Es difícil explicar cómo un equipo que, tras empezar 14 abajo es capaz de poco a poco ponerse a dos puntos de su rival para, inmediatamente después, conceder un parcial de 16-2. El Iberostar Tenerife tiene una solución sencilla: la segunda parte. Una vez más los de Alejandro Martínez llegaron al tercer cuarto metidos de lleno en el choque y una vez más se les acabó escapando por una diferencia considerable. Comienza a repetirse, y eso es quizás lo más preocupante.

Quizás el encuentro de hoy fue diferencie de los últimos en el hecho de que los aurinegros fueron a remolque desde el principio, pero el factor determinante fue esencialmente el mismo que les costó caer derrotados ante Valencia y Bilbao: un apagón inexplicable en la segunda mitad. A excepción de los dos primeros minutos, en los que salieron con un parcial de 7-2, los canaristas no parecieron un equipo profesional en el tercer cuarto. Muchas pérdidas, algo que comienza también a ser habitual, tiros cómodos fallados, malas decisiones... No era el Iberostar Tenerife que recordamos de principios de temporada.

El parcial de las segundas partes en los tres últimos partidos es de 100-140El parcial final de la segunda mitad, aún quitando esos dos buenos minutos inciales del tercer cuarto, no es tan sangrante (38-23), pero las sensaciones fueron de equipo deshecho y que no tuvo opciones reales en los últimos 15 minutos ante un conjunto que llegaba penúltimo en liga. Igual de abultados fueron los marcadores de la segunda mitad ante Bilbao (27-42) o ante Valencia (58-43), los dos partidos más recientes del Iberostar. La diferencia de los tres parciales es la misma, 15 puntos, y la diferencia final del partido casi idéntica: 17 abajo ante Bilbao y Fuenlabrada y derrota por 18 en Valencia. Parece difícil que se trate de una coincidencia.

Parece que el mal se está contagiando partido a partido, y eso es un riesgo demasiado grande para un equipo que, como cualquiera en el mundo, no puede permitirse tirar 20 minutos a la basura. ¿Cansancio físico? ¿Debilidad mental? Son Alejandro Martínez y su cuerpo técnico quienes deben dar con la respuesta y pornerle solución cuanto antes, si no, la situación puede acabar siendo demasiado peligrosa.

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Sobre el autor
Aitor Darias Oruezabala
Proyecto de periodista. Amante del fútbol desde pequeño y enamorado más tarde del baloncesto. De qué sirve vivirlo si no puedes contarlo.