El año 2014 no arrancaba bien para los intereses blaugranas. Los de Xavi Pascual caían en su visita al Buesa Arena (76-72). La racha de tres victorias consecutivas (UCAM Murcia, Tuenti Móvil Estudiantes y Cajasol) se veía truncada en uno de los mejores partidos del año. El rival, Valencia Basket defendía esa segunda plaza en el primer encuentro de la segunda vuelta (95-93). A partir de ese momento, los de Pascual sumarían una nueva racha de siete triunfos consecutivos. Un correoso CAI Zaragoza sería el equipo que derrotaba al Barcelona, tras dos meses invicto en la competición doméstica.

Desde abril hasta el final de la temporada regular, los azulgranas no volverían a perder. La victoria más importante llegaba en el clásico contra el Real Madrid (86- 75). Los blaugrana se mantenían fuertes ante su eterno rival a unos días de viajar a Milán para la disputa de la Final Four. La liga regular concluía con un Barça en la tercera posición.

Era tiempo de playoff. En cuartos de final, el rival sería un venido a menos Laboral Kutxa. Los de Sergio Scariolo tenían la última oportunidad de la temporada de contentar a su afición. En el primer encuentro, el Barça actuaba como local. Tras sufrir durante todo el partido, los de Pascual se hacían con la victoria, después de que Heurtel errara el lanzamiento del partido (92-87). En el segundo partido, los azulgrana visitaban el Buesa Arena. Con más solidez y facilidad de lo previsto, los catalanes apabullaban al Laboral Kutxa por 71-95 y se metían en semifinales dónde esperaba el Valencia Basket.

Con el factor cancha en contra afrontaba el equipo catalán las semifinales contra la revelación de la temporada. En el primer encuentro, los de Pascual se llevaban el triunfo con claridad y recuperaban el factor pista (58-77). En el segundo duelo, una canasta de Ante Tomic decidía el duelo sobre la bocina y dejaba hundido al equipo taronja (59-60).

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Las bajas de Sato, Aguilar y Dubjlevic dejaban a los valencianos en cuadro. La serie parecía que se acabaría por la vía rápida, pero la fe taronja mueve montañas. Los valencianos vencían el tercero (70-74) y el cuarto partido (63-81). El Palau despedía a sus jugadores con una sonora pitada y pañuelos. Todo se decidiría en el quinto partido en una Fonteta a reventar. El partido estuvo igualado los 40 minutos de juego. A falta de una posesión para el final, el marcador era de 75-75 con la posesión para los azulgranas. Marcelinho, el hombre de la serie, agarró el balón y lanzó una bomba marca de la casa para dar el pase a la final a su equipo ante la desolación local.

En la final se reeditaría el clásico. El Real Madrid partía como claro favorito, además de gozar de la ventaja de campo. Esta renta positiva para los de Laso se quedaría en una anécdota, ya que en el primer choque, el Barça se ponía 0-1 en la eliminatoria al ganar 93-98. El segundo choque tendría otros tintes y los blancos se deshacían del mal primer duelo y vencían por 87-78. La final viajaba al Palau con un ajustado 1-1. En el tercer partido, el Barça ponía toda la carne en el asador y arrasaba a un desconcentrado Real Madrid (94-79). En el cuarto y a la postre definitivo, los de Laso remontaban y tenían oportunidad de forzar el quinto, pero un triple de Lampe le daba la liga a los de Pascual (83-81). Con este título se finalizaba una temporada irregular pero satisfactoria para la entidad azulgrana.

Copa del Rey

El trofeo copero deparaba un cuadro presumiblemente más complicado para el FC Barcelona, que para el Real Madrid. Los azulgranas destrozaban en cuartos de final al novato de la competición, el Iberostar Tenerife (102-60). Pascual tuvo tiempo de dar descanso hasta a los titulares para preparar el choque contra el Valencia Basket de semifinales.

Un primer cuarto excelso de los catalanes parecía decantar el duelo, pero la constancia y el no dejar irse de los valencianos complicó las cosas para el equipo de Pascual, que tuvo que pelear hasta el final para asegurarse el pase a la final. Al término de los 40 minutos, el resultado era de 89-81 para los culés.

En la final esperaba el Real Madrid. El enésimo clásico de la temporada y una vez más con un título en juego. Probablemente, los dos equipos llegaban en su mejor momento de la temporada. Ninguno de los dos fue capaz de romper el partido en ningún momento. Se llegaba a los últimos minutos con el marcador ajustado. En ese momento, el Real Madrid se distanciaba y se marchaba por siete puntos de diferencia.

