Son muchos los factores que empujan a un jugador (o, incluso, a un equipo) a motivarse de cara a un partido. Las ganas por ofrecer su mejor versión, la oportunidad de poner en práctica lo trabajado durante la semana, el reencuentro con un equipo al que interesa ganar… El FC Barcelona se encuentra en un cruce de caminos, y las razones que le llevan a buscar la victoria son diversas, y cada una de ellas tiene un origen distinto: el deseo de revancha hacia el Alba de Berlín es un sentimiento que flota entre los aficionados culés. El equipo de Sasa Obradovic sorprendía en el primer partido del Top-16, y agotando las opciones de sumar de los azulgrana, imponía su defensa en el capital alemana, lo que le traía su primer triunfo.

Por otro lado, el mal sabor deboca que el FC Barcelona tiene desde la final de la Copa del Rey es el segundo factor que mueve a los catalanes a dar otra imagen que la ofrecida en Gran Canaria. Sin ideas en ataque, y lo que es peor, sin un referente en el que guiarse, el conjunto de Xavi Pascual cedió en el peor momento, dejando escapar un triunfo que hubiera reforzado la moral del grupo.

Ya de vuelta, y tras cinco días para pensar, con calma, en la derrota ante el Real Madrid, los catalanes acuden a su cita europea con la firme intención de reencontrarse con el baloncesto que hizo vibrar al Palau y que le llevaba a firmar actuaciones destacadas, como la del encuentro liguero ante Unicaja o el mismo clásico ante el Real Madrid, en el que pasaba por encima de los blancos. Esta chispa, la inspiración y el talento ofensivo es lo que los catalanes echaron de menos en tierras canarias, y el partido ante el Alba de Berlín es una de esas oportunidades para volver a remar, juntos, en la misma dirección.

Un partido de ida desigual

El FC Barcelona abría el fuego del Top-16 en Alemania, tras perder ante Rio Natura Monbus en la Liga Endesa, y lejos de alejarse del mal camino que empezaba en el Fontes do Sar, sumaba su segunda derrota consecutiva (80-70). En Berlín, el equipo catalán pecaba de falta de cohesión: tan sólo Marcelinho Huertas y Maciej Lampe superaban los 10 puntos (23 para el brasileño y 11 para el polaco), y las bajas de Brad Oleson, Álex Abrines y Juan Carlos Navarro mermaban, en demasía, la escuadra exterior azulgrana.

En Berlín, las segundas rotaciones del FC Barcelona no funcionaron como Pascual desearía, y Satornasky, Nachbar y Pleiss se quedaron en cero puntos cada uno

Por otro lado, la falta de acierto en los lanzamientos de dos puntos pesó demasiado en la plantilla catalana. En el tercer cuarto, los jugadores de Pascual sumaban ocho puntos, por 22 de los locales, y su efectividad se quedaba en el 47%, cuando la media del equipo se sitúa en el 50%. Y si además de errar más de la mitad de sus tiros, un equipo acumula hasta 14 pérdidas de balón, las opciones de firmar un buen partido se reducen a un ritmo alarmante.

Un rival incómodo

Alba de Berlín, con un balance de 3-4, a una victoria de Barça, cuenta en su haber con el dato de haber ganado en dos de las pistas más complicadas del grupo E: Galatasaray y Maccabi Tel Aviv sucumbían al poder de los alemanes como visitante. Aunque algo irregular desde el inicio de competición europea, el equipo de Obradovic ha sabido explotar sus puntos fuertes.

Jamel Mclean y Reggie Redding destacan como dos de los mejores jugadores del conjunto berlinés. El primero, omnipresente en la pintura, promedia 14 puntos y cinco rebotes por partido, mientras que el segundo, con 11 puntos, tres asistencias y una efectividad del 44% en los tiros de dos por partido, se convierte en una de las principales amenazas para los jugadores exteriores del Barça.

Algo superior en el rebote, Alba de Berlín llega a Barcelona dispuesto a volver a ganarle la partida a un FC Barcelona con dudas, inseguro. Los catalanes, que promedian 83 puntos por encuentro, diez más que los germanos, tienen ante sí un billete de oro hacia su mejor versión. El mejor Barça, el de las grandes ocasiones, debe volver a aparecer y encauzar un camino que se ha desviado de su objetivo final. Quedar entre los cuatro primeros clasificados mueve a catalanes y alemanes, y hacerse fuerte en el Palau, dónde tan sólo ha perdido dos encuentros de Euroleague, puede dar el empujón definitivo a un FC Barcelona que necesita, como sea, alzar el vuelo de una vez por todas.