La perla búlgara. La apuesta de futuro. La proyección hecha jugador de baloncesto. Muchos adjetivos se llevó Aleksandar ("Sasha") Vezenkov cuando aterrizó en la ciudad condal. Hace poco más de un año, Sasha pasó a formar parte de un FC Barcelona Lassa que buscaba en la fórmula "experiencia y talento" la manera de convencer con su juego, en un momento en el que el equipo requería algo más que tan sólo nuevas caras. El fin de la era Xavi Pascual acechaba, el fin de un ciclo exprimido al máximo estaba al caer, y Vezenkov contó con la confianza del entrenador catalán para formar parte de un equipo necesitado de alegrías.

Pero Vezenkov llegó a un grupo en el que las prioridades que tiene un chaval de 21 años distan, quizás demasiado, de las necesidades que en el curso 2015-2016 el conjunto catalán requería. Llamado a ser una de las piezas de futuro para el Barça, el búlgaro tuvo que adaptarse a lo que el equipo de Pascual demandaba, que era ganar títulos y despejar las dudas que plaenaban sobre el Palau Blaugrana. Él, mientras tanto, tendría que crecer a marchas forzadas si no quería quedarse descolgado.

El Barça 2015-2016 empezó la temporada con un lavado de cara. Cinco caras nuevas pasaron a engrosar las filas del equipo azulgrana, y una de ellas fue Aleksandar Vezenkov, con el objetivo de romper con una dinámica que no terminaba por convencer ni a los aficionados ni al club. Vezenkov recibió el cometido de mostrar a la liga ACB, al público y rivales españoles su potencial y su talento. Y lo hizo desde el perímetro. Uno de los hándicaps de Vezenkov ha sido, y, quizás, sigue siendo, el de moverse a caballo entre la pintura azulgrana y el juego exterior. Polivalente, capaz de jugar dentro y fuera, el búlgaro ha vivido en Barcelona un auténtico trabajo de adaptación, de acoplarse a lo que se le pedía desde el staff técnico.