La salida del Gipuzkoa Basket fue muy meritoria, en un primer cuarto claramente dominado por los de Ponsarnau. Dean era el más enchufado de todos, al que solo Panko podía seguir el ritmo. Así, los visitantes empezaron a abrir brecha. El Montakit Fuenlabrada no encontraba espacios claros en ataque, y cuando sí lo hacía, los tiros no entraban. Al Gipuzkoa, todo lo contrario: Dean y Hanley anotaban con facilidad.

Casimiro da el giro

Fuenla sufría también en la pintura, especialmente Akindele con Doblas. Sin embargo, tras el tiempo muerto de Luis Casimiro a mitad de cuarto (7-17), el guión cambió. Su equipo cerró filas atrás, y practicó el contragolpe con Panko como líder.

 Los triples de Burtt (que salió pronto por Baron), apuntaban un parcial de 9-0 para los locales, que significó el tiempo muerto de Ponsarnau (16-17): los suyos, sin Dean, ya no tenían la efectividad del principio, aunque terminaron el cuarto con ventaja (19-20) gracias al 67% en triples.

Las imprecisiones por parte de ambos equipos llegaron en el segundo cuarto. El marcador poco se movió en los primeros minutos, y cuando lo hizo fue por una técnica pitada a Dean, que ya estaba avisado de un acción anterior.

Banquete de triples...y una expulsión

La pájara duró poco, al menos por parte del Gipuzkoa Basket, que se despegó del Fuenlabrada a base de triples (Dean, Jared, Franch, Huskic), demostrando que el gran acierto desde el exterior del primer cuarto no había sido casualidad. Los vascos ponían la máxma diferencia (28-39). Por parte del Montakit Fuenlabrada, las cosas se normalizaban, o lo que es lo mismo, Panko monopolizaba los puntos de los madrileños, yéndose con 14 puntos al descanso. De nuevo, un revulsivo desde el banquillo posibilitó el acercamiento del Fuenlabrada. La presencia de Baron descolocó en un primer momento al Gipuzkoa, que encajó cinco puntos en menos de medio minuto (36-41).

Pero los de Ponsarnau sufrieron una noticia peor: la expulsión de Dean por otra técnica, esta vez por simular una falta. Así, el que hasta entonces estaba siendo el mejor jugador de los visitantes tenía que abandonar el choque. 

Huskic, no obstante, lideró los últimos ataques del Gipuzkoa, para volver a dejar a los suyos nueve arriba al descanso (39-48), momento en el que todo el Fernando Martín aprovechó para comer las tradicionales uvas de fin de año. Al ritmo que llevaba el Gipuzkoa desde la línea de 6,75, parecía imposible que el Fuenlabrada logrará darles caza, pero, cualquier abuso no es bueno, y el Gipuzkoa, con el debut de Huertas, lo hizo con los triples durante el tercer cuarto: falló los cinco primeros, tres de ellos en una jugada muy curiosa.

El Montakit Fuenlabrada tenía la posibilidad de reducir la diferencia. Nada más lejos de la realidad: los ataques acababan en nada, para desesperación del Fernando Martín, que solo podía aplaudir las canastas de Baron o los tapones de Akindele. Ni Panko compareció en el tercer cuarto, aunque la mayor parte de los pitos se los llevaba Daniel Clark, que no tuvo su día. Gipuzkoa no iba a perdonar siempre, y logró anotar desde su especialidad: dos triples consecutivos, para llegar al final del tercer cuarto doce arriba (50-62). Fuenlabrada animaba a los suyos antes de los últimos diez minutos cruciales.

Sin acierto

Pero, por más que lo intentaron los de Casimiro, no era el día. El aro se cerraba a los triples naranjas de Burtt y Rodríguez. Aunque también colaboraron para que no lo fuera: el Fuenlabrada acusó graves errores defensivos, multitud de balones perdidos en sus posesiones y numerosos fallos de canasta en las mismas. Así, difícil se remontan diez puntos de diferencia.

Solo los tímidos intentos de Burtt eran efectivos en el Fuenlabrada, pero que eran contestados por un Gipuzkoa que sabía a lo que jugar en los últimos minutos. A los azules no les afectó ni una antideportiva provocada por el último fichaje fuenlabreño. Franch pusó la puntilla a falta de un minuto con una gran canasta sobre la bocina. Al final, 65-76, y un Fernando Martín que se fue dividido entre aplausos y pitos.