Mira con esos ojos vivos, que mezclan la ironía inteligente con la sabiduría. Es guasón y le gusta hablar por los cuatro codos. No se esconde, ni dentro ni fuera de la cancha. Se expresa con claridad y, si tiene que emplear palabras duras, no le tiemblan las cuerdas vocales. Valora la sinceridad y el ir de frente por encima de todo. Le encanta el baloncesto, pero le gusta aún más vivir y disfrutar de las cosas que tiene a su alrededor.

Un tipo con el que es casi imposible no congeniar, pese a que cuando está en la pista llega a desesperar a más de uno, por su juego de pillo. “Hay que ser listo y tener un poco de putería”, dice la encarnación del espíritu guerrero, de superación pese a las críticas, de resurrección ante la ruina deportiva pronosticada, que ha tenido este Blancos de Rueda Valladolid, el cual se encamina hacia su despedida con esa denominación de origen, pero que pretende seguir siendo la misma entidad morada en la que Román Montañez –que noMontáñez, como se suele pronunciar, aclara el propio protagonista, “aunque no me molesta para nada”– ha sido quizá, junto con Nacho Martín, el jugador más importante de la institución pucelana en este primer cuarto del Siglo XXI.

La continuidad de Montañez en Valladolid, no a cualquier precio

Pregunta: Pese a que usted siempre ha dicho que la experiencia deportiva de este año era buenísima, ¿le queda una cierta sensación agridulce por toda la incertidumbre que asola al club?

Respuesta: Sí, porque no se pueden separar los problemas económicos y con el club de lo otro. Se fue un presidente y entraron otras personas que apenas han podido solucionar nada. Yo a nivel personal me quedo con muchas cosas positivas, sobre todo vividas con gente encantadora tanto dentro como fuera del club, pero es muy triste ver ahora este pabellón vacío cuando hace nada estaba con mucha gente apoyándonos y pensar que toda esa gente se puede quedar sin baloncesto el año que viene. Es muy jodido saber que habrá que esperar todo el verano para saber si hay equipo o no.

"Tengo sensaciones agridulces, es muy duro que Valladolid se pueda quedar sin baloncesto"

P: ¿Y usted está dispuesto a esperar todo el verano para tomar una decisión sobre su futuro?

R: No sé qué decirte, porque el año pasado esperé demasiado y se me complicaron mucho las cosas por ello. Ahora mismo no tengo ofertas y no sé cómo se va a mover el mercado, pero aquí tampoco me han dicho si quieren que continúe en el caso de que haya equipo ACB. Ahora me voy unos días de vacaciones para descargar físico y desconectar del baloncesto y luego volveré a pensar en estos temas.

P: ¿Qué condiciones se tendrían que dar para que Román Montañez se quedara en Valladolid?

R: En primer lugar, lógicamente, que me ofrecieran la renovación. En segundo lugar, que hubiera un proyecto estable, y no solo valen las palabras, sino que son necesarias garantías, sin problemas económicos, sin tener que estar pensando todo el año cuando vas a cobrar, como ha pasado este, porque esas cosas las metes en la mochila y acaban pesando muchísimo. El equipo se ha visto muy condicionado por ellos y creo que podíamos haber llegado más alto de no ser por todo eso. En tercer lugar, que se quedara Roberto y también que siguieran determinados jugadores, la columna vertebral de este equipo, para que los que entraran nuevos supieran que hay una forma de trabajar ya consolidada.

"Estoy al 95% seguro de que Nacho no se va a quedar en Valladolid"

P: ¿Se refiere a Nacho Martín?

R: No, el caso de Nacho es distinto, porque yo creo que no se va a quedar. Por supuesto que es fundamental y ojalá se quedara, pero él ha hecho un temporadón y se merece ir a otro club que tenga mayores aspiraciones y en el que cobre mucho más dinero. Le van a querer fichar muchos clubes y un jugador en la plenitud de su carrera profesional tiene que ser exigente y ambicioso. Él está muy agradecido a Valladolid y sabe que aquí se le valora mucho, pero yo estoy 95% seguro de que no se va a quedar. Me refiero a otros jugadores, esos que hacen vestuario y que pueden dar una voz en un momento dado sin necesidad de que sea siempre el entrenador el que lo haga.

