Vitoria se prepara para recibir el mejor partido que el Laboral Kutxa ha disputado hasta el momento. Además, se trata del más decisivo, y es que imponerse al Panathinaikos podría suponer empatar con el Maccabi Tel Aviv y empezar a abrir brecha en la clasificación.

El grupo D está siendo uno de los que más sorpresas están trayendo a la competición. Con un líder derrocado, como es el mismo Panathinaikos, Maccabi y Lokomotiv pelean por la primera plaza y el prestigio que un primer puesto en la fase de grupos da a los equipos.  El caso más sorprendente es el del Lokomotiv Kuban Krasnodar, un conjunto que, a  priori, no sería el rival a batir, pero a quien los resultados están acompañando y suman, a día de hoy, tan sólo 1 derrota.

El Laboral Kutxa parece estar encontrando el baloncesto que busca desde la pretemporada, algo a lo que ayuda que jugadores como Lamont Hamilton y Leo Mainoldi vayan entrando cada vez más en las rotaciones de la plantilla. Además, las buenas noticias van llegando poco a poco al club vasco. Esta semana, Fabien Causeur, apartado del grupo hace unas semanas por una anomalía renal, empieza a entrar en los entrenamientos y la disciplina del equipo, con el objetivo de comprobar cómo evoluciona. La duda ahora es Andrés Nocioni, que se lesionó ante el Lokomotiv Kuban con un esquince en su rodilla.

De menos a más

El Laboral Kutxa tardaba en empezar con buen pie, tras 4 jornadas de liga se situaba con un pobre 1-3 y tercero por la cola. Un mes más tarde, y con el tesón característico de la plantilla vasca, conseguía alcanzar los puestos de playoff, firmando una serie de 3 victorias seguidas y asentándose en la octava posición.

En cuanto a las estadísticas, David Jelinek y Tibor Pleiss están siendo los hombres que lideran al Laboral Kutxa en el terreno de la anotación. Milko Bjelica, que está demostrando con creces la razón de su “repesca”, es el tercer mejor jugador de Sergio Scariolo.

Rey destronado

El caso del Panathinaikos es más grave que el del Laboral Kutxa. Clasificados para la Final Four de Estanbul en el 2012, y apeados por el FC Barcelona en el último encuentro antes de la pasada edición, en Londres, el conjunto griego parece estar sumido en un momento de incertidumbre. Y no será por falta de estrellas: el sempiterno Dimitris Diamantidis es el alma del equipo, pero en esta campaña su inicio no ha sido lo brillante que se esperaría de él. Jugadores como Jonas Maciulis y James Gist le están superando en capacidad anotadora, y sus números, como los de Roko Leni Ukic, están siendo demasiado discretos.

Dimitris Diamantidis está mostrándose en segundo plano, con unos números poco propios de un jugador con su experiencia

Aun así, el conjunto vasco deberá andar con pies de plomo y no esperar que Diamantidis sea el último jugador. El hecho que todavía no haya explotado puede significar dos cosas: su rendimiento empieza a bajar, y el eterno 13 está dando paso a los que vienen pisándole los talones, o quiere empezar poco a poco y el rodaje le hará llegar a los niveles que la afición conoce de él.

El encuentro de ida, en el que el Panathinaikos se impuso con bastante facilidad, puede ser un espejo en el que ver los errores y no volver a repetirlos. Diamantidis y Bramos fueron los mejores para los helenos, y el Laboral Kutxa dejó ir el partido en la primera mitad. Una victoria puede permitir a los vascos depender de ellos mismos para llegar al Top 16, además de ponerle las cosas muy difíciles al Panathinaikos, que se consolidaría como cuarto. El average, favorable a los de Argiris Pedoulakis, es el asunto más complicado. Toca ganar al equipo griego y buscar una diferencia que supere los 21 puntos, así que el partido debe ser perfecto desde el primer minuto.  El partido decisivo llega a Vitoria en el mejor momento, con el Baskonia en racha de buenos resultados y recuperando, día a día, las mejores sensaciones.

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Sobre el autor
Maria Cerezuela
Licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, aquí intento unir, lo mejor que puedo, mis 2 pasiones: el baloncesto y el periodismo.