Parecía que el Madrid tocaba el título, pero en menos de un minuto, el Barça se colocaba uno arriba. Era una remontada histórica, como la de los blancos en el Buesa en la liga de Herreros. Pero el final sería lo más cruel para el Barça y lo más maravilloso para los madridistas. Llull enchufaba un tiro de dos a cuatro décimas del final. El menorquín le daba una nueva Copa del Rey a un Madrid que lo celebraba por todo lo alto. La cara negativa la del Barça, que en su mejor encuentro contra los de Laso volvía a caer derrotado (76-77).

Euroliga: la gran decepción

Como cada año, la máxima competición europea se presentaba, tanto para afición como para cuerpo técnico y jugadores, como el título más atractivo de ganar. El inicio del conjunto culé en la Euroliga 2013/2014 fue dubitativo con un Top-32 muy complicado.

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Ya en el Top-16 y en los cuartos de final, el equipo de Xavi Pascual mejoró exponencialmente juego y prestaciones, pasando por encima de sus rivales y sellando el billete para la Final Four de Milán de una manera impecable. Una vez allí, se consumó la mayor debacle de este equipo desde que es dirigido por el técnico de Gavá: el FC Barcelona fue barrido en semifinales por el Real Madrid de Sergio Rodríguez y Nikola Mirotic, en la peor derrota que se recuerda en la sección. Sin duda, un triste final para lo que era una ilusionante trayectoria europea.

Top-32: un arranque complicado

El FC Barcelona quedó emparejado en esta primera pase con el siempre complicado CSKA Moscú de Ettore Messina, un renovado Fenerbahçe de la mano de Zeljko Obradovic, el histórico Partizán de Belgrado y las “cenicientas” Nanterre y Budivelnik. El comienzo del equipo en el grupo fue deficiente, sin convencer con su juego y perdiendo dos de los primeros tres partidos, incluyendo una derrota en casa ante el humilde Nanterre liderado por el ahora jugador culé DeShaun Thomas. Esa derrota supuso un punto de inflexión tras el cual el conjunto blaugrana encadenó cinco victorias consecutivas, incluyendo sendos resultados positivos en el Palau ante CSKA y Fenerbahçe, y llegando, por tanto, el equipo a las dos últimas jornadas en disposición de jugarse el liderato del grupo con las potencias rusa y turca. Sin embargo, en la visita al CSKA durante la penúltima jornada de esta fase regular, los pupilos de Xavi Pascual sumaron la tercera derrota de la temporada europea perdiendo cualquier opción de alcanzar el liderato y clasificándose en tercera posición por detrás de las potencias rusa y turca.

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Top-16: la confirmación

El equipo catalán, en esta segunda fase, fue a parar al grupo más complicado, teniendo que visitar por partida doble tierras griegas (Panathinaikos y Olympiacos), tierras turcas (Fenerbahçe y Efes Pilsen) y el propio territorio español (Laboral Kutxa y Unicaja), además de verse las caras también con el emergente EA7 Milán.

A pesar de la enorme dificultad del grupo y del incuestionable potencial de los rivales, el Barcelona impuso desde el principio su ley con un juego tremendamente sólido en defensa y de gran efectividad ofensiva creándolo todo de dentro hacia fuera. Tras una victoria fácil en el partido inaugural, las dos siguientes jornadas suponían un reto mayúsculo, una prueba para determinar el nivel real del equipo: visitar el Ülker Sports Arena y el Pabellón de la Paz y la Amistad, dos de las pistas más complicadas del viejo continente. El equipo de Xavi Pascual, en una demostración de carácter y buen juego a partes iguales, sumó sendas victorias.

En la visita al Fenerbahçe, sin poder contar con un lesionado Juan Carlos Navarro, fue Marcelinho Huertas el que con 27 puntos (14 en el último cuarto), 7 asistencias y 4 robos, guió al equipo a la victoria. En el viaje a Grecia, fue Navarro, ya recuperado de sus molestias, el encargado de acabar con el ejército de Spanoulis con 21 puntos.

Tras estas dos grandes victorias el equipo no paró de crecer, sumando victorias y aumentando la calidad de la rotación, viendo como jóvenes como Abrines o fichajes como Nachbar aportaban cada vez más en los minutos en los que estaban en pista. Por otro lado, sería un pecado hablar del éxito de este Top-16 sin mencionar a Ante Tomic, que en esta fase se exhibió, demostrando una vez más, ser el mejor pívot de Europa. Tan alto fue el nivel del jugador croata en este período, que fue galardonado con los MVP de los meses de febrero y marzo además de los premios al mejor jugador de las jornadas 7 y 8. Sin duda, un reconocimiento a un dominio avasallador en la pintura.

