El vigente campeón de Europa no ponía las cosas fáciles a un FC Barcelona necesitado de triunfos lejos del Palau Blaugrana. El equipo de Guy Goodes insistía, con la presencia de Sofoklis Schortsanitis, en buscar los puntos en la pintura, aprovechando la superioridad física del griego ante Tibor Pleiss, que salía de inicio para los catalanes. La apuesta de Xavi Pascual por emparejar al alemán con “Baby Shaq”, arriesgada, daba los primeros frutos con un marcador ajustado.

Las rotaciones no tardarían en llegar, y con Maciej Lampe y Ante Tomic saliendo desde el banquillo, aprovechando que Schortsanitis se tomaba unos minutos de descanso, el juego del Barça ganaba en dureza.  La defensa de cambios de Maccabi era leída, a la perfección, por el FC Barcelona, un terreno en el que Pascual ganaba la partida a Goodes. El planteamiento táctico del catalán pasaba por encima del macabeo, que notaba, en exceso, la ausencia de su cinco inicial en pista. La entrada de Joe Alexander aportaría la solidez ofensiva que necesitaba Maccabi, y se marchaba, al final del primer cuarto, con el 15-13 a favor.

Solidez ofensiva de Maccabi

La presencia de Alexander seguía dando buen resultado al equipo de Tel Aviv, que se alejaba 19-13 tras pocos minutos de juego del segundo período. Los tiros de Maccabi eran demasiado fáciles, jugaba a placer, y la defensa catalana, desdibujada, no conseguía frenar a un conjunto local que se encontraba más que cómodo en su cancha.

Aunque la línea exterior del FC Barcelona parecía reaccionar, el baloncesto de los azulgranas no era nada claro. Sin ideas, demasiado centrado en las individualidades, el equipo de Pascual se mostraba perdido, sin un referente al que agarrarse. Maccabi, que castigaba a la perfección los errores de Barça, se iba alejando, poco a poco, en el electrónico.

El Barça necesitaba un líder en la pista, que aportara el coraje que partidos como éste exigen, y sería el joven Hezonja el que se erigiera como referente

Con Mario Hezonja en pista, el juego catalán sumaba carácter, pero sin el acierto deseado  en sus definiciones, el FC Barcelona seguía por detrás, llegando hasta el -10 a pocos minutos del descanso. En este momento, la defensa de Maccabi estaba pasando por encima del ataque de Barça: con una propuesta clara, la de cerrarse en la pintura y obligar a los catalanes a buscar el acierto desde fuera, conseguía que el conjunto de Pascual no viera la solución a este mal momento. Así, al descanso el resultado era de 36-28.

En la segunda mitad, el FC Barcelona parecía haber aprendido de los errores cometidos en los primeros veinte minutos, y es que el paso por los vestuarios le había ayudado a enderezar una nave que andaba a la deriva. Más intenso en defensa, y permitiendo menos facilidades a Maccabi, se centraba en explotar sus puntos fuertes, que en ese momento se materializaban en el buen trabajo de Tomic en la pintura.

Dudas en los últimos compases

Haciendo dudar a un Maccabi algo irregular, el FC Barcelona cerraba un parcial de 9-15 con el que se había colocado a dos puntos. A pesar de esto, y en el mejor momento para sentenciar a los locales, Tomic fallaría dos acciones seguidas con las que los catalanes podían haberse marchado de seis puntos antes del último cuarto. Los ataques de Maccabi no eran lo sólidos que necesitaban, y encadenaban tres acciones seguidas sin sumar, pero poco contundente, el FC Barcelona se marchaba con 53-47 a los últimos diez minutos.

Jeremy Pargo era el hombre de referencia en Maccabi. Eléctrico, y con gran calidad en sus 1c1, y sin fisuras en la dirección de equipo, el norteamericano bailaba a la defensa azulgrana a placer. El parcial de 11-0 que lideraba no hacía más que devolver las dudas al FC Barcelona, que contaba con la opción de igualar el resultado. Tomic volvía a fallar cerca del aro, dejando el 66-56 a cinco minutos para el final.

Con la derrota demasiado cerca, el Barça reaccionaba y ofrecía una mejor lectura de partido, comandada por Álex Abrines y Mario Hezonja. Su defensa, con la que cortaría las líneas de pase, y evitaba que Maccabi sumara de manera fácil, le colocaba 68-66, con la última opción para empatar el partido. Una acción de Maciej Lampe,  taponada por Nate Linhart, dejaba sentenciado el partido. El Barça, obligado a cometer falta para intentar lo imposible, volvía a caer lejos de casa, 70-68, en lo que supone la sexta derrota de los últimos diez desplazamientos.  El 1-2 le coloca, por el momento, fuera de los octavos de final, y Maccabi, con el 2-1, se afianza en la parte alta del grupo E.