El titular ha de entenderse en su debido contexto. El Club Baloncesto Valladolid ya no tenía prácticamente opciones de permanencia deportiva en ACB desde hacía muchas jornadas. Sin embargo, tras su victoria ante La Bruixa D´Or de hace quince días, renació en Pisuerga una mínima esperanza de evitar la posición de colista, algo que podría ser fundamental a la hora de salvar la categoría en los despachos. Pero, después de la derrota de hoy ante UCAM Murcia y a falta de confirmación matemática, dichas aspiraciones han quedado definitivamente finiquitadas.

En cuanto al partido, tuvo dos mitades totalmente diferentes. Una en la que el CB Valladolid jugó un buen baloncesto colectivo y mostró una gran imagen ante un equipo murciano que salió a Pisuerga con una actitud lamentable. Otra en la que el UCAM Murcia subió su nivel defensivo y provocó el colapso de un cuadro morado que volvió a mostrar todas sus carencias. Pese a ello, tuvo la fortaleza mental de mantener la cara hasta el final y tuvo opciones de victoria hasta el último minuto.

Salida en tromba del CB Valladolid

El CB Valladolid firmó un primer cuarto primoroso. Pasó por encima del equipo visitante exactamente de la misma manera en la que hace no demasiados partidos lo hacían los rivales con él. Sólidos en defensa y acertadísimos en ataque, con las ideas muy claras desde el principio, los vallisoletanos metieron 26 puntos a un UCAM Murcia desacertadísimo en ataque, sobre todo desde la línea de tres, y tremendamente flojo en defensa.

Las únicas opciones de los pimentoneros hoy vestidos de blanco llegaban a través del rebote ofensivo, única faceta del juego que dominaron desde el inicio del choque. Por su parte el CB Valladolid, apoyado en una buena dirección de Pozas y Armon Johnson y en el inmenso trabajo en ambos lados de la cancha de Omari Johnson y Haritopoulos, cogió rápidamente una ventaja de 8 puntos (11-3), que obligó a Marcelo Nicola a solicitar su primer tiempo muerto.

La mentalidad defensiva del equipo murciano no varió un ápice con las instrucciones de su técnico y el conjunto morado se aprovechó de ello para martillear una y otra vez el aro rival. El UCAM Murcia era un juguete inofensivo en manos del cuadro de Ricard Casas y mostraba una falta de intensidad defensiva alarmante. El resultado al final de los primeros 10 minutos (26-12) lo decía absolutamente todo sobre la actitud de uno y otro equipo.

Reacciona UCAM Murcia

En el segundo período se equilibraron las tornas. El UCAM Murcia empezó en la misma tónica, desacertado y siendo apabullado por un rival muy entonado, que encontró en Drenovac al perfecto ejecutor, mientras Omari Johnson seguía su recital en ambos lados de la canasta. Sin embargo, la superioridad en centímetros de los visitantes comenzó a suponer réditos claros. Hasta 12 rebotes ofensivos atrapó el cuadro murciano en los dos primeros cuartos.

Desde ahí se empezó a cimentar la reacción visitante, aunque también hubo una mejora en la actitud defensiva, especialmente gracias a Bem Romdhane, el más enérgico de los visitantes durante todo el encuentro. También el debutante Víctor Arteaga aportó unos excelentes minutos. No tuvo tanta suerte el otro debutante, este en las filas moradas, Héctor Manzano, que apenas pudo contribuir en los pocos minutos durante los que estuvo en la pista.

Cuando la primera parte estaba a punto de concluir (con el marcador de 46-34) se originó una circunstancia que tal vez metió a UCAM Murcia un poco más en el partido y supuso un preludio de lo que iba a suceder en la segunda parte. Omari Johnson, el mejor de los locales, se enzarzó en un pique con Radovic y perdió los nervios. La cosa se quedó en una técnica para el jamaicano, pero su desquiciamiento fue la imagen de lo que le sucedería a todo el equipo morado en la reanudación. 