Un profesional que se considera honesto y poco egoísta

Lo dice alguien que ya pasó por ese trance de desarrollo profesional en el que se encuentra el capitán actual del CB Valladolid. Una capitanía que también ejerció Román Montañez durante las tres últimas temporadas de su primera etapa en la entidad morada (2000-2005), tras las cuales se marchó a Bilbao Basket, pasó por Girona, regresó a su casa (Manresa), donde se había formado como jugador, y, tras un verano 2012 infernal para el catalán, fue rescatado para la causa primero por Andorra y posteriormente por Valladolid.

"Quiero que se me recuerde como un jugador que fue honesto y no egoísta"

P: Repasando su trayectoria, al final uno llega a la conclusión de que el sitio en el que ha ocupado un rol más importante ha sido Valladolid, tanto en su primera como en su segunda etapa.

R: Sí, en Pucela siempre se ha confiado mucho en mí, pero realmente me he sentido importante en todos los equipos en los que he estado. Quizá donde menos fue en Girona. También estuve muy a gusto en la ciudad, mi mujer y yo estuvimos genial y, a nivel deportivo, fue un año espectacular, con un equipo muy grande formado por San Emeterio, Marc Gasol, McDonald, Víctor Sada… Llegamos a cuartos de final de la ACB, final de la ULEB y semifinales de la Copa del Rey. Pero sí que es verdad que yo no disfruté apenas de minutos, porque el entrenador que me fichó se fue ese mismo verano. Aún así, fue un año positivo a nivel mental, me sirvió para madurar.

(en este punto, Román adopta una actitud reflexiva y comienza a analizar su trayectoria, saltando de la pregunta efectuada a cuestiones más profundas).

R: Mira, yo en realidad me he sentido muy bien en todos los equipos en los que he estado. Fuera de la pista he sido respetado por los demás jugadores, he intentado dar consejos y se me ha escuchado… El día que me retire me gustaría que se me recordara como un jugador honesto, que sacrificó muchas veces sus estadísticas individuales por el bien del equipo. Incluso he pecado a veces de poco egoísta, pero ese es mi ADN.

P: Lo dice todo un ganador de la Liga ACB. Cuéntenos como es la experiencia, para ponernos los dientes largos a los de Pucela.

R: Es el mejor recuerdo de toda mi carrera. Fue acojonante estar allí en Manresa, en la Plaza del Ayuntamiento abarrotada, una auténtica locura… Yo era muy joven (aquello sucedió en la temporada 1997/1998 y Román contaba con tan solo con 19 años) y quizá no me di cuenta del todo de lo que estaba sucediendo, tal vez porque pensaba que iba a ganar más Ligas ACB, pero mira, al final ganarla es muy complicado. Se juntaron muchas cosas, un estupendo entrenador como Luis Casimiro, el mejor equipo de la historia de Manresa capitaneado por el gran Joan Creus…

Trayectoria feliz como morado, salvo el quinto año

El escolta nacido hace treinta cuatro años en Sant Joan de Vilatorrada, localidad cercana a Manresa, forma ya parte de la leyenda del Pisuerga. Es uno de los jugadores más importantes de la historia del CB Valladolid, como lo acredita el hecho de que sea el quinto jugador que más veces ha vestido la camiseta pucelana con 190 presencias (a solo 10 de Alex Bento), el quinto en recuperaciones, el sexto en minutos jugados con la elástica morada… Todo ello logrado a lo largo de cinco temporadas y media, que dan para mucho, aunque la mayor parte de sus recuerdos son buenos.

P: ¿Cuál ha sido su peor y su mejor momento durante su trayectoria en Valladolid?

"Al final de mi primera etapa en Valladolid, salí un poco mal con la prensa"

R: El mejor año fue el cuarto (la temporada 2003/2004), tanto a nivel colectivo como individual. Teníamos un equipo muy compensado y, si dura la temporada tres jornadas más, nos metemos en play-offs seguro. Me acuerdo que ganamos el último partido a Manresa que también se estaba jugando entrar. A nivel personal, fue un año muy bonito, en el que tuve las mejores estadísticas, en puntos, minutos jugados, porcentaje de tiro, valoración…

Recuerdo el partido contra Alicante, en el que metí siete triples de ocho intentos, anoté treinta y dos puntos y conseguí cuarenta y cuatro de valoración. Lo malo es que acabé con una fascia plantar, aunque tuve todo el verano para recuperarme.

