer. Lograron vencerles en la prórroga con un 85-95. Y después de los italianos, Serbia. Los de Djordjevic, favoritos tras la eliminación de Francia a manos de España, tenía la oportunidad de meterse en la final. No pudieron, no supieron. Los de Jonas Kazlauskas, llevaron el partido a lo físico, a la defensa. Se llevaron el gato al agua en un final ajustado y emocionante por un 64-67.

España tiene hambre

España se ha plantado en la final contra todo pronóstico. Una final deseada y querida por el grupo y los aficionados. Tras el irregular inicio de torneo, la Ñ consiguió reponerse. Eliminar a Grecia fue una inyección de moral enorme, pero lo de Francia no tiene calificativos. Tras ganar a los bleus ante 27.000 personas en contra, una plantilla plagada de estrellas y con Gasol dando un clínic, no hay techo. Y es que, una vez ganadas todas las batallas anteriores, no se puede perder la batalla final. Están ante un rival a priori más débil, pero con la misma que ellos. Los de Scariolo hasta ahora no han sido favoritos en ninguna eliminatoria cosa que les ha podido favorecer a nivel psicológico. Ahora sí, ahora sí que lo son y puede pesar.

España no quiere dejar escapar el oro tras la machada ante la anfitriona Francia

Y ahora toca la final. El partido que todos quieren jugar. Donde la motivación no es un problema, la ansiedad sí. Un partido que se debe jugar con la cabeza fría, como hasta ahora, para poder vencer al rival de la mejor manera posible y sin sufrir tanto como en otros partidos. Scariolo cuenta con pocos jugadores en la rotación, físicamente se nota, aunque la calidad suple las deficiencias. El partido se basará en una gran defensa, dura, con ayudas, correr, contraatacar, pero sobre todo, hay que dominar el rebote, cerrar bien los espacios y no dejar segundas opciones al rival. Si defiendes bien y reboteas en defensa, tienes mucho ganado.

Lituania quiere repetir lo del 2003

En el 2003, con un Gasol ya en la disciplina de Memphis, España y Lituania se enfrentaron en la final. En aquella ocasión los lituanos se llevaron el oro por un marcador final de 93-84. Lituania no ha hecho ruido en todo el campeonato. Paso a paso, partido a partido. Ha ido superando escollos por el camino, con garra, mucha garra. Nada tiene que ver esta selección con la del 2003, donde lideraba aquel equipo el gran Jasikevicius y una calidad infinita. Los bálticos hace dos años consiguieron la plata, tras perder ante Francia por 80-66 en la final. Ante Serbia, demostraron una vez más que la calidad la tienen pero no es algo imprescindible para ganar el partido. Los serbios no vieron canasta agobiados por la defensa de Lituania y liderados por un gran Mindaugas Kuzminskas consiguieron meterse en la final.

Lituania busca conseguir su cuarto oro en un Eurobasket tras los logrados en 1937, 1939 y 2003

Lituania basa su juego en una defensa férrea, dura, intensa, sin contemplaciones. Ese es su juego, defender, defender y volver a defender. En ataque se prodigan lo natural, tienen grandes jugadores como el ya mencionado Kuzminskas, Valanciunas, Maciulis o Seibutis. Su punto flojo radica en el puesto de base. Kalnietis es el timón de este equipo y tiende a tomar decisiones precipitadas, con mucha conducción de balón y poco pase. Ante Serbia, los bálticos cosecharon veinte balones perdidos, una cifra que en la final no te puedes permitir si no quieres acabar segundo en el cajón.

Pau Gasol y sus amigos

Pase lo que pase, gane quien gane, si el torneo está cuerdo y es justo, el MVP tiene dueño, Pau Gasol. El de Sant Boi de Llobregat firmó ante Francia su mejor exhibición como jugador de la selección española. Una clase magistral de baloncesto, de defensa, de ataque, de rebotes, de casta, de pundonor, de lucha, de entrega, de ba-lon-ces-to en su esencia más sublime. Consiguió la mitad de los puntos del equipo, se arañó contra el pulpo Gobert, se colgó a la espalda once tíos, once compañeros, un equipo.

Las aportaciones del resto de jugadores no es menos que la suya. La importancia del Chacho Rodríguez como director de juego, la defensa de hierro de Llull, los tiros de Mirotic, los rebotes de Claver, la entrega de Reyes, la regularidad de Ribas, y todos, todos suman en este equipo, hasta los que no juegan y solo animan, importante sentirles desde el banco. Se ha hecho un grupo, un equipo, que se dejará el resto por sus compañeros sobre el parqué de Lille.

Al son de Valanciunas y Maciulis

Lituania tiene en Valanciunas y Maciulis sus dos pilares de anotación dentro de la pista. El pívot promedia 16,9 puntos y 8,3 rebotes mientras que Maciulis anota 14,5 puntos y recoge 6,6 rebotes. Más de 30 puntos entre ambos de media en cada partido, números de estrellas. Pero estas cifras no dejan ver el juego real de los lituanos, un juego sin miedo en ataque pero muy duro en defensa. Se ayudan como nadie, asfixian al rival con pies y brazos hasta recuperar el balón o forzar un mal tiro.

Corren a la contra buscando canasta rápida. Sorprendente equipo que ha conseguido remar en la misma dirección, luchar por cada balón y conseguir electricidad en su juego. Siempre surgen terceros actores inesperados en sus partidos. Actores que pueden hacerte ganar un encuentro y colgarte el oro del cuello. Contra Serbia, Kuzminskas, contra España, cualquiera puede aparecer. Motivación al máximo. Ganas de oro. Sin presión.

Que suene la bocina, que pite el árbitro y que ruede el balón. Que empiece el espectáculo y haga divertir a las aficiones de ambos equipos y la del resto de selecciones. Lille, siete de la tarde, 27.000 personas, última función del Eurobasket.