Socavón morado 

En efecto, el conjunto de Ricard Casas salió del vestuario completamente desactivado. Atascado, sin ideas, con los dos bases atenazados y bastante menos intenso en defensa, fue cavando su tumba. El UCAM Murcia olió la sangre, el miedo a perder y el bajón mental de los morados y apretó las líneas de pase, congestionando completamente el ataque estático de su rival. En un abrir y cerrar de ojos, se puso a 6 puntos (50-44) y obligó a Casas a parar el partido.

El técnico dio entrada a Armon Johnson por un poco inspirado Pepe Pozas, pero no hubo modificación de tendencia. El partido seguía por los mismos parámetros alarmantes para los de Pucela, que vieron como su rival se acercaba a tan sólo dos puntos (50-48). El socavón morado era tremendo y no parecía tener final.

Sin embargo, el actual CB Valladolid no tiene la debilidad mental de la que ha adolecido durante la mayor parte de la temporada, y fue capaz de mantener la calma y recomponerse. Dos triples de Lamont Mack y un 2+1 de Drenovac devolvieron la sonrisa al equipo (59-50), aunque de manera fugaz. El conjunto de Marcelo Nicola ya sabía como hacer daño y ajustó nuevamente su defensa, cerrando las líneas de pase del ataque local y encomendándose a su mejor arma, el lanzamiento desde el perímetro, que había sido una losa tremenda durante la primera mitad.

Los lanzamientos de Scott Wood, Dwayne Davis y Kelati que habían sido repelidos por el aro ahora se transformaban en canasta, mientras proseguía el buen trabajo de Lima y Ben Romhdane bajo los tableros. Poco después de iniciarse el último período, los murcianos voltearon definitivamente el marcador (63-61). Ya no perderían la delantera.

Su afición, representada por unas 50 personas que no habían parado de animar ni siquiera en los peores momentos de su equipo, inundó Pisuerga con sus vítores, dando una lección a la fría, descorazonada y enmudecida parroquia vallisoletana, que se vino abajo y observaba impasible el destrozo de UCAM Murcia. El cuadro visitante cogió 6 puntos de renta que se antojaban casi definitivos a 5 minutos para la conclusión (63-69)

Emoción hasta el final

Sin embargo, un voluntarioso Pepe Pozas, con un par de buenas acciones defensivas, volvió a meter al CB Valladolid en el partido. Él y Omari Johnson se echaron el equipo a las espaldas y fabricaron un alley-oop que estrechó de nuevo el cerco sobre los murcianos (68-71). En estos momentos compareció Pisuerga en el partido. La apática afición pucelana se dio cuenta de que su equipo estaba teniendo fe pese a sus limitaciones y las gargantas locales por fin taparon a las visitantes.

Pero no fue suficiente. Se sucedieron los errores en uno y otro bando, pero sobre todo en el lado morado, que fue incapaz de aprovechar los nervios y la presión de UCAM Murcia, que se jugaba mucho más que los pucelanos en el choque. Alargando los ataques hasta la desesperación, se sucedieron las pérdidas y los despropósitos en forma de tiros forzados por parte de un individualista y anárquico Andjusic. Pese a la emoción de los últimos minutos, se palpaba que el CB Valladolid era un querer y no poder.

Al final, 70-75. Valiosa y trabajada victoria de UCAM Murcia, que se sitúa con 9 y pone tierra de por medio con el equipo que marca el descenso, La Bruixa D´Or de Manresa. Sin embargo, es muy probable que el penúltimo puesto les valga a los catalanes para mantenerse en ACB.

Salvo que se produzca un milagro de proporciones bíblicas, el CB Valladolid es colista sin remisión y, si como parece previsible, River Andorra certifica su ascenso, los morados jugarán la próxima temporada en LEB. La puñalada definitiva a la vinculación de la ciudad de Valladolid con su club de baloncesto, cuyo futuro deportivo y económico es todavía más negro si cabe que su presente.