El peor fue el año siguiente, la temporada 2004/2005, por todo. Hubo que fichar nuevos jugadores, como por ejemplo a Carlton Mayers, porque se empezó muy mal. Y, en el plano personal, no disfruté de tantos minutos, rendí por debajo de lo esperado porque, cuando jugaba, lo hacía con mucha ansia de demostrar que seguía siendo un jugador importante. Además, los medios me criticasteis y me metisteis mucha caña.

(Adopta un gesto de evidente disgusto, pero habla serenamente, en un tono alejado del rencor).

"Se faltó a mi ética de trabajo y a mi profesionalidad, y eso me molestó mucho"

R: Lo que me molestó fue que se faltara a mi ética de trabajo, a mi profesionalidad, porque decían que salía mucho y eso no era verdad. Yo solo salía cuando no había entreno al día siguiente, tenía veinticinco años y me sobraba el físico para salir por la noche y rendir al máximo.

Salí un poco mal a nivel de los medios, no con la gente, que creo que se quedó con un buen recuerdo de mí y, de hecho, este año me lo ha demostrado enseguida, aunque también yo se lo he puesto fácil. Al final, la gente quiere que sus jugadores se dejen los huevos en la cancha y, si pierden, no se les puede reprochar nada, y yo siempre he dado el cien por cien en todos los equipos en los que he estado.

Un jugador listo y con talento

Es el momento para relajar el tono de la entrevista. En la polvorienta pantalla de un portátil lleno de heridas de guerra se muestra un video en el que se muestra el triple ganador, last shot que dirían los estadounidenses, que Montañez anotó en aquel lejano 21 de febrero de 2002 y que sirvió para que el CB Valladolid consiguiera la victoria ante Unicaja por 67-66. Curiosamente, la jugada es bastante similar a la que, casi once años después, el 2 de febrero de este año 2013, protagonizó el mismo Román luciendo la misma camiseta, y que también valió para que el equipo pucelano lograra un triunfo decisivo frente al Joventut de Badalona.

(Reconoce al instante la primera de las dos acciones, a pesar del tiempo transcurrido).

R: Me acuerdo perfectamente, Carles Marco se medio tropieza y me pasa a mí el balón y la clavo (se le nota levemente emocionado).

P: ¿Qué diferencias ve entre el Román de entonces y el de ahora?

R: Sobre todo la reacción, mucho más calmada ahora que entonces. Me alegro igual de cada canasta que meto, porque me encanta jugar al baloncesto, pero ya no las celebro tanto como antes, estoy más contenido y actuó con más cabeza. Cuando era más joven, discutía a los árbitros, trataba de buscar la reacción del público…  Era mucho más visceral.

"En el baloncesto hay que ser listo y tener un poco de putería"

P: Siempre se ha comentado que su juego tenía paralelismo con el de Juan Carlos Navarro, además de por su calidad, por esa capacidad para sacar faltas, aparentemente inexistentes.

R: (se ríe). Hombre, yo, si me pegan juego duro, pero también tengo que ser listo. Yo no puedo físicamente con pívots que son más altos que yo, entonces tengo a veces que buscar contacto y tener un poco de putería. Navarro, que me parece el mejor jugador del baloncesto nacional, tú le ves y no tiene un físico espectacular, está delgadito, pero, además del talento impresionante que tiene, sabe aprovechar al máximo sus recursos, es listo y tiene putería. Yo he jugado muchos años contra Juan Carlos y ha habido veces que me ha sacado dos faltas en el primer cuarto y me ha mandado al banquillo. Él sólo está haciendo su juego, pero a ti te está jodiendo (risas).

P: A él le cantan eso de “Navarro vete al teatro”…

R: (esboza un gesto pícaro). A mí también me lo han cantado algunas veces, pero normalmente cuando les estaba destrozando y metiéndoselas de todos los colores, para intentar desestabilizarme.

