Del Iberostar Tenerife de las primeras jornadas al actual hay una diferencia abrumadora. Los de Vidorreta levantaron por fin cabeza ante el Gran Canaria, y en Fuenlabrada demostraron que vuelven a ser un equipo temible y más que competitivo. Con dos victorias consecutivas en el casillero y el juego en una clara línea ascendente, la moral del equipo y de la afición vuelve a estar por las nubes.

La defensa ha sido sin duda el factor más importante en este cambio. En las primeras jornadas, los aurinegros sufrieron desajustes defensivos bastante graves, y se convirtieron en el equipo que más puntos recibía de la Liga Endesa. El duelo ante el Real Madrid, en el que encajaron 112 puntos, terminó de evidenciar que era en su propio aro donde estaban sufriendo un mayor castigo, y todas las miradas se centraron en las labores de frenar al rival.

La mejoría fue poco a poco haciéndose notar, y en Málaga, pese a la derrota, el cuadro canarista dejó a los andaluces en 69 tantos antes de la prórroga. No obstante, fue ante el Gran Canaria donde se notó el gran cambio. Sabedores de que los de Aíto se caracterizaban por encajar pocos puntos, los hombres del Iberostar se desfondaron en defensa, y el equipo volvió a recordar a la mejor versión de la temporada pasada.  Se apretaban líneas de pase, las ayudas estaban siempre listas, y se consiguió que los rivales estuviesen incómodos cada vez que recibían la pelota. El equipo empezaba a ser otro.

Fruto de la gran defensa, que dejó al Herbalife en 63 puntos, el Iberostar logró por fin el primer triunfo, y con él llegó la confianza, esa que había ido disminuyendo en los duelos anteriores. En el derbi canario, los jugadores aurinegros erraron muchos tiros y bandejas sencillas, pues la presión no había hecho más que ir en aumento a medida que avanzaban las jornadas y el casillero seguía a cero. Pero, de pronto, desapareció.

El equipo llegó a Fuenlabrada sabiéndose competitivo de nuevo y confiando en sí mismo tras el triunfo. La actitud fue otra, y el equipo hizo su mejor partido a nivel ofensivo en mucho tiempo. Con un 54% en tiros de dos y el 50% en triples, los chicharreros firmaron los mejores porcentajes de la temporada, y fueron, por fin, un equipo verdaderamente temible en la faceta ofensiva. No es coincidencia que esto ocurriese tras el primer triunfo. En este deporte no existen las casualidades.

En este sentido, la llegada de Txus Vidorreta tuvo también una gran importancia, pues el hecho de venir de fuera le permitió aportar al vestuario una tranquilidad que no existía dentro. Tras cinco jornadas, la plantilla sufría la presión propia de quien tiene prisa por ganar, algo que el vasco, recién llegado, no padecía. Su llegada, directa e indirectamente, ha cambiado al equipo, que por fin afronta los partidos sintiéndose capaz de ir a por todas. Es posible que sin él el Iberostar no hubiese experimentado todavía este cambio radical.

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Sobre el autor
Aitor Darias Oruezabala
Proyecto de periodista. Amante del fútbol desde pequeño y enamorado más tarde del baloncesto. De qué sirve vivirlo si no puedes contarlo.