Juan Carlos Navarro acabó la temporada pasada con muchos problemas físicos por culpa de las lesiones, en especial, por esa fascitis plantar que le tuvo bastantes partidos fuera de los terrenos de juego. El objetivo de este año era dosificarse para que llegara fresco a los momentos importantes de los encuentros, esos en los que el crack azulgrana debía aparecer. De esa manera, también se reducía el riesgo de lesión.

Xavi Pascual ha sabido encontrar perfectamente el rol idoneo para el jugador de Sant Feliu del Llobregat, y este lo ha adoptado siendo consciente de sus limitaciones y de sus virtudes. Sabía que si jugaba menos, llegaba con las ideas más claras y las piernas menos cargadas para los momentos finales de la temporada. Por ello, el entrenador no ha dudado en descartarlo para algunos partidos, para darle ese descanso que tanto necesita el cuerpo del capitán.

Esta ha sido la decimonovena temporada para Navarro y aunque no ha sido tan decisivo como otros años, ha ejercido su papel a la perfección. La capitanía no solo es una representación del club, también está encargado de generar un buen ambiente en el vestuario y de dialogar con los árbitros en la cancha. Juan Carlos sabía que aunque no jugaba tantos minutos como años atrás, era determinante en el juego. Su calidad individual y su planta dentro de la pista intimidaba mucho a los defensas rivales.

Siete puntos por partido es lo que ha promediado durante esta temporada. Ha pasado de tener una cantidad elevada de minutos, a tener menos pero de calidad. Las piernas pueden fallar, pero la forma de jugar a baloncesto y el talento no se olvidan nunca. El estandarte del Fc Barcelona Lassa en las dos últimas décadas, afronta su vigésima temporada con la misma ilusión con la que empezó aquella campaña 1997-98.

Nota VAVEL Juan Carlos Navarro: Bien

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