 

Acto seguido aparece en el mismo desgastado monitor un montaje realizado con el programa WinMorph, en el que se observa la evolución de Román Montañez a lo largo de su paso por los diferentes conjuntos en los que ha militado. El escolta morado sonríe ampliamente y adopta un tono socarrón. Se le nota divertido. Sabe tomarse con humor sus cambios físicos y sacarlos partido, empleando un tono irónico y cínico.

R: Lo que me ha cambiado sobre todo es el pelo.

P: ¿Coincidió con un momento malo de su vida o de su carrera?

R: Qué va, de hecho fue en una época bonita, cuando volví a Manresa (2008), y ahí las canas empezaron a predominar. Es pura genética, la herencia que me dejó mi padre, que a los 22 años ya tenía el pelo completamente canoso. Eso me ha ayudado a seguir en la élite del baloncesto, pero al mismo tiempo a nivel de imagen me ha perjudicado, porque cada día me veo más viejo y ha hecho que la gente piense que estoy auténticamente acabado.

P: Tal vez le ha hecho ganarse el respeto de sus rivales en la pista, que no saben si les va a salir por la izquierda o por la derecha, y se confían…

R: Hombre si es para que se confíen, me viene bien. La realidad es que me llegaron a proponer el año pasado que me tiñera el pelo, porque me dijeron “hostia, ahora que tienes treinta y tres, tú si te afeitas y te pones un tinte vas a parecer mucho más joven”, pero yo les dije que ya me llegaba tarde, que lo tendría que haber hecho muchos años antes y que así se quedaba.

El mismo CB Valladolid, pero distinto

Después de este intervalo distendido en el que ha habido alguna que otra carcajada y mucha ironía sana, el histórico del CB Valladolid Román Montañez se pone a repasar someramente las plantillas de las que formó parte en su primera etapa como jugador morado. El escolta formado en Manresa demuestra de nuevo una memoria excelente, pues, casi sin mirar en la pantalla, enumera los jugadores. “Me acuerdo de todo”, asegura. Habla de sensaciones y de relaciones personales.

"De mi primer año en Valladolid recuerdo sobre todo el buen ambiente que había"

R: El primer año recuerdo sobre todo el buen ambiente que había en el equipo. Nuestros dos americanos, John Williams y Bramlett, estaban súper integrados en el equipo, se venían a cenar con nosotros después de los partidos, a tomar una copa o a lo que fuera. Tuvieron mucho que ver los jugadores que ya había de antes, Lalo, Rául Pérez, Paco Martín, Panadero, Llorens, Carles Marco, que era una pieza muy importante además de un gran amigo… Había una piña muy buena. El segundo año cambia poco el equipo. En lugar de Bramlett llega Garcés y vienen Montes y Yebra.

P: Quizá a Yebra, en su etapa como jugador morado, le pasó un poco como a usted, que fue de más a menos.

R: Cuando tú estás muchos años en el club, es muy difícil que siempre estés al pie del cañón. Yo creo que Yebra dio unos años fantásticos al Valladolid y que tenía una calidad bárbara (inmediatamente habla de su tercera temporada, 2002/2003, donde destaca por encima de todas las cosas su relación con Fernando San Emeterio). San Emeterio y yo somos muy amigos. Además hemos jugado juntos en Valladolid y en Girona. En aquel año era muy joven y estaba mucho conmigo, yo le hacía de taxista, le llevaba del colegio a los entrenos.

P: Lo curioso es que en ese año ya empiezan a verse muchos inactivos y jugadores fichados a mitad de temporada, algo que ha sido muy habitual en este club.

(Román relaciona inmediatamente esta pregunta con el presente y ahonda en esa condición que él considera imprescindible para que se produzca su continuidad).

"Si se quiere hacer un buen proyecto, hay que planificarlo desde ya"

R: Sí, es algo evidente. Es lo que decía antes en relación a la situación actual, que la planificación de una temporada comienza en el final de la anterior. Tienes que tener muy claro ya en ese momento con qué jugadores te vas a quedar. Aquellos que te van a ayudar a que los nuevos se integren en la ciudad y en el equipo, que den buen rollo, porque esos son los que, en los momentos malos, van a tirar del equipo. Por eso digo que un proyecto bueno se tendría que hacer desde ya, manteniendo a esos jugadores que son la columna vertebral y que ayudan a la dinámica del equipo. Esos que tienen complicidad con el entrenador y que en un momento dado pueden dar cuatro gritos al americano de turno que se está tocando los huevos y que no siempre sea el entrenador el que lo haga.

