En las dos anteriores partes del presente reportaje se han tratado de explicar las causas que provocaron la reacción del Ayuntamiento, dueño de facto del Club Baloncesto Valladolid, y especialmente del alcalde León de la Riva. Una reacción orientada a buscar la remontada épica, a pesar de la paliza que las deudas y la falta de ingresos estaban metiendo a la institución pucelana.

Hacía falta una canasta revulsiva y nadie mejor que el alcalde para lograrla. Como ya se ha dicho, en primer lugar ordenó amablemente a José Luis de Paz que se alejara del mundanal ruido y, en segundo lugar, dejó al funambulista Juan Vela y a su maestro de acrobacias Felipe Martín al cargo de todo, al menos temporalmente.

Derrama solidaria transformada en día de apoyo al club

En tercer lugar, la siempre productiva y asombrosa mente del alcalde de Valladolid discurrió un plan para sacar del colapso en el que se haya enquistada la entidad morada, sobre todo de cara a acabar la caótica temporada, solo salvada de la ruina absoluta por la gesta deportiva que ha realizado el equipo.

Por ello, el primer edil pucelano, siempre valiente, se atrevió a proponer una de esas ideas tan suyas, a caballo entre las procesiones de Semana Santa y el aterrizaje forzoso en Villanubla. Se trataba de exigir “una derrama o suplemento a los socios” para compensar en parte el atraco que, a su juicio, le habían hecho al inicio de la campaña al club, ya que el precio de los abonos –99 euros –había sido “un disparate”.

Pese a que esta medida inicialmente fue rechazada por elPatronato y se sustituyó por la palabra “aportación voluntaria”, tan solo se trató de una escaramuza mal medida, ya que finalmente el espíritu de obligatoriedad de León de la Riva se impuso, como en tantas otras ocasiones, y se estableció forzosamente el día del club para el último partido contra Obradoiro, de una forma bastante cuestionable, dado que el conjunto morado ya no se jugaba nada.

El Ayuntamiento en Pleno al palco de Pisuerga

Pero el paso definitivo con el que el alcalde escenificó de manera perfecta su regreso al carruaje del Pisuerga, se produjo en aquel trascendental partido contra el Bàsquet Manresa disputado a mediados de marzo. Para demostrar a Valladolid entera su deseo de controlar al desquiciado caballo. Como si se tratara de una de esas entrañables películas ambientadas en los años 20 estadounidenses, el Ayuntamiento decidió acudir en Pleno al palco y mostrar a la parroquia que ellos seguían estando al frente de las operaciones. De las militares, las jurídicas, las espirituales y las civiles.

Con el alcalde a la cabeza y Vela a la izquierda del padre, hasta seis miembros del Consistorio se dieron cita en la Casa Morada, que, a fin de cuentas, también es su hogar, tal y como reflejó al día siguiente Guillermo Velasco en El Mundo Diario de Valladolid.

Los concejales Ignacio Zarandona y Luis Antonio Gómez, en su condición de miembros del Patronato, el concejal de Hacienda y presidente de la Fundación Municipal de Deportes, Alfredo Blanco, el técnico Modesto Mezquita, coordinador de la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico –y ex vicepresidente del CB Valladolid– y, por último, el Consejero Delegado de Presidencia del Ayuntamiento, Fernando Rubio –ex directivo del CB Valladolid–. Incluso faltaba otro habitual del palco, el Concejal de Seguridad y Movilidad Manuel Sánchez, quien fuera presidente del club morado entre 1995 y 1997.

Otro apoyo extra del Ayuntamiento al CB Valladolid

Todos relacionados, en el presente o en el pasado, con el CB Valladolid, en virtud de uno u otro cargo, pero, en definitiva, reunidos en aquel partido por un mismo motivo.

Para culminar esta serie de gestos venidos del Consistorio por obra y gracia del padre De la Riva, se decidió aprobar una partida, concretamente de 150.000 euros, con destino a la institución morada.

