El CAI Zaragoza empezaba su segundo encuentro de Eurocup en casa dando espectáculo y puntos a partes iguales. Seguros de su juego, los rojillos encontraban en las buenas circulaciones de balón su hoja de ruta. Además, su buen hacer en defensa asfixiaba las opciones de anotar del Grissin Bon Reggio Emilia.

Baloncesto de ensueño

El conjunto de Joaquín Ruiz brindaba al Príncipe Felipe el mejor primer cuarto de la temporada, y de parte de la pasada campaña, unos diez minutos en los que todo el grupo sumaba como uno, corriendo cuando podían y eligiendo la mejor opción para abrir brecha en el marcador.

Stevan Jelovac y Rasko Katic eran los protagonistas del primer asalto: imponiendo su físico en la cancha, se convertían en los referentes maños. Con un baloncesto alegre, rápido y efectivo, el CAI no dudaba en ampliar diferencias poco a poco.

El trabajo de Katic en el poste bajo era una pesadilla para el conjunto italiano

La clave del dominio aragonés en el marcador se basaba, principalmente, en el juego interior: sin una defensa activa encima, Katic se encontraba cómodo en la pintura, donde castigaba cada error defensivo del Grissin Bon Reggio Emilia. Por otro lado, los maños sí ofrecían resistencia atrás, consiguiendo agotar las posesiones de los italianos sin que éstos anotaran. Dos triples de Chris Goulding cerraban unos diez minutos de ensueño, al que el CAI se marchaba con un 30-6 y con la ovación merecida del pabellón, que se ponía en pie para aplaudir al equipo.

Obligados a seguir con la intensidad ofrecida hasta el momento, los rojillos seguían el mismo guión, que les había funcionado a las mil maravillas. Goulding abría el segundo período con una acción de calidad, pero sería el juego colectivo el que daba réditos al CAI. Otra vez, el buen movimiento de balón y los tiros librados que conseguía surtían efecto, y no daban opción a un Reggio noqueado.

Defensa zonal como respuesta

La alternativa defensiva que proponía el conjunto italiano daba un nuevo color al encuentro. Con un parcial de 4-10, Joaquín Ruiz se veía obligado a pedir tiempo muerto, pues los de Massimiliano Menetti iban recortando la desventaja gracias a sus robos en defensa y un baloncesto rápido y al contraataque.

El CAI bailaría con diferencias de 25 puntos durante todo el cuarto, pero sería la falta de concentración a poco más de dos minutos para el descanso lo que le haría bajar hasta 20. La exigencia, que había bajado en las filas mañas, le hacía perder tres balones seguidos, a lo que Donell Taylor y Rimantas Kaukenas respondían con seis puntos antes de marcharse a los vestuarios. Al descanso, el resultado sería 48-29.

El paso por los vestuarios dejaba ver a un CAI desconectado, que bajaba su disciplina defensiva y que permitía a los italianos soñar con el triunfo. Harían falta tres minutos para volver a ver al CAI que había impuesto su juego en los dos primeros cuartos y que se mostraba intratable en el control del juego. Con paciencia para sumar, y consciente de que el trabajo atrás le permitiría aguantar la ventaja de 20 puntos, el CAI se ponía manos a la obra.

No obstante, como sucedía en el segundo período, la falta de concentración en los jugadores rojillos daba alas a un Grissin Bon Reggio Emilia que iba recortando diferencias poco a poco. La versión serena de los italianos se imponía a la que ofrecía el CAI, relajada y un tanto conformista. Así, con el 62-51, se abría un nuevo partido, con tan sólo diez minutos por disputarse.

Un parcial de 0-8, liderado por Della Valle y Pechacek, dejaba al CAI a sólo dos puntos por delante, y con pocos signos de recuperación. Al CAI, le faltaba la chispa que ofrecía en la primera mitad, la inspiración para sumar en un momento en el que no encontraba la manera de anotar y despejarse, de manera definitiva, en el marcador.

Robinson, al rescate

La conexión Jason Robinson-Marcus Landry devolvía la garra que necesitaba el conjunto aragonés. Con siete puntos entre ambos, hacían frente a un intercambio de canastas en el que Reggio se encontraba muy cómodo, pudiendo encontrar los puntos de manera muy fácil.

Los italianos proponían una defensa arriesgada, en la que presionaban con un 2c1 al jugador que dirigía el juego maño, en este caso a Pedro Llompart. La buena lectura de juego del balear y el trabajo grupal serían suficientes para castigar esta propuesta defensiva, y volviendo a mover el balón como lo hacía en la primera parte, el CAI volvía a dominar el partido.

Joan Sastre y Landry, que conectaban para sumar desde un alley-oop, rematarían el partido, poniendo el 93 a 79 en el Príncipe Felipe y sumando el segundo triunfo en Eurocup. A pesar de haber estado a punto de dejar escapar una victoria muy importante, el CAI supo rehacerse de la mala segunda mitad e hizo bueno el festival anotador del primer cuarto para empatar el balance de triunfos y derrotas.