El propio protagonista ha dado pie a que la entrevista retorne por los abruptos senderos de la actualidad de la entidad morada, de modo que irremediablemente hay que realizarle algunas preguntas, a modo casi de conclusión, que anteriormente se han quedado en el tintero. La charla vuelve a adoptar un tono serio y de gravedad. La sinceridad predomina ante todo y Montañez no se muerde la lengua, entre otras cosas porque no es su estilo, como él mismo confiesa.

P: ¿Qué cambios fundamentales notó en el club cuando regresó este año respecto a su primera etapa?

"Me sorprendió mucho toda la sarta de mentiras del anterior presidente"

R: El funcionamiento es prácticamente el mismo que el que había entonces. Un club muy familiar con muy buenas relaciones entre los jugadores, técnicos y empleados de oficina. El cambio fundamental fue toda la sarta de mentiras que soltó el anterior presidente, José Luis de Paz. Tuvimos un par de reuniones con él y, no solo nos mentía, sino que además sabíamos que nos estaba mintiendo. A mí me gusta la gente honesta, que va de cara y que, si el club tiene un problema, lo expone. La gente que ha entrado ahora ha hecho una buena labor en ese plano, a pesar de que no lo tenían nada fácil.

P: Por aquel entonces todo el mundo pensaba que el Ayuntamiento era el dueño del club ¿Le ha sorprendido mucho toda la polémica que se ha generado este año en ese sentido?

R: Por aquel entonces se sabía que el Ayuntamiento era una parte muy importante del club. Lo que sucede ahora es que en una ciudad donde tienes fútbol, balonmano, baloncesto, rugby, etc, al primer nivel, con el contexto actual de crisis económica, hay muchos frentes abiertos donde las instituciones tienen que aportar dinero y eso no es nada fácil.

P: ¿Se veía venir en aquellos años que el club iba a llegar a esta situación? ¿Ya había problemas económicos?

"Que iba a pasar esto se veía venir desde que Fórum se pegó el batacazo"

R: Yo por aquel entonces no estuve un solo mes sin cobrar. Lo que ocurre es que sí que se escondían cosas. Pero realmente se vio venir cuando Fórum se pegó el batacazo, porque la gente de Fórum estaba muy implicada en el club, se preocupaba mucho de hacer las cosas bien y, a partir de ahí, yo sí vi claro que pasaría esto, porque iba a ser muy difícil sustituir los años de fidelidad de Fórum. Empezaron a cambiar las empresas, primero Grupo Capitol, luego otras, luego Rueda… Se veía venir también por como está la sociedad. Las empresas, aunque tengan dinero, ya no invierten en el baloncesto como antes, si no creen que les va a reportar suficientes beneficios a nivel de imagen.

Un hombre que disfruta de los placeres de la vida

La charla toca a su fin y, debido a ello, es el momento para adentrarse, aunque sea de puntillas, en el terreno más personal e íntimo de un hombre que, a pesar de haber nacido a muchos kilómetros de la ciudad del Pisuerga, la tiene un cariño muy especial y valora tremendamente todo lo que ofrece la capital castellana. Lo cuenta dibujando un gesto de satisfacción, que habla de una persona que sabe disfrutar de la vida al máximo y que aprovecha sus placeres siempre que tiene oportunidad.

P: ¿Ha notado muchas diferencias en la ciudad en estos ocho años de ausencia?

R: No, porque yo al final me muevo siempre por los mismos sitios, sigo cenando en los mismos restaurantes… He notado que seguía ofreciendo todo lo que ofrecía antes, que es mucho. Mi zona favorita es la que abarca la Plaza Mayor, Plaza Coca y Plaza Poniente. Me encanta ir a tomar vinos y pinchos por allí y la riqueza gastronómica que hay aquí es algo que la gente valora mucho y yo también. De hecho, mi mujer y yo en la segunda tarde de estar aquí lo primero que hicimos fue ir a Traspinedo a comer lechazo, porque teníamos perfectamente el recuerdo de que allí se comía de maravilla. Mucha de la gente que estaba entonces y con la que nos llevábamos bien sigue estando aquí. Por todo ello hemos estado este año tremendamente a gusto, ha sido muy bueno.