El Ayuntamiento ha aplicado este tipo de inyecciones económicas en el caballo desbocado desde hace tantos años que se les pierde la memoria a los vallisoletanos más viejos del lugar. En esta ocasión se trató de justificar por la firma de un convenio de promoción turística con la Fundación Baloncesto Valladolid. Sin embargo, la oposición municipal consideró falso este argumento, esgrimiendo que el CB Valladolid ya recibía dinero por ese concepto.

Los rivales políticos, montados en equinos bastante menos atléticos y veloces que los del alcalde, se han aproximado lentamente a él y, aunque no han conseguido recortar la distancia que les lleva el carruaje morado, lo cierto es que andan mucho más cerca que hace tiempo y están dispuestos a desvelar que se esconde detrás de su desgastado armazón.

Sea como fuere, León de la Riva sigue llevándoles cierta ventaja y se dispone a amarrar a ese caballo que continúa aún sin un rumbo claro, apunto de despeñarse para siempre. Aún así, no se puede negar que él está haciendo todo lo que se encuentra en su mano, independientemente de que haya tenido que recurrir en ocasiones a colocar pinchos en las ruedas, como hacían en las famosas cuádrigas de la película Ben-hur.

Desde la desaparición hasta la salida en ACB

En definitiva, todo lo que ha hecho el Ayuntamiento, con su máximo mandatario a la cabeza, en estos últimos meses, ha ido dirigido hacia un mismo fin. Aliviar los temores más funestos que recorren los viejos pilares del añejo Polideportivo y que hablan de que el año que viene albergará poco más que recuerdos de camisetas moradas, balones pasando a través de las redes y viejas tardes de sábado y baloncesto a la orilla del Pisuerga.

Estos miedos en su mayoría proceden del entorno más cercano. El propio De la Riva no los ha disipado totalmente, pues ha avisado ya varias veces de que existe la posibilidad de que no haya club el año que viene, pese a que él tiene plena confianza en que tal opción no se materialice.

La advertencia podría formar parte de una táctica para atraer a patrocinadores o a esos viejos aficionados que abandonaron el carruaje morado y a los que quizá invada la morriña y el deseo de no perder una parte importante de su vida lúdica en el pasado. Nunca se sabe, pues los caminos de la mente del alcalde en muchas ocasiones son inescrutables.

Las teorías menos negativas –normalmente defendidas por la parte más informada de la afición– consideran factible que cierto equipo de la comunidad de Castilla y León, que militaba en la LEB hasta hace muy poco y que ha ascendido deportivamente, plantee a la ACB un menage a troi como el que hicieron el año pasado Alicante, CB Canarias y la propia Asociación, lo cual haría que los maltrechos huesos del CB Valladolid fueran a parar a la LEB. Como la cosa al parecer versa sobre los tres famosos vicios, al club pucelano solo le faltaría en ese caso el delrock and roll.

Por último, los más optimistas creen que, dado que el equipo se ha salvado –algo que ha resultado milagroso, debido a todos los avatares acaecidos–, saldrá en ACB, porque, si lo hizo el año pasado, cuando fue expulsado de la organización y vivió el verano más tormentoso de su historia, nada podrá ya derribar el carruaje. Sobre todo al observar que el padre espiritual del baloncesto vallisoletano ha vuelto a coger las riendas.

Limpieza requerida en Pisuerga

Es un punto de vista respetable y no carece de lógica, pero hay muchos motivos para pensar que 2013 será peor que 2012. Por suerte o por desgracia, no se cuenta aquí con la desmedida sapiencia del Banco Central Europeo o del Banco de España para confirmar estas previsiones. Aunque igual en este caso baste con el veredicto de algún respetable jubilado que todavía piense en pesetas.

