Se las prometía felices el Montakit Fuenlabrada al final del primer cuarto, donde con un 23-12 campeando en el marcador las opciones de victoria crecían y la confianza aumentaba. Falsos presagios: el Fernando Martín pasó de olla a presión a tumba en cuestión de segundos, esos que separan la ilusión de la impotencia, el enfado y la tristeza.

No es para menos: el Fuenlabrada puede ser equipo LEB hoy mismo, si Manresa gana y Sevilla y/o Gipuzkoa también lo hacen.

El desenlace fue aún más trágico debido al trabajo  desarrollado por el Fuenlabrada durante todo el partido. Sabidos de la importancia del encuentro, los de Jesús Sala lo comenzaron muy enchufados, especialmente Daniel Clark, autor de 11 puntos en el primer cuarto. En el dormido Joventut solo comparecía Savané, el posterior héroe.

Los cambios que planteó Maldonado ante el vendaval del inglés no surtieron efecto, y en Fuenla siguió encontrando buenas acciones de tiro, como el triple de Miso sobre la bocina que cerraba el primer acto (23-12)

Durante el segundo, la igualdad se volvió dominadora, con un Joventut más atento en materia defensiva, y con Hannah como líder principal en ataque. El base acercaba a los suyos a menos de seis puntos, pero el Fuenlabrada, sin temblores, seguía ofreciendo buenas sensaciones y un control del tempo del juego, aspecto clave en cualquier partido de baloncesto.

A pesar de todo, también había malas noticias en los dos conjuntos. El Fuenla perdió fuelle con Mayo como organizador (demasiado acelerado en sus acciones) mientras que el Joventut sufría las tres personales de Miralles. Lo mejor: Daniel Clark, gran protagonista de la primera mitad con 16 puntos y 4/5 en triples. Lo peor: solo anotaría uno más en los últimos 20 minutos, algo que el Fuenlabrada echó mucho de menos. Al descanso, 38-33.

Tras el paso por vestuarios, el Joventut salió tan enchufado como lo hizo el Fuenla en el primer cuarto. Dos triples les colocaban por delante, y volvían a avisar de que el partido sería duro y peleado hasta el final.

Todo el tercer cuarto así lo evidenció: empezaron los nervios, las precipitaciones y los fallos. No afectaron, en su mayoría, a Panko, que acaparó casis todos los balones de los locales. Mientras, Diagné cometía su cuarta personal que le lastraba al banquillo. Más tarde, el Fuenlabrada perdería varios rebotes importantes. Esos detalles les costaron el partido.

Acabó el cuarto (58-54). El Joventut, trabajo de hormiga, estaba ahí sin realizar un gran partido. El Fuenlabrada se veía abocado a un final de infarto, de esos no aptos para cardíacos. Y menos dada la situación del club.

El primer problema serio que apareció durante el último periodo fue la acumulación de faltas. Los de Sala cometieron la quinta de equipo demasiado pronto (minuto 33). Así, el Joventut tuvo desde la personal una fuente desmesurada de puntos a los que el Fuenla contestaba, pero sin la claridad de la primera mitad.

En los minutos finales, de nuevo Clark al rescate, con cinco puntos consecutivos, que eran respondidos con otros tantos de Suton.

En la jugada definitoria, Díaz encontró un pasillo inesperado en la zona, pero en su final apareció Savané para taponar el balón con contundencia. Después, dos tiros libres de Kirksay sentenciaban el partido (73-77)

Condenan, además, a una posición muy difícil para el Fuenla en las próximas horas. Pueden ser fatídicas si se dan las condiciones mencionadas antes. Si no, los fuenlabreños tendrán que seguir remando hacia una permanencia cada día más lejana y complicada. El problema viene de largo, y agarrarse a la pasión final no siempre resulta efectivo.