El conjunto catalán siguió ganando hasta conseguir un inmaculado récord de 12-0 que le aseguraba el liderato del grupo y, por consiguiente, tener el factor cancha a favor en la eliminatoria de cuartos de final. Esta situación generó relajación en la plantilla, lo que unido a una mayor necesidad de victoria de los rivales, propició la llegada de las dos únicas derrotas de esta fase. Derrotas que no empañaban la fantástica actuación del equipo culé, convertido ya en un claro aspirante a alzarse con el título final.

Cuartos de final: tan favoritos como el que más

El Galatasaray de Carlos Arroyo. Ése era el último escollo para que el Barça lograra el ansiado objetivo de llegar a otra Final Four. El equipo de Xavi Pascual comenzó el primer partido algo dubitativo, pero entonces pasó algo que cambiaría por completo la eliminatoria y decantaría, aún más, la balanza para el lado culé. En un mal apoyo, Carlos Arroyo se lesionaba en el tobillo teniendo que abandonar el encuentro y apartándole también del segundo partido en el Palau.

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Sin Carlos Arroyo, Galatasaray perdió a su líder dentro y fuera de la pista; situación aprovechada por el Barça para ganar los dos partidos de casa y viajar a Turquía con un cómodo 2-0. En el tercer, y a posteriori último, partido de la eliminatoria, el equipo turco sí pudo contar con Carlos Arroyo, lo que unido al infierno vivido en el pabellón con un ambiente ensordecedor, permitió al equipo apretar el marcador y poner en serios apuros al Barcelona Basket. Sin embargo, gracias a un Brad Oleson cada vez con más peso en el equipo y a un Marcelinho Huertas incombustible en la dirección, el equipo culé jugó mejor los minutos finales llevándose la victoria y consiguiendo, con un rotundo 3-0, el pase para la Final de Four de Milan. La quinta en los últimos seis años. Sin duda, uno de los mayores éxitos de Xavi Pascual desde que es entrenador del primer equipo.

Milán: el mayor de los desastres

“Todo lo que pueda salir mal, saldrá mal”. El Barça, durante la Final Four de Milán, vio cumplida en su propia piel la famosa Ley de Murphy. Quizás en una señal de lo que pasaría más adelante, la Euroliga eligió, en la previa de las semifinales, al madridista Sergio Rodrígez como MVP de la competición por delante del blaugrana Ante Tomic. Desde ese momento, todo fue a peor para el conjunto culé en un fin de semana desastroso por tierras italianas.

El Barcelona Basket quedó emparejado con el Real Madrid en las semifinales, semifinales en las que el equipo catalán no presentó batalla; siendo arrasado, literalmente, por el Real Madrid con un humillante marcador final de 62-100. Este equipo, desde que es dirigido por el técnico de Gavá, siempre se ha caracterizado, sea cual sea la situación, por competir y no bajar los brazos. Milán supuso la primera excepción, convirtiéndose en el peor partido de la era Pascual. Tras un primer cuarto igualado (20-20), el Madrid, de la mano de un inspiradísimo Sergio Rodríguez y un imparable Nikola Mirotic, comenzó a romper el partido desde el triple y con transiciones rápidas, llegando al descanso con ocho puntos de ventaja.

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En baloncesto, ésta es una diferencia perfectamente salvable, más aún con dos cuartos por delante; pero la segunda mitad del equipo culé fue desastrosa. El parcial fue de 55-25. Una diferencia inexplicable por el nivel de las plantillas, pero que se gestó a través del hambre del equipo blanco y de la desgana y el derrotismo que mostró, en esa aciaga noche, el Barça. Esta derrota supuso un duro palo para la afición blaugrana; no sólo por el hecho de caer ante el eterno rival, sino también por las formas, viendo a su equipo sin capacidad de reacción y, sobre todo, porque tras la gran racha previa y el buen momento de forma que vivía el equipo, se confiaba en ganar esta edición de la Euroliga. Al día siguiente, en la lucha por el tercer y cuarto puesto, el equipo catalán sí mostró su verdadero nivel y venció, holgadamente, al CSKA Moscú.

Un final inesperado tras unas fases previas en la que el equipo fue de menos a más, alcanzando un gran nivel de juego e ilusionando a la afición con la posibilidad real de volver a alzar el máximo título europeo 4 años después. Esta Euroliga fue, sin duda, el momento más agrio de la temporada. Un momento que el club, con los refuerzos de esta temporada, y los jugadores y cuerpo técnico, sabedores de la importancia de esta competición, quieren compensar en la Final Four que se disputará este año próximo en Madrid. Ganar allí sería, sin duda, la mejor venganza posible. A buen seguro que se hará todo lo posible por conseguirlo.

