De todos es sabido que el Buesa Arena de Álava es una cancha complicada, todos en la ACB lo saben, y el Baskonia de Vitoria un amargo dulce que hay que roer. Ese 30 del pasado noviembre el Iberostar Tenerife cosechaba buenos resultados sobre todo en lo que a visitas peninsulares se refería. Los canarios rondaban un más que merecido décimo puesto en la tabla. Aún así los tinerfeños se enfrentaban a un Laboral Kutxa muy potente con una plantilla con nombre propio incluso en el resto de Europa.

Los vitorianos que no empezaron bien la Liga alimentaron las esperanzas de los laguneros de cosechar una victoria fuera de casa.  Y eso se intentó. El cuadro de Alejandro Martínez peleó como un jabato para llevarse los puntos a tierras canarias. Pero no fue así.

El Baskonia no se cortó un pelo en defender su feudo ante un visitante con ganas, pero falto de acierto. El Iberostar se colocaba delante del marcador en el inicio y el Baskonia tras un breve tanteo en el parquet peleó hasta ponerse delante del marcador. Los de Álava cercaron al Iberostar, que tenía problemas de aciertos bajo el aro peninsular. Se podría clasificar aquella primera parte como una defensa inexpugnable del Baskonia. Nicolás Richotti que viendo como el partido empezaba a irse en favor del Laboral, intentaba en solitario penetraciones a canasta de muy complicada ejecución que obtenían como resultado los tapones de la recia defensa alavesa.

El conjunto canario se acercaba a la zona de tres contraria relativamente bien, donde ejecutaba tiros de media distancia que Sekulic y Luke Sikma convertían con dificultad. Tras un tiempo muerto en el primer cuarto, el técnico canario aumenta la presión ofensiva en un claro intento de doblegar a su oponente que se replegaba bajo su canasta ante el avance insistente de los visitantes. Al Baskonia le costaba salir de su mitad de cancha, ya que Alejandro había dado indicaciones a los suyos de subir a recibir a los peninsulares antes de llegar a medio campo con la intención de encontrar situaciones más cómodas para anotar.

Ya en el segundo cuarto, la defensa canaria pierde fuelle, concentrados en el ataque a mansalva sobre los vitorianos, ésta queda desguarnecida. Lo que llevó al Baskonia a mejorar su defensa y entablar situaciones para puntuar más claras. Además el cántabro San Emeterio conseguía esquivar a Javi Beirán que aunque acertaba en el rebote, no terminaba de cuajar en marcar al jugador. Emeterio anotó 14 puntos antes del descanso.

El inicio de la segunda parte y ya en el tercer cuarto la defensa alavesa se había consolidado. No obstante Baglota Sekulic recuperaba balones en la defensa, esto permitió dar aire a los laguneros que se mantenían duros y fieles a su táctica de ataque constante, pero esta vez predominando los pases interiores que daban como resultado canastas más cómodas. Terminando este tercer cuarto el Baskonia coge empuje, se cierra y ataca con todas las fichas tras ver como el ataque de los aurinegros acababan en nada. Las pérdidas de balones casi constantes del conjunto canario se traducían en canastas alavesas de la mano de San Emeterio y Causeur, que no dudaban en aprovechar los desaciertos del cuadro lagunero. Así estos dos jugadores del Baskonia se convirtieron en el problema a frenar durante el juego.

Ya al final, el Iberostar iba ocho tantos a bajo, Beirán y Heras cogen aliento y apretan en defensa y ataque con la finalidad de cerrar el encuentro a favor. El impulso de estos dos jugadores alimentan a un cojunto que opta a llevarse el marcador. El acierto de tiros de tres, la recuperación de  balones y la férrea defensa de estos jugadores indicaban una lucha hasta el pitido final. Así es como se acercaba el Iberostar al Baskonia, a base de empuje, defensa y lucha. No obstante, en el auge por la pugna en el marcador, los laguneros se desinflan y pierden potencia, los continuos desaciertos por el exceso ansioso de anotar, la precipitación y la presión astuta del baskonia, aleja a los de Alejandro de la victoria. El Iberostar Tenerife cerró ese encuentro peleando y poniendo trabas a los de Álava, que sufrieron para ganar. Los protagonistas, San Emeterio con 26 puntos y Causeur con 22. Los puntales que convirtieron el Buesa Arena en un reducto fortificado.