Hoy en Zaragoza había en juego más que una victoria. No se trataba de llegar a los nueve triunfos o tener que esperar una semana más para hacerlo: hoy por el Pabellón Príncipe Felipe estaban en juego parte de las opciones del Iberostar Tenerife de mantenerse en la pelea por entrar en los Playoffs. Ganar suponía quedarse a una victoria del octavo puesto; perder era caer a tres. Y se ganó.

Pero no sólo se ganó. El triunfo se logró ante uno de los equipos llamados a estar entre los mejores de la categoría, ante el cual se ganó también el basket average, lo que puede ser decisivo al final del campeonato. Además, las sensaciones que dejaron los de Alejandro Martínez sobre la cancha fueron excelentes, y los aurinegros demostraron un temple en los instantes finales y en los momentos de mayor presión que habían echado en falta en el resto del campeonato.

El Iberostar Tenerife hizo uno de sus partidos más completosHoy quedó demostrado que aquel Iberostar dubitativo, impreciso y que sufría para ganar incluso a los rivales aparentemente más débiles está ya definitivamente enterrado. Se refrendaron las buenas sensaciones que se habían dejado en los partidos anteriores, se mantuvo una intensidad defensiva que a ratos ahogó a los maños, y se remató el choque con un acierto en el triple en el último cuarto que demostró que este equipo no depende exclusivamente del juego interior. Todo esto para dar la tercera victoria consecutiva, meter a los canaristas en la pelea con los mejores, y preparar el partido ante el Barcelona con una enorme ilusión.

Quedan aún 15 partidos y todo está en el aire, pero la isla de Tenerife se ha ganado el derecho a soñar con su equipo. Si los de Alejandro Martínez mantienen este nivel no cabe duda de que tendrán muchas opciones de firmar una temporada histórica. De momento, nadie puede quitarles la ilusión.