Si pasear por el centro de Sevilla pasado el mediodía suena a algarabía y huele a adobo, hacerlo por una de las esquinas de la ciudad es en cambio lo contrario. El olor que se ha instalado sobre San Pablo es equivalente al de un crematorio, y la música que por allí pasa es la de los silbidos de una afición hastiada por el mal juego del equipo y la dinámica decadente en la que ha entrado. Una nueva jornada que se va en el calendario y una nueva derrota en el casillero, la quinta de manera consecutiva. Esta vez fue Manresa quien se encargó de poner en entredicho la salud del Baloncesto Sevilla y sacar sus carencias, una vez más, a flote. Con 84 puntos a favor se marchó el conjunto que dirige Ibon Navarro para casa, dejando así a los hispalenses con una media de 94 puntos recibidos en los últimos cinco partidos que han disputado. Delito tiene.

Bamforth, lesionado del aductor, no pudo medirse a Manresa

A la ya conocida baja de Radicevic por lesión y a las salidas de Uros Slokar y Jermaine Anderson (cortados por el club), se sumó casi a última hora Scott Bamforth. El de Nuevo México, lesionado del aductor derecho, no pudo contar para Luis Casimiro, quien se sentó en un banquillo con poco fondo y al que finalmente no se ha podido unir Ludde Hakanson después de pasar la semana en la capital andaluza. El canterano Leo Cizmic (sin minutos) volvió a completar una convocatoria escasas de efectivos. Solo ocho jugadores se dieron el relevo en la pista, con Emanuel Cate pisando menos de tres minutos el parquet sevillano. La urgencia en la llegada de refuerzos es tan evidente como que este Caja no solo aqueja la falta de un base y un pívot que mejoren la plantilla. El cambio de actitud de los jugadores y la falta de aportación de varios de ellos es siniestral, como que Nachbar ni siente ni padece o que Henton ha vuelto a ser el de los primeros meses del curso. Y ya se ha pasado la primera mitad.

Partido soporífero el que se vivió en San Pablo

Tras el salto inicial, se vislumbró lo espeso que iba a ser el partido. El ritmo de juego y de anotación comenzó siendo lento, con un marcador bajo y a la vez igualado (8-8), pasados los primeros 5 minutos de juego. Después ambos conjuntos se animaron. En Manresa el líder, e imparable, era Dejan Musli, mientras que Nachbar y Alfonso Sánchez ponían los puntos por parte de un CB Sevilla que se llevaba el primer tanteo (24-23) con un triple de Berni Rodríguez después de que Ricky Sánchez mandara un pase a la nada. Pese a que los de Casimiro se habían encontrado 8 abajo en el marcador, lograron reponerse, en parte tras la entrada de Pierre Oriola en pista.

Pero el desacierto se apoderó del partido y de un equipo que a veces vaga por el campo y la mayor parte del tiempo se muestra sin rumbo. Las ideas no fluyen, nadie se muestra resolutivo y todo la apuesta se reduce a lo que sea capaz de acertar el rival. El 12-14 del segundo cuarto habla claramente de los triste que fue todo. El Baloncesto Sevilla erró 6 de los 10 tiros de dos que lanzó y 4 de los 4 triples que intentó. Manresa siguió cargándose de faltas prontamente (a Otverchenko le pitaron la cuarta con solo 12 minutos jugados), Casimiro decidió jugar sin pívot (Nachbar y Oriola pareja interior) cuando Navarro sentó a Musli y Tomeu Rigo volvió a tener minutos después de varios encuentros sin entrar a la cancha. Eso y que Balvin se jugó desde más allá de medio campo un tiro sobre la bocina para romper el 36-37 fue lo más destacado de unos tristes segundos diez minutos. Sí, relean: la última jugada del cuarto fue que Balvin se la jugase desde su casa.

El momento de Marius Grigonis

Con la entrada del segundo tiempo se produjeron por enésima vez esos momentos en los que el Baloncesto Sevilla tiró la toalla, o simplemente se le cayó y no fue capaz de recogerla. En el tercer cuarto fue un adobo que Manresa se almorzó. O una empanada. El paupérrimo balance fue de 9 puntos anotados, por los 23 recibidos. Solo Nachbar y Miljenovic (errático en los tiros libres) encontraron el aro en más de una ocasión, a los que se sumó Oriola con una canasta. Los manresanos aprovecharon el tremendo atasco que suponía cada ataque de los de Casimiro y del flan que acostumbran a ser en defensa. Ni en zona ni sin zona, ningún jugador hispalense paró a Grigonis. El lituano anotó 10 puntos en este periodo, desde la línea de tres o desde la pintura. Poco le importa el lugar, nadie le hacía sombra. El resultado, 45-60 y sentenciado.

Thomas celebrando la victoria del ICL Manresa en la pista de San Pablo (Imagen: ACB Photo).

El Baloncesto Sevilla se evaporó del partido y no generó ninguna oposición a Manresa, que llegó a estar por encima de los 20 puntos de ventaja. Que el último cuarto terminase con un parcial de 22-24 es engañoso. Los hispalenses no arrearon para pelear el encuentro, y de sus 22 puntos, 14 llegaron desde la persona. De hecho, 31 de los 67 con los que acabaron en total fueron anotados desde el tiro libre. Si eso es competir un partido, que baje alguien a San Pablo y lo diga. Y entre tanto, Grigonis no bajó el ritmo y a él se sumó Simon, con 9 puntos en el último cuarto. Al final, 67-84 en un nuevo desastre del CB Sevilla esta temporada, otra vez ante un rival directo. La hemorragia empieza a ser preocupante pues su sangrado no es cortado por nadie. Al contrario, cuando le golpean, el equipo solo reacciona poniendo la otra mejilla.