Viktor Sanikidze será quién pase a la historia como el jugador que anotó la primera canasta del CAI en Europa. Todo era alegría y emoción para los aficionados caístas en las vísperas del partido. Su equipo debutada en competición continental.

Sin embargo, el encuentro no comenzó bien para los locales. El Belfius Mons Hainaut arrancó mucho más certero y concentrado que los ‘rojillos’, y pronto llegaría el primer parcial a su favor (0-5). A pesar de que era su día, los jugadores maños no lograban meterse en el choque. La defensa era muy insuficiente y las continuas pérdidas de balón hacían que los belgas se despegaran más aún en el marcador (2-9 en el minuto 3). En ese momento, José Luis Abós paró el partido para evitar que los rivales se fueran a las primeras de cambio. Y vaya si lo consiguió.

Remontada local

Jones y Stefansson salieron a pista para poner lo que le estaba faltando a su equipo, intensidad. Algo que también se transmitió a la afición, la cual empezó a animar más que nunca. En estos minutos se vio a un CAI mucho más entonado que en la primera mitad del tramo, con Rudez y Tabu sumando desde el triple y Shermadini haciéndose cada vez más grande en la pintura. Todo esto se tradujo en un parcial de 13-0, tras 5 puntos consecutivos de Rudez y otros tanto de Jones, para finalizar el primer cuarto con una cómoda ventaja (23-13).

El conjunto local se encontraba cada vez más mejor en la pista, todos estaban enchufados y su rival no parecía encontrar la solución para frenarles. El parcial aumentó con un triple de Roll para conseguir la máxima (+15). La noche se antojaba perfecta. Sanikidze y Shermadani se hicieron dueños y señores de ambas zonas y los contraataques hundían cada vez más a los belgas. Al final de la primera parte, los de Abós ya habían doblado la diferencia en el luminoso (45-20).

Tras el descanso, y a pesar de la holgada diferencia, la maquinaria zaragozana no se detuvo. Todos sabían que esta era su noche. Todos sabían que estaban haciendo historia. Los contragolpes continuaron sucediéndose y además, las continuas rotaciones hacían que la frescura en el juego no cesara. El público del Príncipe Felipe se vino arriba, todos querían disfrutar de esa noche mágica. Hasta Norel, desde un lado del banquillo, quiso contribuir en el empuje de la afición.

Ya en el último cuarto, y como es lógico, los maños se relajaron y el conjunto dirigido por Defraigne endosó un parcial de 0-7 que hizo encender las alarmas caístas. De nuevo, un tiempo muerto de Abós devolvió la garra a su plantilla, quienes no querían sustos innecesarios. Rudez, con 16 puntos, y Roll lideraron la reacción final ‘rojilla’, y el partido se cerró con un contundente 73-56.

Debut soñado para un equipo y una afición muy ilusionada con el nuevo proyecto. Estos chicos están escribiendo su propia historia, y quieren hacerlo a lo grande.

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