Nadie sabe a ciencia cierta si será demasiado tarde para que el Ayuntamiento, y sobre todo León de la Riva, evite que el caballo se caiga al precipicio. Necesita una clínica de desintoxicación urgente. Es preciso domarlo, aún a riesgo de quitarle su salvajismo y convertirlo en un manso potro. Durante algunos meses tal vez padezca el clásico síndrome de abstinencia, pero a la larga regresará repuesto, más fuerte y, lo más importante, más sano.

Bien es cierto que para llevar a cabo esa limpieza de su cuerpo, más en sus partes nobles que en las bajas, el caballo necesita paradójicamente otra inyección, pero en este caso económica. Y ello es complicado en estos tenebrosos tiempos incluso para una persona con multitud de contactos y que lleva tantos años dentro de la órbita del poder y de las influencias como Javier León De La Riva. Corren malos tiempos para la República Galáctica Morada. Es la época del Imperio

La eterna cuestión del nuevo patrocinador

La cosa se complica aún más si se tiene en cuenta que la Denominación de Origen Rueda confirmó, tras haberse jugado durante varias semanas al gato y al ratón, que no renovará su contrato de patrocinio, el cual expira este verano, con el Club Baloncesto Valladolid.

Lo cierto es que la búsqueda de un nuevo spónsor principal o bien de varios potentes, que aporten en total entre un millón y un millón y medio de euros, es la tarea a la que está encomendado personalmente el alcalde y, según se cuenta, con bastante dedicación. Sin embargo, no es la mejor época para buscar proveedores de tal mercancía. Ahora mismo la economía nacional es un gran desierto por el que ni siquiera transitan camellos.

No obstante, hay que recordar que León de la Riva aseguró, exactamente el mismo día en el que tuvo aquella ocurrencia de la derrama solidaria, que se había conseguido prácticamente cerrar a un patrocinador muy fuerte de cara al año que viene y que las informaciones negativas publicadas en los medios de comunicación lo habían espantado. Los informantes habían adulterado la dosis, que venía pura, cargada y dispuesta a alucinar a propios y extraños, y a llevarlos al éxtasis.

En esto el alcalde demuestra, cosa extraña en él, una profunda ignorancia sobre la situación actual del mundo periodístico español. Ningún periodista patrio en su sano juicio echaría a perder una buena dosis de dinero.

Sobre la veracidad o fantasía de ese hipotético spónsor, se comenta por las zonas de la caverna mediática próxima a Pisuerga que tenía bastante de lo primero y que el primer edil pucelano lo tenía casi conseguido. Cargamento de calidad. Dosis elevada, rebosante de pureza. Dinero contante y sonante a espuertas. Tanto, que se asegura en los mencionados círculos del lado oscuro que hubiese sido el patrocinador más fuerte desde los tiempos de Fórum Filatélico, con una suma que habría estado en torno al millón de euros.

El alcalde solo quiere mantener a un club sin enfermedades

Sea esto cierto o no, de lo que no cabe duda es de que las infames víboras de los medios de comunicación poco o nada han tenido que ver en la pérdida de ese supuesto gigante patrocinador que, como tantas otras cosas en la historia del CB Valladolid, ya forma parte de la leyenda del Pisuerga.

Renfroe, Hunter o Ewing no abandonaron la Casa Morada por las noticias aparecidas en los medios. Las agencias de representación estadounidenses no aconsejan a sus jugadores que no vengan a Pucela por los datos recogidos en los medios. La ACB no conoce la execrable situación económica del club por las informaciones publicadas en los medios. Etcétera.

Sin embargo, al final el alcalde ha tenido que claudicar y reconocer la evidencia. La culpa no hay que buscarla en direcciones ajenas a las del club –su club–, sino que esta reside desde hace mucho tiempo en la propia Plaza de México. La gestión ha sido una combinación entre los negligentes despilfarros y las dolosas falsedades.

Por ello, no sorprende que, pese a que el Club Baloncesto Valladolid haya sido el niño mimado de León de la Riva, debido a que es aficionado desde los más tiernos albores de la entidad, el propio primer edil haya dicho basta. No va a seguir manteniendo artificialmente con vida a un enfermo agonizante. Pese a las preferencias ideológicas del alcalde, está decidido a proceder a la eutanasia, de no ser que encuentre las vías para que la institución viva dignamente.