Inicio temporada 2014-2015

El FC Barcelona empezaba su andadura en la campaña 2014-2015 con cambios en su plantilla que reforzaban, aun más si cabe, la calidad que el equipo ya tenía de por sí. Hasta cuatro fichajes llegaban a la disciplina catalana, cuatro piezas que completaban al conjunto en todas y cada una de las posiciones. Tibor Pleiss, Justin Doellman, Deshaun Thomas y Tomas Satoransky harían del Barça un equipo ambicioso y dispuesto a, por lo menos, conseguir lo logrado en la campaña anterior. A estos fichajes se les unía un joven Marcus Eriksson por el que Xavi Pascual apostaría por tenerlo en el primer equipo, procedente del Barça B.

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La liga conseguida ante el Real Madrid fue el bálsamo para un FC Barcelona que regresó herido y cabizbajo de Milán, tras una actuación para olvidar. Imponerse a un conjunto blanco que había quedado campeón de la fase regular fue la guinda a una campaña en la que los azulgrana se quedaban con ganas de más en Europa.

El encaje de todas las nuevas piezas sería la asignatura pendiente para el FC Barcelona a lo largo de la pretemporada y la puesta a punto para la nueva campaña. Al hecho de incorporar a cuatro nuevos jugadores se le unía el hecho de que hasta cinco jugadores se encontraban disputando el Mundial con sus selecciones, con lo que su presencia en el equipo tardaría en llegar.

La pretemporada, algo corta para los catalanes, se cerraba con dos triunfos seguidos, ante el Pau Orthez y La Bruixa d’Or Manresa. Por el camino se quedaba una derrota en Montpellier, dónde los de Xavi Pascual se enfrentaban al Asevl Lyon-Villeurbane y un triunfo ante el FIATC Joventut. La Supercopa de España se presentaba como la mejor prueba de fuego para un Barça que seguía en construcción. La final del primer título de la temporada se resolvía de manera favorable al Real Madrid, que llegaba tras imponerse al Valencia Basket, y pasaba por encima de los catalanes en la gran final. El acierto de Sergi Llull dio al traste con las opciones de Barça, al que le tocaba seguir trabajando duro para cohesionar un grupo que empezaba a conocerse.

El inicio de Liga Endesa se vería interrumpido por una gira asiática, que pareció dar al equipo la intensidad que buscaba desde principios de septiembre. Tan sólo una noticia empañaría el arranque de liga, satisfactorio hasta el momento: la lesión de Marcus Eriksson, que se rompía el ligamento cruzado anterior en el partido ante Laboral Kutxa, suponía un mazazo para el grupo, y obligaba a Pascual a seguir redefiniendo su equipo.

Al capítulo de bajas se sumaba Satoransky, que, afectado por un problema cardíaco, quedaba apartado de la disciplina azulgrana durante unas semanas, y Juan Carlos Navarro también pasaría horas en la enfermería catalana, aunque su presencia en los primeros meses de temporada sigue siendo intermitente.

Juventud como revulsivo

Situado en la parte alta de la tabla y bordando una primera fase de la Euroleague, el FC Barcelona encontraría, a finales de año, su mejor baloncesto. Apostando por las piezas más jóvenes del equipo, Pascual unía la experiencia y galones de hombres como Ante Tomic o Justin Doellman con la frescura que Álex Abrines, Satoransky y Mario Hezonja sumaban.

Las bajas de Brad Oleson, Navarro y Abrines han marcado el último mes de los catalanes, que se volvían a reinventar con el fichaje de Edwin Jackson. El francés llegaba al equipo en el que podría considerarse el mejor momento del equipo. Sumando de manera grupal, y buscando el crecimiento como uno, para encarar el tramo más exigente de la temporada, el FC Barcelona se ha sacudido, por completo, las dudas que le asaltaban hace unos meses, y empieza a ser uno de los conjuntos referente dentro y fuera de las fronteras españolas.

Clasificado para el Top-16 tras finalizar la primera fase como líder del grupo más difícil y asentado en el segundo puesto de la Liga Endesa, tras haber logrado la victoria número 1.000 en la historia del club, el FC Barcelona cierra un año con altibajos, en el que la continuidad en su juego respecto al de la temporada pasada ha sido el caballo de batalla para Xavi Pascual.