Ni la sirena ensordecedora, ni la potencia de Big Sofo, ni la presión de jugar un match-ball en una pista hostil. El Barcelona ha sabido sobreponerse y, por fin, demostrar que es mejor equipo que Panathinaikos para igualar (2-2) la serie de Cuartos de Final de la Euroliga. El Palau Blaugrana, cancha más silenciosa y civilizada, decidirá el próximo jueves que equipo se medirá al Real Madrid en la Final Four de Londres.

Sofo no puede contra el Barça, la sirena tampoco

En la línea habitual de la serie, Pedoulakis marcaba la consigna de inicio: buscar a Sofo. El pívot se hacía notar y provocaba faltas y jugadas de 2+1 por doquier aunque Marcelinho conectaba con Jawai para poner las primeras diferencias en el marcador (4-11) ante la atonía de los locales. La sirena acompañaba cada ataque blaugrana ante la permisividad de los árbitros y la propia Euroliga. Es increíble como en un partido de este nivel se permite un espectáculo tan tercermundista. Con todo, el Barcelona no se dejaba amilanar y un triple de Joe Ingles cerraba el primer cuarto con una sólida ventaja: 10-20. 

¿La historia se repite?

El segundo cuarto se parecía demasiado al resto de la serie: duro, rocoso y firme, Panathinaikos se acercaba a empellones en el marcador ante un rival que se empequeñecía por momentos. Navarro estaba missing, los triples no entraban y un parcial de 7-0 para los griegos hacía temer por un desenlace dramático, en ese terreno movedizo en el que el Barça es un flan y el Panathinaikos se crece. Fue sólo una sensación transitoria porque los locales nunca se pusieron por delante y sus figuras (Diamantidis, Gist) no rompían la defensa culé. Así, al descanso se llegó con un feo marcador de 27-31 y el miedo en el cuerpo de los hombres de Xavi Pascual.

El perímetro marca las diferencias

De un 22% a un 32%. En esos márgenes tan pobres se han movido hoy los dos contendientes, y eso que los griegos han maquillado, de la mano de Bramos y ya con el partido sentenciado, la estadística. El Barça arrancaba como un tiro la segunda mitad y con Tomic y Lorbek percutiendo, sendos triples consecutivos del esloveno y Marcelinho disparaban la ventaja hasta el 31-45 (min. 26) tras un parcial demoledor de 0-12. Panathinaikos se asfixiaba en un juego previsible y falto de chispa, de matices. Ukic y Diamantidis estaban malditos desde el perímetro (un criminal 0/10 en triples para el backcourt heleno) y Navarro emergía, discreto, para apuntalar la victoria que ya se fraguaba al término del tercer cuarto: 3-51

El rodillo blaugrana

Primera jugada del perídodo decisivo y triple sin despeinarse del capitán culé. A Pedoulakis las ojeras le llegan a los pies y los decibelios del OAKA bajan a un nivel tolerable. ¿El partido se acaba? la lógica diría que sí pero Panathinaikos aún no ha dicho su última palabra. Siempre valientes y generosos en el esfuerzo y a fuerza de no encontrar a sus referentes habituales se encomendaban a los triples de Bramos o las canastas de Lasme. Un parcial de 10-3 obligaba a Pascual a pedir tiempo muerto para controlar las pulsaciones de sus huestes (52-60, min 35). El pabellón repleto (23.000 espectadores para un aforo oficial de 18.000) apretaba en pos de un triunfo que evitara regresar a Barcelona pero Navarro (17 puntos, máximo anotador del partido) acalló las voces de remontada con un nuevo triple. 

El Barça había recuperado su mejor versión, aquella que le había permitido pasar como una exhalación por las fases de grupos del torneo, justo en el momento en el que no había vuelta atrás. Ahora el Palau dictará sentencia. En el horizonte, un choque de semifinales ante el Real Madrid.