A priori, la jornada 17 de la Liga Endesa pasa por ser una jornada más, como otra cualquiera. Pero si a este fin de semana se le añade que es la última semana para conocer quienes serán los ocho equipos que viajarán a Gran Canaria para disputar la Copa del Rey, y que el FC Barcelona se juega, todo o nada, el ser cabeza de serie, el partido ante MoraBanc Andorra gana, aún más, en atractivo.

Hasta diez puestos separan al equipo de Joan Peñarroya con el de Xavi Pascual, pero el momento en el que el FC Barcelona llega a la “bombonera” no es el mejor, precisamente. En la Liga Endesa, el que podía ser una de las metas vitales, como conseguir ser cabeza de serie en la Copa aún no está conseguida, y aunque confirmó, de manera matemática, su presencia en esta competición tras imponerse al líder, Unicaja de Málaga, los cuatro primeros puestos quedan fuera del alcance de los catalanes, que deberán ganar en Andorra para pensar en ello. En este sentido, Xavi Pascual señalaba, en la rueda de prensa posterior al partido contra los andaluces que si no conseguían este mérito era porque no lo merecían, claro y sencillo.

Viejos conocidos, cara a cara

El viaje al pequeño país de los Pirineos supondrá, para el FC Barcelona, un fin de semana de reencuentros.  Hasta tres jugadores que, actualmente, militan en el MoraBanc Andorra, habían formado parte del FC Barcelona. Jordi Trias, Víctor Sada (recuperado de una hernia en el disco lumbar) y Nathan Jawai, el último fichaje de los andorranos, volverán a vérselas con los que fueran sus compañeros en Barcelona.

Con la incorporación de Nathan Jawai, MoraBanc Andorra ha sumado en presencia y fiabilidad en su juego interior

La plantilla de los andorranos, formada por jugadores que aportan, ante todo, experiencia y veteranía, destaca por el carácter y la intensidad que, en unión con sus seguidores, dan a los partidos. Fichajes como el mismo Jawai o Carles Bivià, procedente de La Bruixa d’Or Manresa, que dan al equipo la inexperiencia con la que el grupo podía contar, propia del debutante en ACB.

Tras tres semanas seguidas sin conocer el triunfo, los de Peñarroya llegan dispuestos a poner problemas a un FC Barcelona con más inseguridades de las previstas. Como ya hiciera con el Real Madrid, MoraBanc Andorra tiene en su mano el crear dudas en los catalanes, que se enfrentan a una prueba de fuego que marcará su futuro en la Copa del Rey. De perder, se verían relegados a, como mucho, la quinta posición, sin optar a las cuatro anheladas primeras plazas.

Trabajo silencioso

El FC Barcelona, que llega a Andorra como el cuarto mejor ataque de la competición, promedia 81 puntos por encuentro, casi diez más que los locales, quinto peor ataque de la Liga Endesa. Pero es en la defensa dónde reside la fuerza del conjunto de Peñarroya: con una media de 75 puntos encajados, ceden una cantidad casi idéntica a la que consiguen, algo que puede tener un doble efecto.

Acostumbrados a los finales ajustadísimos en las primeras dos semanas de Liga Endesa, el inicio de competición para ellos estuvo marcado por resultados en los que el marcador se decidía por ocho puntos o menos. Así, conceder los mismos puntos que anotan puede tener un resultado distinto en función del control de partido que se tenga, y MoraBanc Andorra parece haberse habituado a sufrir en el tramo final de los partidos para llevarse las victorias.

En el caso de Barça, recuperar la esencia del juego colectivo que buenos frutos le dio hace escasas semanas debería ser uno de los objetivos a cumplir en Andorra. Líder de la Liga Endesa en asistencias y en efectividad en los lanzamientos de dos puntos, es momento de volver al baloncesto que le dio resultado.

Con todo el equipo a punto, excepto Brad Oleson, que quedará fuera por la lesión en el tobillo de la que recayó ante Panathinaikos, y Juan Carlos Navarro, el FC Barcelona viaja a Andorra con unas directrices básicas: despejar sus dudas, recuperar la senda positiva (las cuatro derrotas tras el clásico, tan sólo maquilladas con el triunfo ante Unicaja, se han convertido en una losa demasiado pesada) y confiar en su fuerza como grupo, al que los fichajes han mejorado en calidad.