Juancho Hernangómez es una de las promesas del baloncesto español. Lo demuestra cada verano con las categorías inferiores de la selección española, y está tratando de hacerlo en Movistar Estudiantes. Pero por ahora es sólo eso, una promesa. Un diamante en bruto que vale cada gema que posee, pero que aún no ha tenido la oportunidad de hacerse un hueco relevante en la máxima liga nacional.

Estaba en las quinielas de muchos para ser una de las revelaciones el año pasado. No lo fue. Ni de lejos. La poca confianza depositada por Txus Vidorreta en él y su poca constancia hizo que terminara disputando un total de 280 minutos, valorando 3,3 y con un balance negativo de -1,3. Pasó más desapercibido de lo que muchos vaticinaban y esperaban. Pero esta temporada es otra historia.

En lo que va de liga, tres partidos, Hernangómez es uno de los pocos del Estu en +/- positivo. Además lleva 15,3 de valoración media. Y eso sin contar con una importante minutada en pista. El partido ante Valencia Basket fue el punto de inflexión, el momento que debe definir si Diego Ocampo seguirá la estela de Vidorreta y no ayudará a desarrollar ese potencial o dará la alternativa al alero madrileño. Juanchiviris viene de hacer historia en la Liga Endesa: 25 puntos de valoración en 13 minutos de juego, algo jamás visto en ACB. Lo más grave es que en ese partido fue sólo el decimoquinto que más jugó, de ahí el hito y de la incomprensión del aficionado del equipo ramireño.

No necesita galones, eso ya se lo tendrá que ganar. Y no tiene ni la experiencia ni la edad para ello, no le corresponde aún. Pero sí necesita soltarse y demostrar, y eso se consigue únicamente con al confianza que da el tener minutos para jugar. Sea de alero o de ala-pívot; en interior, Bircevic no está bien, Nacho Martín está lesionado en estos momentos, Fran Guerra es aún tremendamente inexperto y Stimac ha abandonado el equipo para jugar en su Estrella Roja; en exterior, Brandon Thomas es uno de los señalados por su falta de adaptación y Edgar Vicedo no está preparado para la titularidad. No hay excusas, es la hora de Juancho.