La temporada del RETAbet Gipuzkoa Basket no tiene por donde coger aspectos positivos. Si bien el equipo sigue a la deriva y abocado al descenso deportivo, el club sigue destacando por circunstancias en las que no debería destacar, y menos en negativo. Desde el comienzo de campaña los guipuzcoanos, con cinco incorporaciones, tal y como destaca Noticias de Gipuzkoa, y seis si se cuenta el cambio de técnico, el primero en el club, han sido los que más se han movido en el mercado.

Sin tener en cuenta la marcha de Ivan Johnson antes de debutar y la llegada de Travis Wear en la segunda jornada, el pasado 21 de diciembre llegaron al cuadro donostiarra Marcus Landry y Danny Agbelese. Para entonces ya se encontraba Porfi Fisac en el banquillo en detrimento de Jaume Ponsarnau y ambos interiores llegaban para suplir las carencias de intimidación, rebote y calidad ofensiva que presentaba el equipo hasta el momento.

Un mes más tarde, y debido a la lesión de Andrés Rico, el RETAbet Gipuzkoa Basket incorporó, cedido desde el Unicaja de Málaga, a Morayo Soluade, un joven base que apenas está teniendo protagonismo. Sólo ha disputado 25 minutos desde su llegada, por lo que su presencia ha sido testimonial. Los dos últimos fichajes del club llegaron la semana pasada. Debido a las lesiones de Txemi Urtasun y Julen Olaizola, añadida a la marcha de Travis Wear tras negarse a jugar ante el Valencia Basket, los guipuzcoanos han incorporado a Taquan Dean y a Urko Otegui.

Ambos jugadores debutaron el pasado fin de semana en la derrota ante el CAI Zaragoza. A pesar de ser jugadores de calidad y contrastados, Dean estuvo la pasada campaña hasta abril, seguramente ya sea demasiado tarde para dar la vuelta a la situación en la que se encuentran los donostiarras, que han sido los reyes del mercado esta temporada, aunque no ha servido para que el equipo diera un salto de calidad para ganar partidos.

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Sobre el autor
Beñat Escribano Garamendi
Redactor del RETAbet Gipuzkoa Basket y del Eibar en VAVEL.