Al CB Valladolid se le acaban las excusas. Cierto es que este equipo fue construido en poco tiempo, que ha sido capaz de sobrellevar los problemas extradeportivos y que su situación institucional no invita al optimismo. Pero eso no justifica la actuación del equipo hoy, sin alma, sin espíritu y sin capacidad de conectar con una afición que hoy asistió inerte al desplome de los suyos.

Lejos quedó la imagen de los dos partidos anteriores, en los que el conjunto de Ricard Casas compitió de verdad en ambos encuentros e incluso tuvo opciones de llevarse la victoria. Esta noche, ante un Bilbao Basket que no atravesaba su mejor momento, el equipo morado mostró su peor cara, algo que comienza a ser demasiado habitual.

Mal inicio

Costó a ambos equipos entrar en el partido. El gélido ambiente en el pabellón invitaba a ello. El encuentro comenzó con mucho desacierto en el tiro por parte ambos conjuntos. Tras tres minutos de juego, el marcador sólo reflejaba un 0-2 gracias a una canasta de Hervelle. El conjunto morado dio en estos minutos iniciales un recital de cómo no se debe jugar al baloncesto. Poco a poco el Bilbao se iba distanciando en el marcador sin hacer demasiado para ello, tan sólo moviendo en balón rápido en ataque para encontrar las múltiples vías de agua de la defensa pucelana. Un 0-6 de salida hacía encender las alarmas. El MVP de la jornada anterior Jason Rowe anotó un triple en el minuto 4:30, primera canasta del CB en el partido. De poco sirvió. Tras una serie de rechaces desgraciados el propio Rowe cometió falta antideportiva y el Bilbao volvió a escaparse de diez puntos en el marcador (3-11,minuto 6). El Valladolid volvía a mostrar sus graves carencias en el rebote en este primer cuarto.

La salida del nuevo fichaje morado Drew Viney pareció espolear a los locales, que consiguieron recortar la diferencia hasta los cuatro puntos. El pundonor defensivo de Omari Johnson complicaba los ataques bilbaínos, bien comandados a pesar de todo por Germán Gabriel y Hervelle. Tras un intercambio de canastas y de un problema con el tiempo de posesión, se llegó al final del primer cuarto con una diferencia similar y un tanteo bajo (11-16), clara muestra del desacierto de ambos equipos en los primeros compases. La defensa local empezaba a mostrar grandes problemas en la defensa de Germán Gabriel.

El segundo cuarto comenzó con la misma tónica que el primero. Muchos problemas para el CB Valladolid en ambos aros, con un ataque desordenado y una defensa incapaz de atrapar cualquier balón que saliese rebotado del aro. Ricard Casas intentó frenar las acometidas de Germán Gabriel dando entrada a Sinanovic, con resultado dispar. Pero el gran partido defensivo de Johnson parecía impedir que el equipo vasco se escapara definitivamente en el marcador.

Un espectacular triple desde 8 metros de Raúl López amplió la diferencia a 9 puntos (13-22, minuto 14), por lo que Casas se vio obligado a pedir un tiempo muerto. Pero Raúl López comenzaba a abrir el tarro de las esencias y con otro gran triple se encargó de cortar cualquier intento de reacción local. El Valladolid seguía con un atasco monumental en ataque. El base islandés Vilhjalmsson no era capaz de aportar nada y volvía a dejar su sitio a Rowe. El CB Valladolid comenzaba a apretar en defensa, lo que unido a unas decisiones arbritales discutibles consiguió despertar al aletargado público de Pisuerga. A pesar de todo, la diferencia no bajaba pese a los intentos de Viney y de Jason Rowe. De ello se encargaba Raúl López, convertido ya en este punto del partido en auténtico líder de los suyos. Un desastroso final de periodo de los pucelanos, en el que encajaron dos triples consecutivos sin ser capaces de anotar, colocaron el marcador en el descanso en un clarividente 22-39 que mostraba lo acontecido en el parqué en esta primera parte.

Nada cambia tras el descanso

La charla en el vestuario no sentó demasiado bien al equipo morado, ya que volvieron del descanso blandos en defensa y totalmente romos en ataque, sometidos al total control del juego de Raúl López, que continuaba dando un recital en el puesto de base. Sólo el acierto en el tiro de Drew Viney, quién mostró maneras de buen tirador, impedía que la renta fuese en aumento para los de Bilbao. A pesar de ello,  Raúl seguía a lo suyo y con 34-53 en el electrónico Casas se vio obligado a pedir otro tiempo muerto. De nada sirvió. La defensa del CB Valladolid hacía aguas y el Bilbao se aprovechó de ello. Valga de ejemplo el dato de que el Bilbao acabó este cuarto con 32 rebotes a su favor por 18 de su rival.

Un nuevo triple de Germán Gabriel elevó la diferencia a 23 puntos a falta de 4 minutos para el final del tercer cuarto. El Bilbao Basket se encontraba con una ventaja casi definitiva sin necesidad de desplegar un gran baloncesto. Un triple muy lejano de Suka-Umu, clara muestra de la falta de ideas del Pucela en ataque, dejó el marcador en 42-61 al final del periodo.

El último cuarto sólo sirvió para que la afición desplazada desde Bilbao disfrutase con su equipo y con el recital de Raúl López. El público local asistió impávido a la falta de intensidad y de colocación de su equipo, de sistemas de ataques y de soluciones desde el banquillo. En ningún momento hubo la más minima sensación de que los locales pudieran realizar la difícil remontada. Poco a poco la diferencia aumentaba y los morados no parecían saber como remediarlo (47-71, minuto 26). El partido ya había muerto en ese instante, y los minutos de la basura mostraron aún más las carencias de este Valladolid, que sin intensidad se convierte en un equipo muy pobre. El 57–81 final muestra la triste y real diferencia de estos dos equipos.

Con esta victoria, el Bilbao Basket recupera sensaciones y confianza para poder salir de los puestos de abajo de la clasificación a los que por plantilla y presupuesto no pertenece. Por su parte, el CB Valladolid continúa su travesía por el desierto que parece no tener fin.