Ricard Casas volvió a referirse a “la realidad del equipo” para acabar reconociendo, como en otras ocasiones, si acaso esta vez de una forma mucho más directa y clara, que “su” CB Valladolid no da más de sí. Esto es lo que hay, vino a admitir Casas, asumiendo indirectamente que mantener la categoría es misión casi imposible.

Por lo tanto, lo único que le queda al entrenador catalán de aquí al final de la temporada ACB, que a día de hoy es la peor en la dilatada historia del club, es “centrarse en el presente, porque estamos sufriendo mucho”.

Ricard Casas, con fuerzas para seguir

La opción de marcharse ni siquiera se la plantea. El técnico pretende seguir al frente del banquillo morado, dado que cuenta con la absoluta confianza de Juan Vela Felipe Martín, quienes bajaron al vestuario al término del partido para mostrarle su apoyo. No sólo piensa quedarse hasta que acabe esta desastrosa campaña en Liga Endesa, sino que por el rabillo del ojo mira ya al año que viene, en el que el equipo, de no suceder un milagro antológico, transitará por la segunda categoría del baloncesto español, dado que casi todo el mundo concuerda en que los ascensos desde la LEB sí se materializarán.

"Tengo fuerzas, porque la directiva está conmigo y conocen la realidad"

Preguntado sobre si se veía al frente del equipo en dicho escenario, Casas trató primeramente de eludir la pregunta. "Soy valiente, estoy involucrado y tengo que aguantar la situación actual”, afirmó, pero ante la acertada insistencia de la periodista que le interpelaba, declaró que estaba “trabajando para el futuro con muchas cosas, aparte del primer equipo”. Por lo tanto, deja entrever que su idea de cara a la próxima campaña es seguir en el CB Valladolid, al menos mientras sienta que tiene el respaldo de la directiva.

Dicho apoyo es absoluto, tanto por una cuestión de convencimiento personal de Vela Martín como por el condicionante económico, que impide destituir a Casas. La única opción de que dejara de ser entrenador morado pasaría por su dimisión, pero el técnico manresano se ve con fuerzas y animado “porque la directiva me refuerza, ya que conoce todas las situaciones que se dan en el equipo y lo que se trabaja”. Otro de los puntos en los que se sustenta la fortaleza de Ricard Casas radica en que lidera el vestuario. “Los jugadores me obedecen”, reconocía.

"No me ha sorprendido lo que ha sucedido"

El entrenador del CB Valladolid no entonó en ningún momento el mea culpa y achacó la sonrojante derrota -una más, y esta si cabe peor al producirse frente a un rival directo- contra Fuenlabrada a la mala defensa, "tanto en uno contra uno como en balance defensivo" -sin referirse a las situaciones de defensa zonal que estableció durante buena parte del choque-, la cual había permitido al rival "desbordar fácil y anotar fácil".

En segundo lugar, remarcó que otro factor para explicar la debacle es "la capacidad del equipo". Admitió abiertamente que el equipo no puede ofrecer más. "Hoy hemos tocado de nuevo el límite de nuestra capacidad”, afirmaba. No es un problema de trabajo, quiso insistir: "Trabajamos al límite de nuestra capacidad durante la semana y además con lógica”, enfatizó. Hasta tal punto se mostró conforme con este argumento que llegó a reconocer que el descalabro defensivo no le había sorprendido. "Sabíamos que podía ocurrir y hemos trabajado en ello, pese a lo cual no hemos tenido la capacidad”.

Chus Mateo, reforzado 

En el lado completamente opuesto se encontraba Chus Mateo, técnico del Fuenlabrada, cuya capacidad se demostró muy superior a la del rival, pese a que antes del encuentro únicamente separaban dos victorias a ambos conjuntos. El entrenador de los madrileños se vanagloriaba del triunfo, con el que se reencontraron después de cinco derrotas consecutivas, y alababa el partido de su equipo: "Hemos estado sólidos defensivamente, ya que sabíamos que ellos son peligrosos en ataque, pero no queríamos dejarles la opción de que se lo creyeran ni que nos plantaran batalla”, afirmó.

(Imagen: Alberto Blanco Paredes). 

En efecto, el CB Valladolid en ningún momento creyó en sus posibilidades de ganar el partido, ya que desde el inicio el Fuenlabrada lo había tenido sumamente fácil para desarbolar a los morados, algo que Chus Mateo atribuía "a la situación complicada que están viviendo y a que venían de una derrota muy abultada en Málaga y ahora mismo no tienen ninguna confianza”.

"El Valladolid ahora mismo no tiene ninguna confianza"

El entrenador del conjunto fuenlabreño salió así de Pisuerga, hoy por hoy la cancha soñada para cualquier entrenador visitante, reforzado en su cargo, del que seguramente hubiera sido cesado por la directiva de la entidad madrileña en el caso de haber perdido el encuentro. Este detalle demuestra claramente que el abismo entre los dos clubes no solo existe sobre la pista, sino también en cuanto al planteamiento de la gestión deportiva y a los objetivos a corto plazo de cada uno.