Año nuevo, vida nueva. Esto es lo que debe empezar a pensar Xavi Pascual si quiere que su equipo consiga, de una vez por todas, la continuidad y solidez que parece estar buscando desde el inicio de temporada. Intermitente, el FC Barcelona está dando signos de debilidad lejos del Palau Blaugrana, y su clasificación para la Copa del Rey, aunque casi segura, está siguiendo un camino algo tortuoso.

Tras imponerse al eterno rival, el Real Madrid, con un baloncesto efectivo y seguro, el FC Barcelona caía en el Fontes do Sar con una defensa excesivamente permisiva y con un cansancio acumulado de las últimas jornadas que pasó factura. Las pocas rotaciones que Pascual dio en su plantilla y la buena mano de Rio Natura Monbus desde la línea de 6’75 hicieron el resto y el triunfo se quedaba en tierras gallegas.

Dos caras distintas

El Barça liguero dista, en ocasiones, mucho, del Barça continental. Los números y los resultados arrojan luz al hecho de que los catalanes muestren una versión más relajada en la competición doméstica. El tratarse de una liga regular puede ser, además, uno de los factores que empujen a ver a un Barça diferente.

De media, el FC Barcelona suma seis puntos más en Euroleague que en la Liga Endesa. Los 86 puntos que promedia se trata de un guarismo más que solvente, y los 80 de liga deberían serlo, también, al convertirse en el cuarto mejor ataque de la competición, pero su exceso de relajación impide que resuelva los partidos como quisiera. Líder en asistencias en España, con 18 por partido, en Europa también supera este dato, llegando a casi 20 asistencias repartidas en cada encuentro. Marcelinho Huertas, el principal valedor en esta parte del juego, da una más en partidos de Euroleague que en los de Liga Endesa.

Los porcentajes de acierto en los tiros de dos y tres puntos son el único dato en el que el Barça liguero supera al europeo. El 52% de efectividad no es suficiente para el 56% que suma en el continente, mientras que desde la línea de 6’75, la versión europea del equipo de Pascual supera a la liguera (40% frente al 37%). Álex Abrines y Brad Oleson toman el protagonismo en este terreno, tanto en una competición como en otra.

Velocidad y físico alemán

El anfitrión de este primer partido de Top-16, el Alba de Berlín, cuenta con sistema de juego claro. Sus posibilidades físicas le permiten practicar un baloncesto basado en las transiciones rápidas, con todos sus jugadores a un alto ritmo. Además, Sasa Obradovic apuesta por los 1c1 de sus jugadores como máxima en sus sistemas ofensivos. El acierto desde la línea de triple no es su fuerte, con lo que aprovecha, a la perfección, el poderío físico con el que sus jugadores, tanto exteriores como interiores, cuentan ante las defensas rivales.

En este sentido, Jamel McLean copa todos los focos puestos en el Alba de Berlín. Aunque ubicado en la posición de 4, el norteamericano destaca por su polivalencia y su capacidad de definir con solvencia, incluso lejos del aro, las penetraciones ante sus defensores. Con un promedio de 14 puntos y un excelente 67% de acierto en los lanzamientos de 2 por partido, McLean se convierte en el referente para los germanos.

Al FC Barcelona le toca seguir bailando con las bajas en su plantilla, y es que Abrines y Oleson, aunque han viajado a Berlín, no disputarán el primer partido del 2015 del equipo. Ahora, la efectividad de las segundas espadas, como Tibor Pleiss, Mario Hezonja y el recién llegado Edwin Jackson empieza a dar buenos resultados a Pascual, y buscar esta línea puede ser el remedio a las dudas del equipo catalán.

Tras cinco años sin enfrentarse, Alba de Berlín y FC Barcelona empiezan su camino en el Top-16 con el mismo objetivo, colarse en las cuatro plazas que den el pasaporte a los cuartos de final, la antesala de la gran Final Four de Madrid. Aunque esta cita queda, todavía, muy lejos, sumar desde esta semana es clave en el devenir de uno y otro equipo, y es que en juego hay algo más que un partido, está el prestigio en Europa.