El Mad-Croc Fuenlabrada tenía señalado en rojo el día de hoy. Era el partido más importante de la historia del club, y pasar a la Final Four de esta Eurochallenge era el sueño de todos. El choque llegaba en el peor momento de la temporada para el Fuenlabrada, con cuatro derrotas consecutivas en la Liga Endesa, y Europa era la tabla de salvación. Pero al final no pudo ser, el equipo ruso canalizó mejor la presión, y los nervios durante el choque se fueron haciendo cada vez más patentes según avanzaban los minutos.

El Triumph volvió a ganar en el Fernando Martín, y sumó la victoria decisiva para lograr el pase. Esta vez no fue Jefferson -que estuvo más pendiente de su pique con la grada- sino su compañero McKee quien lideró al conjunto ruso con 26 puntos. En el primer cuarto, los rusos pudieron escaparse con un inspirado Karasev, pero el Mad-Croc Montakit Fuenlabrda supo reponerse y equilibrar el partido (18-19).

En el segundo cuarto, la superioridad en la pista no se reflejaba en el marcador, pese a que al descanso el Triumph se iba con un 38-46 que hacía presagiar ya lo peor. El Fuenlabrada no acertaba en el rebote -el partido acabó 27-47 para los rusos con 17 ofensivos- y Fisac veía como la moral de los suyos decaía por momentos.

Empezó bien el 3er cuarto, con un parcial de 6-0 para el Fuenlabrada que se colocó a sólo 2 puntos (44-46). Pero los moscovitas supieron contestar rápido y un 0-10 hizo desvanecerse cualquier opción de remontada. Porfi Fisac también lo vió, y pidió tiempo muerto. Sólo quería más Intensidad defensiva, que los suyos taparan las líneas de pase, ya que la penetración de los rusos estaba siendo demasiado sencilla.

Pese a las buenas maneras del conjunto local, el Triumph alcanzó la máxima diferencia en el 3er cuarto, de 15 ganaban al final de éste (49-63). El Fuenlabrada ya no pudo hacer nada, era una diferencia excesivamente grande, pero Fisac no quería que los suyos se relajaran, ni el público perdía la esperanza. Sabían que era un regalo que había que agradecer y disfrutar...y la grada también se lo iba a dejar todo en intentarlo.

En el último cuarto apareció el que siempre aparece en los minutos finales, el neozelandés Penney, con un triple para poner el (52-63). Con otra penetración Penney anotaba sus cinco primeros puntos del partido y hacía soñar. Quino Colom también había calentado muñeca y con un nuevo triple la diferencia pasaba a 8 para los rusos. Pero apareció la inexperiencia o la ansiedad, sumado a algunas decisiones del trío arbitral difíciles de entender, que permitieron que el Triumph tomara aire y volviera a poner tierra de por medio en el marcador.

A 4 del final, un triple de Cortaberría enchufaba al público que todavía veía posible la remontada. Mainoldi salía a pista por Mike Hall que era retirado con una atronadora ovación. Pero el Triumph Lyubertsy seguía triangulando a la perfección, moviendo rápido y muy bien el balón, Twain Mc Kee estaba en su partido, todo iba dentro.

Los  minutos finales, fueron especialmente emocianantes. Mientras los jugadores rusos, en el banquillo, ya celebraban el pase a la Final Four, la grada del Fernando Martín coreaba el nombre del equipo y aplaudía hasta el último aliento el esfuerzo de los suyos. Cuando la bocina indicó el final del partido (65-80) nadie en el luminoso veía reflejado lo visto sobre la pista. Merecida victoria rusa sí, pero excesivo castigo para un Fuenlabrada que desde ya tiene que olvidar lo vivido por Europa y cambiar el chip en la competeción doméstica para volver a ganar y alejarse así de los puestos de descenso.