El Santiago Martín vivió esta mañana uno de esos grandes días que solo el deporte de élite es capaz de brindar. A la visita del Real Madrid, motivo ya de por sí suficiente para convertir las gradas en una fiesta del baloncesto, se le sumó el gran partido del Iberostar Tenerife, que regaló a la isla una histórica victoria ante el vigente campeón de España y de Europa. Los aurinegros, brillantes a lo largo de los 40 minutos, jugaron a un altísimo nivel y ofrecieron a los suyos no solo un excelente espectáculo, sino un motivo más para creer que, este año sí, el equipo puede vivir unos playoffs por el título.

Inicio competido

El Iberostar arrancó el choque llevando a cabo una defensa con muchas ayudas y cambios para protegerse de los triples del Real Madrid. Los blancos, si bien lograron anotar a través una buena circulación que les permitía castigar dichos cambios con canastas en la pintura, reflejaron cierta incomodidad, lo que brindó un inicio del encuentro bastante igualado.

En estos primeros compases, Sekulic se convirtió en el eje central del ataque aurinegro gracias a su capacidad para forzar faltas, rebotear y asistir desde el poste bajo. Tras dos de sus buenos pases a las líneas exteriores llegaron dos triples de Abromaitis y San Miguel que dieron a los aurinegros su primera ventaja del encuentro (10-7). Los de Pablo Laso reaccionaron con un parcial de 0-6, pero otros dos aciertos desde el 6,75, esta vez de Beirán y San Miguel, obligaron al técnico blanco a parar el partido con el 20-15 en el electrónico. Los chicharreros no habían salido a verlas venir.

El tiempo muerto trajo consigo la entrada en pista de Willy Hernagómez y Sergio Rodríguez, y con ellos la cara de los blancos cambió. Tras varias acciones rápidas, en las que ambos jugadores fueron protagonistas, los blancos volvieron a tomarle el pulso al partido y recuperaron su ventaja en el marcador para cerrar el primer cuarto mandando por 23-25.

Festival aurinegro

Jones y Arco se encargaron de dar  la vuelta al marcador nada más arrancar el segundo periodo, y la agresividad en las líneas de pase en la defensa canarista volvió a complicar el ataque de los blancos. Los cambios y las ayudas eran constantes, las marcas muy aguerridas y la intensidad máxima, lo que permitió al Iberostar no solo anular a ratos el ataque del Real Madrid, sino que les dio la opción de correr. En este panorama brilló, como siempre que su velocidad se lo permite, Nico Richotti, que con un mate, un triple y un 2+1 consecutivos llevó el delirio al Santiago Martín y la distancia de 10 puntos al marcador (42-32).

Sergio Rodríguez trató de tirar de acierto exterior y de su capacidad de asistir para frenar la avalancha tinerfeña, pero los de Vidorreta se habían vuelto incontenibles. El ataque fluía a la perfección, se jugaba al ritmo que marcaba San Miguel, y las canastas llegaban una tras otra. Laso trató de cambiar el rumbo del encuentro con una presión  zonal, pero nada podía frenar la inspiración de los locales, que jugaron en el segundo cuarto los que posiblemente sean sus mejores minutos en mucho tiempo. Dos triples de Javi Beirán permitieron al Iberostar irse al descanso 13 puntos arriba. El pabellón lagunero despidió a los suyos en pie. Pero aún quedaban 20 minutos por delante.

Sin opción a remontada

El cuadro canarista salió algo dormido al tercer cuarto, lo que hizo que los madridistas, comandados por la excelente dirección de Llull, se acercasen en el marcador con un parcial de (mirar, llegóa  ser 58-53). No obstante, la agresividad defensiva que había marcado la primera mitad no tardó en reaparecer, y con ella los locales volvieron a parecerse a sí mismos, a provocar pérdidas, y a controlar el encuentro. El acierto exterior de Richotti y Beirán, inspiradísimos, y las rápidas transiciones ofensivas fueron poco a poco consolidando la ven taja aurinegra y golpeando la moral madridista.

Una falta antideportiva y otra técnica señaladas de forma consecutiva, ambas a Llull, reflejaron claramente que los blancos no estaban nada cómodos. La distancia, aunque a cuentagotas, iba creciendo poco a poco hasta llegar a los 16 puntos (70-54). Los gritos de “sí se puede” invadieron el pabellón, y ni siquiera el triple de Rudy sobre la bocina pudo silenciarlos. La afición creía en el milagro.

No obstante, a medida que fueron pasando los minutos la victoria del Iberostar dejó de parecer un milagro para convertirse en una realidad que ni el que incontestablemente es uno de los mejores equipos de Europa pudo cambiar. Los triples de Abromaitis y Richotti ampliaron la ventaja a los 20 puntos y los gritos de ánimo se convirtieron en cánticos de celebración. Pese a que la fe de Sergio Rodríguez llegó a reducir la distancia a los 13 puntos, los balones divididos, el acierto en lanzamientos cómodos, y el propio lenguaje corporal demostraban que solo un equipo creía ya en una victoria que tenía en la mano. Y ese, con todo merecimiento, fue el Iberostar Tenerife.