"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". Bajo esta famosa frase del filósofo español José Ortega y Gasset tienen cabida multitud de exhaustivos análisis en todos los aspectos imaginables de la vida. El ser humano no es él solo en sí mismo sino que va ligado a todo aquello inherente a él (cualidades, defectos, carácter) y a lo que le rodea en el día a día (sociedad, trabajo, amigos, familia). Por ello, ateverse a analizar una cosa sin tener en cuenta la otra sería algo pueril y que carecería de sentido alguno. Si extrapolamos toda esta reflexión a la actualidad baloncestística, no hay un caso al que mejor se le puede aplicar que a Tibor Pleiss y su, hasta ahora, angustiosa travesía por el FCBarcelona Basket.

Verano. Una plantilla ya renovada con precisos y exquisitos refuerzos. Todo en aparente calma por las oficinas blaugranas. Sin embargo, Joey Dorsey, con el anuncio de su marcha a la NBA, hace saltar por los aires esta situación del trabajo terminado, y bien hecho, en la secretaría técnica. En apenas unos segundos, la situación del equipo culé da un giro de 180º: debe llenarse el vacío generado en su juego interior, la piedra filosofal de Xavi Pascual desde que es técnico del primer equipo.

Bajo este contexto, todo hacía prever que se continuaría la senda de la mezcla de características una temporada más. Sin embargo, en una decisión muy arriesgada pero no por ello menos inteligente, la dirección técnica decidió dar una vuelta de tuerca más al juego interior, apostando por un perfil ya conocido en el vestuario culé. Con el fichaje de Tibor Pleiss, el Barça reforzaba un filón iniciado con la llegada de Ante Tomic: talento, inteligencia y un gran repertorio de movimientos en el poste bajo. Las cualidades del mejor base encerradas en un cuerpo dispuesto a dominar desde la pintura. Interiores gustosos de vestirse de frac y doblegar, desde la elegancia y la clase, a cualquier pareja que ose amenazar su territorio.

De este modo, y como diría el maestro Martí Perarnau, el Barça apostaba por potenciar a los iguales. Hacer que la unión de dos piezas semejantes supusiera algo más que una simple operación aritmética, que su convivencia reforzara sus cualidades aumentando exponencialmente el potencial del equipo. De este modo, la línea exterior no iba a tener que preocuparse de quien habitaba la pintura para decidir qué ejecutar en cada momento. Con la presencia de dos perfiles tan similares, con un conocimiento de élite del juego, el equipo iba a poder apostar una y otra vez por el pick&roll y la generación de ventajas desde el poste bajo, una fórmula que tan bien ha funcionado en el Palau Blaugrana los últimos años.

Sin embargo, y con la temporada llegando a su ecuador, muchas son las críticas que acumula ya el gigante alemán, siendo acusado de todos los males de un equipo cuyos puntos débiles actuales (falta de intimidación y problemas para dominar el rebote) son los esperados tras ver la confección de la plantilla. El primer año a bordo del transatlántico culé nunca ha sido fácil, Papanikolaou y Doellman pueden dar buena fe de ello.
Este inicio se complica aún más si, como en el caso de Pleiss, llegas siendo el indiscutible faro ofensivo de tu equipo para convertirte en un opositor más a primer reserva. Por si esto fuera poco, el pívot alemán debe asimilar la libreta de Xavi Pascual, sin duda, una de las más ricas tácticamente de todo el panorama europeo. Ante esta situación, el inicio de Pleiss, como era de esperar, no ha sido propio de un cuento de hadas. Con apenas 15 minutos por partido y con una línea exterior a cada partido más cambiante por las lesiones, el gigante alemán no ha podido coger la continuidad y los automatismos que le permitan echar raíces y crecer en el nuevo hábitat. En un club del nivel del Barça se exigen resultados desde el primer minuto pero ahora es el momento de mantenerse pacientes y confiar en la apuesta veraniega. Nadie dijo que iba a ser fácil pero los resultados futuros compensarán con creces los errores del presente.

En medio de esta vorágine, y mientras Joan Creus guarda en favoritos el número de Trevor Mbakwe y Pesic le promete a Tibor las llaves del buque de Baviera, entra en escena la Copa. El torneo más especial de todos. Una competición que siempre aguarda sorpresas en cualquier esquina. Cuatro días que suponen la presentación en sociedad de jóvenes estrellas o el renacimiento de proyectos que parecían perdidos. Un examen del que Tibor Pleiss puede salir reforzado con la oposición en el bolsillo o, por el contrario, facturar su equipaje directamente desde Gran Canaria rumbo a Múnich.