La tercera plaza en juego, un ambiente hostil y Panathinaikos con ganas de revancha tras tres partidos seguidos perdiendo contra los catalanes. El FC Barcelona empezaba la novena jornada con demasiadas dudas en Atenas, fallando en los tiros fáciles y dejando que Panathinaikos mandara en su cancha. James Gist y Esteban Batista intratables en la pintura, no daban opción a un juego interior azulgrana muy permisivo.

Desde las segundas opciones, el equipo de Dusko Ivanovic sumaba en cada ataque, y seguía moviendo el balón a placer, sin resistencia alguna. Además, el ritmo del partido era el propicio para los griegos: ataques largos, buscando la mejor opción de finalización y explotando sus puntos fuertes. El músculo por el que Ivanovic apostaba cerca del aro superaba, claramente, al juego blando de los catalanes.

La entrada de las segundas unidades del FC Barcelona arrojaría algo de luz al FC Barcelona. Tibor Pleiss y Juan Carlos Navarro desatascaban el ataque de los suyos, y el primer cuarto, con un claro dominio heleno, finalizaba 21 a 16.

Aparece el capitán

Con el OAKA en contra y un Panathinaikos buscando la dureza en todas sus acciones defensivas, Navarro se erigía en referente de la anotación catalana. El escolta de Sant Feliu entendía lo que la propuesta de los griegos exigía: mayor movilidad de balón, forzar los 1c1 desde fuera y provocar las rotaciones defensivas de los locales, para buscar los mejores espacios. Por primera vez en el partido, el Barça se ponía por delante en el marcador, de la mano de las individualidades de Navarro y el mejor trabajo en el rebote de Ante Tomic, algo desaparecido en el primer cuarto.

Navarro seguía manteniendo con vida al Barça, que volvía a fallar atrás, dónde se cedía canastas muy cómodas de los locales. A cuatro minutos para el descanso, Ivanovic daba un punto extra de intensidad a su defensa: desde los 2c1 a Navarro y forzando las pérdidas de balón del FC Barcelona, Panathinaikos volvía a sentirse cómodo en el OAKA.

Abrines, perfecto revulsivo

Álex Abrines tomaría el relevo de Navarro, y daba a su equipo uno de esos intangibles tan difíciles de conseguir, coraje y garra que llevaban a una nueva ventaja de los azulgrana. Ayudado por la dupla Satoransky-Tomic hacía sonreír a un Barça que mostraba su mejor versión hasta el momento. El juego sin balón y la aportación de los jugadores exteriores, entre los que destacaban el mismo Abrines y la buena lectura de Satoransky, llevaban al 32-42 al descanso.

La segunda mitad en el OAKA daba paso a un Barça más sólido en ataque, fiándolo todo a Tomic, seguro en la pintura. Sin embargo, y tras los primeros cinco minutos, volvían a aparecer los fantasmas de los primeros dos cuartos. Las pérdidas de balón volvían a ser un problema en la plantilla azulgrana, que no acababa de sentenciar un resultado que, por el momento, le era favorable. Por otro lado, daba alas a un Panathinaikos que castigaba, con canasta, cada error del Barça, y se ponía a tan sólo cuatro puntos.

La defensa volvía a ser el caballo de batalla para el conjunto de Pascual. Los griegos habían regresado al baloncesto cómodo, en el que llevaban la voz cantante, y volvían a hacer dudar a un FC Barcelona que debería endurecerse bajo los aros.

Con DeShaun Thomas y Pleiss en pista, el Barça ganaba en verticalidad hacia el aro, algo que parecía haber olvidado en el inicio de la segunda mitad. Sus continuaciones tras los bloqueos eran asistidas por Huertas, que tomaba el timón de una nave catalana algo a la deriva. Pleiss disputaría sus mejores minutos, y sumaba en casi todos sus lanzamientos, rompiendo, una y otra vez, la defensa helena.

Con el 52-57 empezaría el último cuarto en Atenas, e Ivanovic leía la situación del partido: a Pleiss, el mejor jugador del Barça, lo emparejaría con Batista. Buscaba, de esta manera, la superioridad física del uruguayo ante el alemán, y forzaba su tercera falta personal. Además, a Pascual le surgía un nuevo problema, y es que su equipo llegaba a la cuarta falta grupal en minuto y medio, una circunstancia con la que debería lidiar hasta el final del partido.

Pleiss pide paso

Con la ausencia de Tomic, el Barça volvía a recuperar las circulaciones de balón dentro-fuera para mantener el resultado a favor. El binomio Huertas-Pleiss funcionaba a las mil maravillas para el FC Barcelona, que volvía a recuperar las segundas opciones, con las que dormir el partido y tener más paciencia para sumar. El alemán, tirando de carácter y haciendo buenas los tiros cercanos, lideraba al Barça en el juego interior, pero su actuación se vería interrumpida por la quinta falta que cometía, y que le llevaba al banquillo.

A menos de tres minutos para el final, el Barça dominaba por cinco puntos, y con todo en juego, reaparecía Navarro, experto en estas situaciones de juego. Gist, desde la línea de 6’75, ajustaba el marcador y dejaba el 73 a 75 a dos minutos para el desenlace. Doellman sumaba una canasta complicadísima, y con el 74-77, los griegos perdían el balón en una de sus últimas posesiones, forzando una falta con la que Navarro iría a la línea de tiros libres. Diamantidis convertía un triple inimaginable y volvía a recortar diferencias, pero los tiros libres de Satoransky sentenciaban y dejaban el 77-81 final.

Con este triunfo, el FC Barcelona se afianza en la tercera posición, y despeja las dudas acerca de su juego. En un partido en el que las segundas rotaciones dieron mejor resultado a los catalanes, Pleiss jugó su mejor partido de la temporada (15 puntos, 3 rebotes y 16 de valoración).