"Valoro muchísimo la cultura gastronómica que hay en Valladolid"

P: ¿Qué diferencias principales encuentra entre una sociedad como la catalana y la castellana?

R: Allí la gente sale de trabajar y se va a casa. Muy poca gente hace lo de aquí, y que creo es muy positivo, de quedar después de currar con los colegas, o con la gente del trabajo, para charlar, tener una buena conversación, tomar unos vinos… A mí esta cultura me gusta mucho y la disfruto muchísimo. En Cataluña se hace todo con demasiada prisa y es muy estresante. La gente de allí se debería dar cuenta de que hay muchas cosas además de trabajar. Porque, al final, ¿para qué vivimos? Tenemos que disfrutar de todas las cosas que tenemos.

P: Hablando de su tierra, creo que colabora con el club de su pueblo, Sant Joan de Vilatorrada

"En Cataluña la gente vive con demasiada prisa, aquí se disfruta más"

R: Sí, echo una mano sobre todo con el trabajo de cantera, que se estaba perdiendo un poco. Se trabaja con niños muy pequeños, que es algo muy agradecido, porque los chavales son esponjas y lo cogen todo enseguida. Cuando estuve sin equipo en el verano pasado, era yo quien dirigía personalmente los ejercicios que, sobre todo, consisten en técnica individual, en familiarizarse con el manejo de balón y demás. Siempre que voy allí colaboro y además encontramos a un entrenador muy bueno que sigue con ese trabajo.

P: Por último, háblenos de sus principales aficiones, en cuanto a música, cine y literatura.

R: Me gusta mucho leer, tengo una biblioteca bastante extensa. Yo siempre digo a alguien que los mejores regalos son, o un reloj o un libro. No sabría decirte cuál es mi libro favorito, pero la trilogía de Stieg Larsson me gustó mucho. Me encantaban las novelas de Stephen King, luego pasé a Mary Higgins Clark y, en general, me gusta la novela policíaca y de intriga.

"Me gusta mucho leer, sobre todo novelas policíacas y de intriga"

En cuanto a películas, soy muy fan de Cadena Perpetua y, en general, del cine de antes.Por lo que respecta a la música, no soy nada de reggaeton, que se escucha mucho en el vestuario. Yo que venía con una mentalidad totalmente positiva y cuando me encontré con eso… Soy mucho de pop español, no tanto de la época de la movida madrileña, sino un poco más suave. Pero escucho un poco de todo, desde Alicia Keys, pasando por U2, Bruce Springsteen, Dire Straits…

P: Esta sí que es la última ¿Meter una canasta ganadora o tomar un pincho de lechazo acompañado de un Vega Sicilia?

R: Meter la canasta ganadora y después celebrarlo con unos pinchos de lechazo y con un Vegasicilia, que es importante para poder meter después otra canasta ganadora.

 

Palabra de jugón, que, como tal, no abandona esa sonrisa que le acredita como tal. El ademán socarrón, de tipo divertido. La impronta que deja un ganador del baloncesto, pero, sobre todo, un hombre que sabe disfrutar y hacer que los demás disfruten en su compañía. El reflejo de alguien sencillo y, al mismo tiempo, descarado, al que no le importa decir lo que piensa siempre que tiene ocasión. “Por el hecho de ser deportista uno no puede dejar de ser persona y quedarse en las declaraciones vacías”.

Es Román Montañez, leyenda viva de este Club Baloncesto Valladolid que, aunque agoniza, aún tiene un halo de esperanza. El que representa el espíritu de jugadores como el catalán, que encarnan a la perfección las cosas buenas que ha tenido la controvertida entidad morada a lo largo de sus treinta y siete años de historia. Solo cabe esperar que, si el milagro económico forja más años de baloncesto para Pucela, Román Montañez esté aquí para seguir batiendo récords y celebrarlos con cualquiera de esos placeres de los que tanto le gusta disfrutar.