De la Riva, ginecólogo de profesión, no asistió el parto de la criatura morada en 1976 –aunque sí al de algunos de los aficionados que acuden a la casa que la alberga–, pero ha ejercido de pediatra con ella desde que tomara el mando de la alcaldía, de lo cual han pasado ya tantos años que la propia ACB no recuerda haber tratado de las cuestiones importantes del club con otro que no fuese Javier León. Hay que recordar que el propio Eduard Portela viajó hasta Valladolid el verano pasado para entrevistarse con él.

Pero está cansado de solo poder ofrecerle cuidados paliativos. Él mismo ha dicho que “papá Ayuntamiento” no puede seguir sustentando económicamente al deporte profesional de Valladolid y se refería especialmente al baloncesto. Puede ser el final del camino para el caballo, si León de la Riva no observa posibilidad de que sus constantes vitales sean lo suficientemente óptimas como para que goce de una buena salud autónomamente.

La responsabilidad y las cuestiones políticas podrían alargar la agonía

No obstante, no se puede olvidar lo mismo que se ha puesto de manifiesto en la primera parte de este reportaje sobre la presunta responsabilidad solidaria del Ayuntamiento respecto a todas las deudas del club, extremo manifestado por Juan Vela y que absolutamente ninguno de los responsables municipales, ya sea el alcalde, los concejales o los miembros del Patronato, ha desmentido.

Tal circunstancia complica sobremanera la situación, porque, si no existiera más remedio que dejar morir al club, el Ayuntamiento tendría que asumir toda la deuda que quedara pendiente. Ello hace que la ya comentada opción del menage a troi, que implica la supervivencia en condiciones de miseria, pero supervivencia a fin de cuentas, en otra categoría que no sea la ACB, tiene mucho sentido. Aunque eso tampoco asegura nada, pues podría ser el paso previo a la liquidación, una vez que la institución estuviese saneada y tras unos años de austeridad total y penuria en la categoría de plata.

En cualquier caso, esa operación a tres bandas no parece muy realista que se pueda llevar a cabo con CB Atapuerca (el Autocid Ford de Burgos), por motivos puramente políticos. Sería un tremendo varapalo al orgullo de De la Riva, que siempre se ha vanagloriado de que Valladolid posee el único equipo de Castilla y León en la élite del baloncesto español. Y no hay más candidatos, por el momento. Así que, sea por el motivo antes expuesto –cascada de responsabilidad– o por el segundo –rivalidad política– podría darse la rocambolesca situación de que, aún careciendo de spónsor y pese a la rotundidad del alcalde, el CB Valladolid tratase de salir en ACB.

Habrá, por lo tanto, que seguir esperando a que el Ayuntamiento, con León de la Riva como líder, consiga violar la ley seca. Una norma que sojuzga a todos los traficantes de dinero del país y amarga la existencia al caballo, el cual se ve obligado a recurrir a soluciones insanas que lo tienen desbocado, con los ojos vidriosos y muy cerca de despeñarse definitivamente.

Pero de lo que no cabe duda, como ha se ha expuesto perfectamente en las tres partes de este reportaje, resumen y análisis de los acontecimientos extradeportivos que han asolado al club durante esta temporada, es de que el Ayuntamiento de Valladolid, con Francisco Javier León de la Riva como indiscutible líder, es el máximo mandatario y responsable casi absoluto del Club Baloncesto Valladolid, tenga las acciones mayoritarias formalmente o no. Por eso ha cogido las riendas del caballo desbocado. Y, por eso, todos los vallisoletanos confían en su capacidad, pues el alcalde la tiene más que de sobra, para salvar a ese equino desorientado y que tiene una pata y media sobre el abismo. Se avecinan semanas muy duras y decisivas en la Casa Morada.